V.1. INTRODUCCI�N

EL POSITIVISMO tuvo una poderosa influencia como movimiento filos�fico en el continente europeo, en donde se origin� a principios del siglo XIX, as� como en otras partes del mundo occidental, incluyendo a todo el continente americano. De hecho, tal influencia dur� no s�lo a trav�s del siglo XIX sino que se extendi� hasta la primera mitad de nuestro siglo, cuando adopt� la forma del positivismo l�gico, que examinaremos en el siguiente cap�tulo. Existen distintas variedades de positivismo, como el social, el evolutivo, el pol�tico, el religioso y otros; adem�s, otras formas de pensamiento de inter�s para nuestro tema, como el pragmatismo y el instrumentalismo, tiene una clara relaci�n con el positivismo, por lo que quiz� ser�a mejor considerar este t�rmino como gen�rico. Las caracter�sticas que comparten los diferentes tipos de positivismo son principalmente tres: la fenomenolog�a, el nominalismo y el reduccionismo. A ellas pueden agregarse el rechazo de los juicios de valor y de los postulados normativos del campo de la ciencia, as� como de todas las entidades que no son susceptibles de examen emp�rico objetivo. El positivismo restringe las actividades de la ciencia exclusivamente a los hechos observables y a la determinaci�n de las leyes de la naturaleza, que son las �nicas portadoras de conocimiento genuino. Quedan fuera conceptos como causa, esencia, alma, trascendencia, valor, o Dios, pero tambi�n se excluyen otras entidades hipot�ticas con arraigo cient�fico, como �tomo, valencia, afinidad, o fuerza gravitacional.

Las fuentes filos�ficas principales del positivismo pueden encontrarse en Francis Bacon y en los empiristas ingleses, pero sobre todo en los fil�sofos de la Ilustraci�n. Adem�s, el clima cultural de la �poca, con la gran ola de optimismo que trajo la Revoluci�n industrial del siglo XVI y los primeros triunfos de la tecnolog�a, favoreci� que el positivismo se transformara en un proyecto universal para la vida humana, exaltando a la ciencia como la verdadera fuente de la �tica, de la pol�tica y hasta de la religi�n. Debido a su adopci�n del concepto de progreso universal necesario e inevitable, el positivismo se relacion� con otro movimiento filos�fico importante en el siglo XIX, el idealismo absoluto de Hegel, por lo que tambi�n puede considerarse como parte del romanticismo. Con todo el inter�s que el positivismo tuvo y todav�a tiene como movimiento filos�fico, en �ste y en el pr�ximo cap�tulo s�lo nos referiremos a su participaci�n en la historia del m�todo cient�fico.

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