Los esclavos, negros y mulatos

Los esclavos, negros y mulatos


Para algunos resultar� novedoso saber que en Aguascalientes hubo esclavos negros. Efectivamente, poco se habla de su presencia en nuestra tierra. Este olvido se debe en gran medida a que el mestizaje tan fuerte de la regi�n diluy� los rasgos de esta raza, volvi�ndose apenas perceptible en la actualidad en unos cuantos.

Sabemos que los esclavos negros llegaron a la Nueva Espa�a casi al mismo tiempo que los espa�oles. Durante mucho tiempo se crey� que este tipo de mano de obra tan s�lo se hab�a utilizado en las plantaciones costeras. Poco a poco, con los avances en el conocimiento de la historia colonial, los investigadores se fueron dando cuenta de cu�n extendido fue el uso de trabajo esclavo en el interior del virreinato. Tambi�n se pudo aclarar que los esclavos se emplearon para todo tipo de trabajo, no forzosamente se les ten�a que mantener encerrados en plantaciones de ca�a de az�car o en obrajes; tambi�n se les ocup� como arrieros, vaqueros, cocheros, en el servicio de las casas y en muchas otras ocupaciones, seg�n las necesidades de su due�o. Su alto precio durante el siglo XVI y a�n durante el XVII, por su escasez, limit� su uso a las tareas donde m�s se les necesitaba. En Aguascalientes primero se emplearon en las estancias de ganado como capataces y vaqueros, en los trabajos de los molinos de trigo. Cuando don Pedro Rinc�n de Ortega dot� a los padres franciscanos con una hacienda de ovejas y un molino, les cedi� seis esclavos para que se ocuparan de sus trabajos, y una esclava para que preparara los alimentos de los esclavos. En los obrajes tambi�n se ocuparon esclavos: en 1643 don Juan de Colunga, due�o de un obraje en nuestra villa, al pasar un contrato con Roque D�az Colleros, comerciante de Guadalajara, acord� que como paga de las telas que le entregar�a se le adelantar�a dinero para comprar esclavos. En las familias acomodadas nunca falt� el servicio de dos o tres, y fue com�n dar en las dotes de las hijas de familia una o dos esclavas para su servicio personal. Do�a Leonor Lozano, en su carta de dote, en 1651, recibi� dos esclavas: una de 40 a�os que se evalu� en 450 pesos y otra de 10 a�os en 250. Veinte a�os despu�s, en 1670, en su testamento dijo tener cuatro esclavos, entre los cuales las dos mujeres que recibi� en su dote. Don Alonso Peguero al morir dej� tres esclavas y un esclavito; a la negra Josefa le prometi� su libertad pasados seis a�os de su muerte y de servir en el rancho de Ojocaliente.

Ser due�o de esclavos pod�a sacar de apuros financieros. Por lo general los due�os de esclavos no se tentaron el coraz�n para venderlos, aunque eso significara desintegrar familias. En 1664 don Juan de Araiza pidi� que para pagar su funeral se vendiera el hijo de su esclava Nicolasa que ten�a tres a�os. Pero no falt� quien, encari�ado con sus esclavos, decidiera darles su libertad o dejarlos en posibilidad de comprada. En 1670 do�a Ana de Orozco decidi� dar la libertad a su esclavo Juan, a quien cri� desde peque�o, con la condici�n de que primero trabajara durante un a�o en el servicio de sus carretas. Tambi�n se usaron los esclavos para agradecer servicios. En 1670 do�a Beatriz de Medina viuda de don Alonso de Peguero, don� a su sobrina Beatriz "una esclava criolla nacida en su casa" y se�al� que "desde luego se la endono por el cuidado que me ha asistido en mi larga enfermedad y por el mucho amor y voluntad que siempre me ha tenido".

A mediados del siglo XVII qued� prohibida la trata de esclavos africanos. Desde entonces se surti� el mercado novohispano con los hijos de las esclavas del pa�s, puesto que tan s�lo se transmit�a la calidad de esclavo a trav�s de la madre. No voy a entrar aqu� en un sinn�mero de apreciaciones de la forma en que vivieron los esclavos en las colonias espa�olas, en donde recibieron un trato diferente al que tuvieron en las colonias inglesas. Quiero sin embargo se�alar la estrecha convivencia que establecieron con sus due�os, de la cual no pocas veces hubo descendencia. Personajes de la talla de don Mat�as L�pez de Carrasquilla reconoci� en 1707, en su testamento, haber tenido una hija con una china esclava llamada Mar�a de la Torre, a quien no le dejaba nada por haberle metido pleito por casamiento. Todav�a en 1750 una esclava de don Juan Manuel Gracia de Rojas sostuvo un juicio contra �l en la Audiencia para que reconociera por hija leg�tima el resultado de sus amores.

Lo m�s com�n fue que los esclavos, hombres y mujeres, cuando llegaron a casarse (lo m�s corriente era que tuvieran sus hijos libremente), lo hicieran entre ellos mismos o con indios y mestizos. En los archivos parroquiales guardados en la iglesia del Sagrario queda constancia de estas uniones y de los nacimientos y bautizos de sus hijos. All� podemos advertir c�mo se fueron mezclando con otras razas, diluy�ndose paulatinamente en la poblaci�n. En las descripci�n: de los esclavos podemos seguir esos cambios. Hacia 1630 encontramos todav�a esclavos nacidos en �frica, pero poco a poco todos ser�n "criollos nacidos en estas tierras". En 1680 don Juan Bravo de Medrano compr� una esclava blanca de 20 a�os a don Mat�as L�pez de Carrasquilla por 1 000 pesos. A principios del siglo XVIII se dijo de uno que era "algo blanco, pasudo, alto de cuerpo y delgado, con una se�al en la frente de una descalabradura".

Cuando la escasez de mano de obra baj�, tambi�n baj� el precio de los esclavos, y su uso como sirvientes en las casas se extendi�. En 1670 por un joven esclavo se pagaban hasta 400 pesos; en 1715 tan s�lo se obten�an 150 o 200 pesos. Para el siglo XVIII los esclavos se ocuparon casi exclusivamente como sirvientes.

Don Juan Altamirano de Castilla en su testamento declar� tener 19 esclavos de diferentes edades y sexos, entre los cuales un chaparro y un desdentado.


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