III. LOS VIVEROS
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NDEPENDIENTEMENTE
del origen de una planta, ya sea a partir de una semilla, de un segmento o por cultivo de tejidos, los primeros d�as de vida son los m�s cr�ticos para su sobrevivencia. Con el prop�sito de lograr que un mayor n�mero de plantas sobreviva a esta etapa se utilizan instalaciones especiales en las que se manejan las condiciones ambientales y se proporcionan las condiciones de crecimiento m�s favorables para que las nuevas plantas contin�en su desarrollo y adquieran la fortaleza necesaria para transplantarlas al lugar en el cual pasar�n el resto de su vida. Por esto, el dise�o de un vivero es un aspecto fundamental para llegar a obtener plantas listas para su siembra.El vivero es un conjunto de instalaciones que tiene como prop�sito fundamental la producci�n de plantas. Como hemos visto, la producci�n de material vegetativo en estos sitios constituye el mejor medio para seleccionar, producir y propagar masivamente especies �tiles al hombre.
La producci�n de plantas en viveros permite prevenir y controlar los efectos de los depredadores y de enfermedades que da�an a las pl�ntulas en su etapa de mayor vulnerabilidad. Gracias a que se les proporcionan los cuidados necesarios y las condiciones propicias para lograr un buen desarrollo, las plantas tienen mayores probabilidades de sobrevivencia y adaptaci�n cuando se les trasplanta a su lugar definitivo.
Debido a los fuertes problemas de deforestaci�n, a la p�rdida de biodiversidad que sufre el pa�s y a la gran necesidad de reforestar, los viveros pueden funcionar no s�lo como fuente productora de plantas, sino tambi�n como sitios de investigaci�n donde se experimente con las especies nativas de inter�s, con la finalidad de propiciar la formaci�n de bancos temporales de germoplasma y pl�ntulas de especies nativas que permitan su caracterizaci�n, selecci�n y manejo. Esto permitir� dise�ar, conocer y adecuar las t�cnicas m�s sencillas para la propagaci�n masiva de estas especies. Adem�s, los viveros tambi�n podr�an ser sitios de capacitaci�n de donde surgieran los promotores de estas t�cnicas.
Dependiendo de su finalidad, los viveros son temporales o permanentes.
Vivero temporal o volante. Se establece en �reas de dificil acceso, pero est�n muy cercanos a las zonas donde se realizar� la plantaci�n; su producci�n predominante es la de plantas forestales. Generalmente se ubican en claros del bosque y trabajan por periodos cortos (de 2 a 4 a�os cuando mucho) e intermitentes, ya que la producci�n debe coincidir con la temporada de lluvias. Para su funcionamiento se requiere poca infraestructura y la inversi�n es baja. Su desventaja radica en que, como est�n situados en �reas de dificil acceso, no son f�ciles de vigilar y por lo tanto la producci�n queda m�s expuesta a da�os por animales. Adem�s, por sus caracter�sticas de infraestructura, s�lo pueden implementarse en zonas de bosques templados y selvas h�medas.
Vivero permanente. Es la extensi�n de terreno dedicado a la obtenci�n de plantas con diferentes fines (reforestaci�n, frutales y ornato), ya sea en �reas rurales o centros urbanos. Su instalaci�n requiere una inversi�n mayor en equipo, mano de obra y extensi�n del terreno, y debe contar con v�as de acceso que permitan satisfacer oportunamente la demanda de plantas.
En los siguientes apartados se har� una serie de sugerencias importantes para la elecci�n del sitio de establecimiento del vivero. Los requerimientos toman en cuenta aspectos t�cnicos, ambientales y sociales.
CRITERIOS PARA EL ESTABLECIMIENTO DE UN VIVERO
La mala elecci�n del sitio donde se establece el vivero repercute directamente en una baja calidad de la producci�n de pl�ntulas, lo cual a la larga se reflejar� en una alta mortalidad en la plantaci�n. Por ello es fundamental la selecci�n del sitio donde se establecer� el vivero. Las condiciones del sitio son m�s determinantes cuando la producci�n se obtiene a ra�z desnuda (por camas de crecimiento). Cuando la producci�n se hace por medio de envases de crecimiento es importante considerar los factores que a continuaci�n se mencionan.
