X. LOS GEOSINCLINALES Y EL ORIGEN DE LAS CADENAS DE MONTAñAS

COMO ya hemos dicho, los materiales de la corteza terrestre están sometidos a la acción de agentes geológicos endógenos, responsables de los movimientos tectónicos orogénicos y epirogenéticos. Cuando se manifiesta, el movimiento orogénico es relativamente rápido, y causa deformaciones, pliegues y fallamientos en la secuencia de rocas. Pero el movimiento epirogenético es lento y no tiene capacidad para deformar las capas de rocas.

De manera general, se puede decir que los movimientos orogénicos son característicos de áreas inestables de la corteza, mientras que los epirogenéticos son típicos de áreas estables.

El origen de las grandes cadenas de montañas está relacionado con las fuerzas orogénicas, cuya estructura montañosa corresponde a un geosinclinal. Por lo tanto, las "verdaderas" cadenas de montañas son aquellas que surgen a partir de ese proceso y presentan una relación entre la estructura de las rocas y su origen.

Las bases de la teoría geosinclinal fueron establecidas en la segunda mitad del siglo XIX por el geólogo neoyorquino James Hall, en un trabajo famoso acerca de las formaciones paleozoicas de los Apalaches. Según él, los geosinclinales corresponderían a extensas zonas de sedimentación marina de poca profundidad, en las que ocurriría subsidencia lenta y cuya profundidad máxima corresponde a una línea central que es el eje de la depresión.

Posteriormente se notó que la historia geológica de los geosinclinales era bastante más complicada, pues comprendía fases diversas, condicionadas a la actividad tectónica. Como subraya Clarke Jr. (1973), "la tectónica de placas permite explicar los geosinclinales y la complejidad de los procesos que los transforman en cadenas montañosas".

Los geosinclinales se forman en áreas de inestabilidad de la corteza terrestre, junto a los márgenes continentales y, según los antiguos modelos, se compondrían de dos cuencas subsidentes, en las que se acumularían considerables espesores de sedimentos marinos, y de dos arcos que incluirían las siguientes zonas tectometamórficas (en el sentido continente ante-país océano): a) cuenca miogeosinclinal; b) arco miogeoanticlinal; c) cuenca eugeosinclinal, y d) arco eugeoanticlinal (ariso-país) (Aubouin, 1965) (figura 40).

Pero ¿cuál es la relación de ese modelo con el modelo actual de la tectónica de placas? Como se mencionó anteriormente, las márgenes continentales pueden subdividirse en destructivas (convergentes), en donde los materiales de la corteza son consumidos en la zona de encuentro entre dos placas (zona de subducción), y divergentes (pasivas), donde no hay consumo de material litosférico.

Si imaginamos una margen continental activa que se mueve en sentido contrario a una placa oceánica, en la corteza oceánica ocurrirá una inmersión bajo la margen continental activa a lo largo de la fosa oceánica. Gracias a las fuerzas de convergencia, los sedimentos de aguas profundas del fondo oceánico se agregarán a los sedimentos depositados en las fosas, llamados turbiditos, generando el prisma de sedimentos tectónicoacrecionarios. En esta fase el eugeosinclinal englobaría el prisma acrecionario, los depósitos de aguas profundas de la placa oceánica y los depósitos de la base de la margen continental, que están siendo arrastrados por ella (en la figura 32 aparecen los principales aspectos del piso oceánico). A su vez, el miogeosinclinal estaría representado por los depósitos de talud y plataforma de ese continente. Al continuar el proceso de convergencia, la margen inactiva termina por chocar con el prisma acrecionario generado en la margen activa (figura 41). La colisión produce la deformación de ambas márgenes, seguida de movimientos verticales (orogénesis). Este modelo sería responsable, por ejemplo, del origen de los Alpes occidentales.

Otro modelo estaría relacionado con el geosinclinal de tipo andino, en el cual el tectonismo horizontal es relativamente pequeño, excepto en el prisma acrecionario, lo cual trae como resultado el levantamiento de la corteza y la génesis de una raíz bajo las montañas del magmatismo asociado con el proceso de subducción.

Figura 40. Aspectos más importantes de un geosinclinal (Aubouin, 1965).


Figura 41. Esquema que muestra las fases asociadas con una sutura continental.

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