CIENCIA
DEL ESTADO
Juan Enrique von Justi |
No cabe duda, que las palabras reflejan los sucesos de sus tiempos y, como lo afirmó Carlos Marx, las categorías no son sino representaciones abstractas de las relaciones sociales reales, tal y como existen en momentos determinados de la historia. Cabe esta aseveración para el concepto de policía, ampliamente utilizado en el siglo XVIII de un modo muy similar a lo que hoy es, para nosotros, la administración pública.
Difícilmente, en la actualidad, la policía significaría lo que antaño; es más, hace mucho que dejó de significarlo. Tal como se puede apreciar en la versión española del Compendio de los Principios de Administración de Carlos Juan Bonnin, este gran prócer de la moderna Ciencia de la Administración afirmaba que "la policía entre los antiguos significaba la forma de institución de la sociedad y tenía un sentido político. Al perder este sentido entre los europeos, en lugar de constituirse en aquella vigilancia cuyo objeto es la seguridad, tranquilidad y salubridad públicas, degeneró en inquisición, carácter distintivo de la debilidad y la tiranía, es decir, el miedo que constituye la base de sus gobiernos".
Por esto, asumiendo más que una mera convención a favor de obtener una adecuada comunicación con los lectores, el libro se titula Ciencia del Estado.
Una vez que explicamos porqué esta obra no lleva su título original, me referiré a la razón por la cual opté por que tomara la segunda denominación.
Las Ciencias Camerales estaban interesadas primordialmente en el Estado, tal como ha sido observado por Albion Small: "para los cameralistas, el problema central de la ciencia era el problema del Estado. Para ellos el objeto de toda teoría social era mostrar como puede ser asegurado el bienestar del Estado. Observan en el bienestar del Estado la fuente de todos los demás tipos de bienestar. La clave del bienestar del Estado eran los ingresos pertinentes para satisfacer necesidades. Su teoría social general circulaba alrededor de la tarea central de ministrar al Estado esos bienes".
El eje de esas disciplinas era la Ciencia de la Policía, cuya preocupación nodal consistió en la nutrición del vigor estatal. Justi mismo daba a la policía el papel principal de asegurar la felicidad del Estado por la sabiduría de sus reglamentos, y aumentar sus fuerzas y su poder tanto como sea posible.
Titular a esta obra cimera de von Justi como Ciencia del Estado, armoniza completamente con el concepto justiano de la policía.
Mucho tiempo antes de dedicarme a las tareas académicas, me sentí hondamente fascinado por los problemas del pensamiento administrativo. Eran entonces los años de mis estudios en la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, época en la cual en algunos textos yo había tomado un primer contacto con el Cameralismo. Especialmente me llamó la atención un autor cuyo nombre era Juan Enrique von Justi; pero, sobre todo, me impresionó extraordinariamente el que estuviera activo en el lejano siglo XVIII. Debo aclarar que durante mis estudios profesionales, poco o ningún valor se otorgaba al pensamiento administrativo del pasado, pero que gracias a la pionera y perseverante labor del Doctor José Chanes Nieto, se fue revirtiendo semejante postura.
El que von Justi hubiera escrito sobre administración pública desde entonces, significaba una notable promesa de valor histórico del pensamiento administrativo, así como una prueba contra el supuesto desinterés de los científicos sobre este tipo de temas.
El mérito principal de Justi es haber identificado, definido y desarrollado a la materia administrativa dentro de los asuntos públicos, a partir de una prístina actitud científica. Dentro de un ambiente académico, profesional y político caracterizado por un notable desarrollo de los asuntos económicos, financieros y administrativos, como era la Prusia del siglo XVIII, una multitud de tratadistas se empeñaron en desarrollar tales materias a través de metódicas labores, pero sin llegarlas a diferenciar en beneficio de su aplicación. Fue tarea esencial de von Justi, sin mediar fatiga, distinguir los campos respectivos de cada rama de la actividad estatal, delineando y acotando el contenido de la materia administrativa, que entonces se llamaba policía.
Considero que su libro Grundsätze der Policeywissenschaft (Elementos Generales de Policía), publicados en 1756, constituye la inauguración universal del estudio de la Administración Pública como una disciplina científica independiente. Von Justi es para la Ciencia de la Administración, lo que Adam Smith es para la Economía o Comte para la Sociología.