Ubicaci�n, drenaje y suelo del vivero
Al establecerse un vivero deben considerarse cuatro puntos principales: que sea dif�cil acceso, el suministro de agua, su orientaci�n en el terreno y la topograf�a de �ste. De los dos �ltimos aspectos depende, en gran parte, el buen drenaje del vivero y que se minimice la erosi�n. El drenaje tambi�n depende de la textura del suelo del lugar, por lo que debe cuidarse su relaci�n con la pendiente del sitio. En suelos de textura fina la pendiente deber� ser suave (de 2 a 3%) y en el caso de suelos arenosos y profundos se recomienda nivelar el terreno.
La textura del suelo es muy importante en el cultivo de plantas a ra�z desnuda, ya que adem�s de regular el drenaje y la erosi�n deber� facilitar la extracci�n de las pl�ntulas y promover el crecimiento vegetativo. Un suelo bien drenado asegura su aereaci�n, por lo que es conveniente verificar que no existan capas endurecidas en los primeros 75 cm de profundidad y que el suelo sea profundo, por lo menos 120 cent�metros.
Independientemente del m�todo de propagaci�n que se emplee dentro del vivero (ra�z desnuda, alm�cigos o envases individuales) es importante verificar que tan �cido o b�sico es el suelo (pH), su textura y fertilidad para los requerimientos de la especie que se va a propagar. El pH se encuentra muy relacionado con el contenido de materia org�nica y disponibilidad de nutrientes necesarios para el buen desarrollo de las plantas; por esto, el rango de pH m�s recomendable es de neutro (pH=7) a ligeramente �cido (pH=6.5) o ligeramente alcalino (pH=7.5).
Abastecimiento de agua y calidad de agua de riego
Los viveros necesitan un suministro de agua abundante y constante, ya que las plantas que se producen se encuentran en pleno desarrollo y un inadecuado abastecimiento podr�a provocar incluso la muerte por marchitamiento.
La calidad del agua de riego es importante. Cuando contiene como elementos principales calcio y magnesio (agua dura) ayuda a crear en el suelo una buena estructura. En cambio, el agua que tiene gran cantidad de sodio y bajos contenidos de calcio y magnesio provoca que la arcilla y la materia org�nica del suelo absorban r�pidamente el sodio. Esto promueve una estructura ed�fica indeseable, ya que el suelo disperso se asienta abajo de la superficie y forma una capa (de 10 a 20 cm de grosor) que impide el paso de las ra�ces o del agua. Tambi�n un alto contenido de sodio en el agua de riego causa quemaduras en las hojas de algunas especies al ser absorbido por las plantas. La cantidad de s�lidos en suspensi�n en el agua tambi�n modifica las caracter�sticas del suelo, ya que si tiene contenidos elevados de limo o coloides puede causar la compactaci�n superficial del suelo reduciendo su permeabilidad al agua y la aereaci�n. Tambi�n hay otros elementos que pueden estar presentes en cantidades t�xicas y afectar al cultivo, como el boro o algunos contaminantes.
Es muy importante conocer qu� tipo de plantas se encuentran adaptadas a las condiciones climatol�gicas que prevalecen en la zona donde el vivero se va a establecer. Asimismo, es necesario contar con los registros clim�ticos que indiquen las �pocas de riesgo, como las heladas, las sequ�as y la cantidad y distribuci�n del periodo de lluvias. �stos pueden ser complementados o sustituidos con la informaci�n clim�tica que los habitantes de la zona manejan tradicionalmente. Con base en estos datos se logra una planeaci�n del momento adecuado para llevar a cabo las labores del vivero (siembras, trasplantes, podas, fumigaciones, etc�tera).
Una vez que se elige el terreno donde se construir� el vivero se inicia una serie de actividades relacionadas con la instalaci�n y construcci�n de la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Estas actividades, resumidas en el cuadro 23, var�an en funci�n del tipo de plantas que se desea propagar y de los recursos econ�micos disponibles. B�sicamente el vivero debe contar con las siguientes instalaciones: semilleros, �rea de envasado, platabandas (estructuras que sombrean a las plantas), lotes de crecimiento, bodega y equipo e infraestructura de riego.
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23. Criterios a considerar para el establecimiento de un vivero
La limpieza del terreno es una actividad muy importante ya que facilita las labores en el vivero, evita la competencia de la vegetaci�n original del terreno con las plantas que se producen, y facilita el control de insectos (hormigas, grillos, etc�tera).
Antes de iniciar la producci�n de pl�ntulas es necesario detectar la presencia de malezas, nematodos, hongos, par�sitos e insectos, principalmente cuando se pretende establecer el vivero en terrenos que con anterioridad se dedicaron a la agricultura. Esto permitir� elegir las t�cnicas de manejo y fumigaci�n necesarias que aseguren la producci�n exitosa de pl�ntulas con alta calidad, sobre todo en cultivos a pie desnudo.
Antes de iniciar la siembra de semillas en el vivero es necesario tener claro cu�l es el m�todo de cultivo que se usar�, pues su elecci�n est� directamente relacionada con su desarrollo y manejo, tanto en el vivero como en los sitios de plantaci�n. Los pasos que deben seguirse para cultivar plantas en un vivero se resumen en la cuadro 24.
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24. Caracter�sticas del cultivo de pl�ntulas para vivero con uso de envases de crecimiento en comparaci�n con el m�todo de cultivo a ra�z desnuda
Los m�todos de cultivo en viveros se dividen en: cultivo a ra�z desnuda, en camas de crecimiento (camellones) (figura 30) y en envases de crecimiento (utilizando recipientes de gran variedad de materiales y dimensiones) (figura 31). Se pueden iniciar por medio de la siembra directa de las semillas u obteniendo las pl�ntulas por medio de alm�cigos (semilleros), para posteriormente trasplantarlas (figura 32). Cada uno de estos m�todos tiene sus particularidades. En el cuadro 25 se mencionan comparativamente sus ventajas y desventajas.
Figura 30. Forma y disposici�n de las camas de crecimiento (camellones) en vivero para el cultivo a ra�z desnuda.
Figura 31. Diversos modelos de envases de crecimiento usados en vivero.
Figura 32. A. Crecimiento de la pl�ntulas en envases protegidos por la sombra creada por hojas de palma. B. Alm�cigo de caj�n de suelo que permite hacer germinar semillas en el campo para que crezcan hasta su transplante.
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25. Cuidados de las semillas a partir de la siembra hasta el transplante
Para cultivar en vivero se debe tener especial cuidado durante la siembra, el trasplante y el crecimiento inicial de las pl�ntulas. Los cuidados a partir de la siembra se resumen en el cuadro 26 y algunos aspectos se ampl�an a continuaci�n.
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26. Aspectos que se deben considerar desde la siembra de las semillas hasta el transplante de las pl�ntulas
La siembra se realiza b�sicamente en semilleros, camas de crecimiento o en envases individuales (cuadro 27). Cuando se eligen envases individuales para la siembra se debe escoger un buen medio de germinaci�n y crecimiento que re�na las caracter�sticas se�aladas en el cuadro 28 . Existe gran variedad y cada uno tiene diferentes caracter�sticas (cuadro 29). En gran parte, el �xito de la siembra depende del linaje o calidad del lote de semillas (de ello depende tambi�n la homogeneidad en tallas), de la �poca y profundidad en que la siembra se realice y de la densidad de siembra.
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27. M�todos de siembra para cultivo en viveros
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28. Caracter�sticas que deben tener los medios de germinaci�n
La �poca de siembra se determina seg�n las caracter�sticas propias de las plantas que se quiera propagar, el clima de la regi�n y la �poca en que se desee realizar la plantaci�n. Se recomienda que la siembra se realice durante la primavera o un poco antes, cuando no se presentan riesgos de heladas; adem�s, las temperaturas c�lidas favorecen la germinaci�n y el crecimiento de las plantas. Si los inviernos son benignos o las especies por cultivar son resistentes a las bajas temperaturas, la siembra se puede hacer en oto�o, para que las semillas germinen antes de los fr�os y las pl�ntulas logren alcanzar una talla que les permita soportar el invierno.
El objeto del trasplante es disminuir la competencia que existe en la siembra; aumentar el espacio vital entre las plantas j�venes; desarrollar el sistema radicular (particularmente las raicillas m�s finas), una vez que la ra�z principal se ha formado despu�s de la germinaci�n; favorecer el acceso a los elementos nutritivos; formar muchas ramificaciones radiculares, pues el crecimiento en altura est� disminuido, y posibilitar el transporte y acomodamiento en su lugar.
El trasplante se efect�a r�pidamente despu�s de la germinaci�n, en cuanto se desarrollan algunas hojas o agujas. Desde cualquier punto de vista es preferible realizarlo prematuramente, pues as� se garantiza una buena recuperaci�n y se elimina la posibilidad de la detenci�n pasajera del crecimiento (crisis del trasplante); tambi�n ayuda a colocar verticalmente a la joven ra�z en la tierra sin encorvarla y sin que se da�en las raicillas.