Debido la árida actitud de muchos administrativistas contemporáneos sobre estos tópicos, dificultó un acceso rápido a las obras de Justi y tuve que dejar pasar muchos años antes de que, gracias a la estimable labor de mi dilecto amigo, el Doctor Francisco Sampere Vilet, pudiera acceder a los Elementos Generales de Policía, provenientes de una copia microfilmada en la Biblioteca Nacional de Madrid, España. La intervención de Paco Sampere no se detuvo aquí, pues pronto consiguió una nítida fotografía de la obra, facilitándome la preparación de trabajos posteriores.
Dicha copia la puse en manos de Liliana Colón Figueroa y Gerardo Rosales García, alumnos de Administración Pública de la Escuela de Administración de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, a cuyo cargo estuvo la difícil y fatigante labor de capturarla en computadora. Mucho agradezco a ellos su labor, así como al Licenciado Gregorio García, director del plantel, por las facilidades prestadas para este trabajo. Extiendo mi gratitud a mi estimado discípulo Roberto Castellanos, a cuyo cargo estuvo la revisión del manuscrito del libro. A estas tareas se agregó mi estrañable amigo, el Maestro Roberto Rives, cuyos atinados consejos editoriales nutrieron decisivamente la mayor calidad que alcanzó esta obra, por lo cual le externo, mi mayor agradecimiento.
La ardua tarea de producción material de la obra corrió a cuenta de la infatigable Licenciada María del Pilar Consuelo, que verdareramente fue un pilar para la feliz cilminación del libro.
Siempre he considerado que la producción de un tipo de estos
trabajos es asunto mayor. Por ello, una vez que se fueron superando las
etapas que culminaron con la terminación del libro de von Justi,
mi propósito fue sugerir su publicación a una persona que
piensa en grande. Mi mente siempre razonó sobre el Doctor Guillermo
Haro Bélchez.
En efecto, la complejidad del libro, la relevancia histórica
que entraña y el propósito de hacerlo trascender en su justa
dimensión, implicaba una tarea de elevada sensibilidad humana, pues
su publicación implicaba una elevación de miras que sólo
podía cumplirla una conjunción de fuerzas aportadas por una
variedad de instituciones.
Guillermo Haro hizo posible una notoria agregación de capacidades de colaboración, que asoció en la tarea al Instituto de Administración Pública del Estado de México, bajo su atinada Presidencia, así como a los Institutos Nacionales de Administración Pública de México y España, además de la Agencia Española de Cooperación Iberoamericana y la Comunidad Autómica de Madrid. A estas ilustres instituciones brindo tributo de gratitud y a Guillermo mi admiración, aprecio y reconcimiento.
Finalmente, deseo añadir algunos apuntes sobre la edición presente de los Elementos. El libro, que como mencionamos se publicó originalmente en 1756, fue vertido al francés en 1769; y después al español, en 1784, por Antonio Francisco Puig y Gelabert. Esta es la versión que ahora ponemos al alcance del público, pero que ha tenido cambios que enseguida comento.
Mi prósito central ha sido aportar a todos los interesados en los asuntos públicos y gubernamentales, tanto ciudadanos en general, como expertos en el tema, un libro que transpire la atmósfera de su tiempo; pero como un río fluyente dentro de un idioma vivo, y cambiante, para el cual la sintásis y la ortogtafía dieciochescas son parcialmente una barrera. Por consiguiente, intentando conciliar ambos imperativos, se enmendó la composición sintáxica del libro para hacerla más accesible al lector, se actualizaron algunas palabras. Igualmente, se explicó el significado de voces ya en desuso, cuando fue posible hacerlo, usándose al efecto llamadas a través de asteriscos.
Los Elementos fueron acompañados por una gran cantidad de glosas marginales añadidas por el traductor, de un valor inapreciable, y que permiten hacer una comparación de las condiciones históricas reinantes en Prusia y España, entonces, y evaluar sus niveles respectivos de desarrollo gubernamental y administrativos. Desde muchos aspectos, tales apuntes de Puig y Gelabert son una notable aportación al estudio del Gobierno y la administración Pública españoles, así como un repertorio de datos fieles sobre la prosperidad material e intelectual de la Madre Patria, así como de todo aquello que faltaba por hacerse. Dichas glosas se conservaron, con numeración progresva en números arábigos, pero fueron acompañadas con notas aclaratorias o extensivas de mi persona, numeradas en romano. Asimismo, cuando hubo lugar, añadí corchetes para introducir más información pertinente o clarificar algún asunto oscuro.
No hay mucho que agregar a lo dicho sobre la obra aquí presentada,
pues tal es la finalidad del Estudio
Introductorio, al cual damos paso inmediatamente.