Las pl�ntulas se trasplantan a camas o envases dos o tres semanas despu�s de la germinaci�n, aunque el tiempo puede variar hasta cinco semanas, dependiendo de la especie. Como regla general, esto se debe realizar cuando la pl�ntula se est� desarrollando a expensas de los cotiledones u hojas cotiledonarias y las raicillas laterales no se han desarrollado, pues una vez que aparecen las hojas verdaderas y ra�ces laterales el trasplante puede resultar perjudicial para ellas.
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29. Medios de germinaci�n m�s comunes para propagaci�n de plantas
Cuidados durante la germinaci�n y el crecimiento inicial de las pl�ntulas
Despu�s de la siembra y el trasplante se presenta un periodo cr�tico en el vivero durante el cual las semillas y las pl�ntulas son vulnerables a los factores del ambiente y a los diversos depredadores y pat�genos. Por ello deben extremarse los cuidados en los semilleros, camas y envases de crecimiento, pues de lo contrario se presentan p�rdidas cuantiosas en este periodo. Por ejemplo, si las condiciones no son las apropiadas para la germinaci�n de las semillas y a �stas no se les brindan los cuidados necesarios, puede ser que no germinen o que sean atacadas por depredadores y enfermedades, que contin�an siendo un problema aun despu�s de que las pl�ntulas han emergido. Asimismo, la presencia de malas hierbas puede afectar su ritmo de crecimiento, y hasta provocar su muerte, al competir con ellas por agua, luz y nutrientes.
Para disminuir los riesgos en la producci�n se debe cuidar el riego, el deshierbe, la aparici�n de plagas y enfermedades y se debe seleccionar que la talla de las plantas producidas sea la adecuada.
El riego es muy importante debido a que la p�rdida excesiva de humedad del suelo ocasiona que las semillas se sequen y se pierdan los beneficios obtenidos con el tratamiento pregerminativo, ya que la germinaci�n se reduce considerablemente. Tambi�n hay que cuidar la presi�n del agua, pues si es mucha o cae directamente sobre las semillas puede ocasionar que se desentierren y queden expuestas, lo que provocar�a su desecaci�n. Por otra parte, el exceso de humedad promueve el decaimiento de la germinaci�n por la incidencia del mal del semillero (damping-off) y por otros agentes pat�genos.
Es importante recalcar que los riegos no deben aplicarse en las horas de mayor incidencia de calor, porque esto aumenta considerablemente la evapotranspiraci�n y provoca lesiones en las pl�ntulas e incluso su muerte.
Aunque las temperaturas del suelo consideradas como cr�ticas var�an seg�n la edad y la especie, est� comprobado que el da�o ocurre con m�s frecuencia en plantas j�venes. Cuando se presentan temperaturas cr�ticas en el vivero, la intensidad y la frecuencia adecuada de los riegos es variable y depende parcialmente del tipo de suelo. El sombreo evita una excesiva insolaci�n, pero cuando las temperaturas superficiales del suelo excedan los 30�C una adecuada aplicaci�n del riego regula la temperatura.
El deshierbe manual o mec�nico evita problemas de competencia por luz, agua y nutrientes, por lo que adem�s de eliminar las malas hierbas es importante tener cuidado con el n�mero de pl�ntulas que emergen de las bolsas en las que se sembraron dos o tres semillas, en cuyo caso se sugiere que solamente se mantenga la planta m�s vigorosa y se eliminen las restantes. El deshierbe con herbicidas trae consigo riesgos tanto para el cultivo como para el ambiente, por lo que debe hacerse con mucha precauci�n.
Una de las enfermedades m�s importantes es el "mal del semillero"; y el m�todo que m�s se utiliza para eliminar el hongo que lo produce es la fumigaci�n. Una opci�n para evitar el uso de fungicidas es cubrir las semillas con una capa de arena de 5 cm de espesor, que favorece la reducci�n de la humedad alrededor de la semilla e incrementa la temperatura en la superficie del suelo.
Debido a que el "mal del semillero" es un problema constante en los viveros se recomienda efectuar revisiones continuas en el cultivo, con el prop�sito de detectar oportunamente su presencia o la de alguna otra enfermedad. De esta manera se puede prescribir y aplicar inmediatamente el tratamiento adecuado y evitar la p�rdida significativa de plantas.
El �xito en el establecimiento de las plantas en las zonas que se desea reforestar depende en gran medida de su vigor y tama�o, as� como de la �poca del a�o en que se realice el trasplante. As�, para que un vivero produzca las tallas requeridas para la reforestaci�n es necesaria la planeaci�n y organizaci�n, de todos los trabajos relacionados en la producci�n de plantas. Cuando la producci�n se hace en camellones la estancia en el vivero es mayor que cuando se hace por envases de crecimiento.