Todos estos acontecimientos culminaron en Aguascalientes con el arribo del general Nicol�s Condell, que se hizo cargo de la gubernatura y de la comandancia militar en abril de 1842. Condell, uno de esos militares de alto rango que apoyaron desde un principio el Plan de Jalisco, era un veracruzano nacido en 1791 que contaba entre sus antecedentes con el muy comprometedor de haber fungido como fiscal en el proceso que se le sigui� al general Vicente Guerrero en Oaxaca. Era un hombre en�rgico y a veces caprichoso, que supo imponer su voluntad y meter al orden a muchos que, amparados en su posici�n social, se negaban a acatar las disposiciones del gobierno. Aplic� la ley con la mayor rigidez, lo que provoc� el malestar de muchos y la inconformidad apenas disimulada de las clases elevadas, que nunca se resignaron a que un militar sin abolengo los tratara con altaner�a.
Pese a su car�cter, Condell hizo mucho por Aguascalientes: hermose� su capital, empedr� y embanquet� plazas y calles, aument� el alumbrado p�blico, protegi� la academia de dibujo ya existente, orden� la construcci�n de la balaustrada del jard�n de San Marcos, persigui� a los juerguistas y mejor� el ramo de polic�a. Los liberales se quedaron con un recuerdo ambiguo de su gesti�n: por un lado censuraban su trato en�rgico y descort�s, pero por el otro reconoc�an que hab�a impulsado importantes mejoras. Algunos incluso aplaudieron su despotismo, gracias al cual los ricos fueron castigados, sus intrigas despreciadas y nulificados sus intentos de no respetar la ley.
Por otra parte, Condell tuvo que enfrentarse a la amenaza de que Aguascalientes dejase de figurar como departamento para incorporarse de nuevo, en calidad de partido, al de Zacatecas. El Congreso Constituyente que se reuni� en la ciudad de M�xico en junio de 1842 consider� con toda seriedad esta posibilidad. Primero recibi� algunas propuestas en el sentido de que el departamento subsistiera y se a�adieran a �l algunas poblaciones pertenecientes a Jalisco y Zacatecas que manten�an con la ciudad de Aguascalientes relaciones comerciales muy antiguas y fecundas, pero a la postre prevaleci� la opini�n de quienes pensaban que lo m�s conveniente era que Aguascalientes se reincorporara a Zacatecas. Tom�s L�pez Pimentel, el representante de Aguascalientes ante el Congreso, puso al tanto de todo esto al gobernador Condell y le pidi� que le indicase el camino que deb�a seguir.
Lo �nico que por lo pronto hizo Condell, que al desaparecer el departamento se quedar�a sin trabajo, fue turnar el escrito a la junta departamental y pedirle que resolviese lo m�s conveniente. La soluci�n llegar�a de fuera, en diciembre de 1842, cuando en diversas ciudades del pa�s hubo pronunciamientos que desconoc�an al Congreso Constituyente y advert�an que no reconocer�an la nueva constituci�n. El 19 de diciembre, finalmente, el Congreso fue destituido y los diputados que lo integraban se fueron a su casa. La presi�n del clero, pero sobre todo la de los militares, que se opon�an a la reorganizaci�n del ej�rcito y a la consiguiente eliminaci�n de sus privilegios, liquid� a un congreso que encendi� en muchos la esperanza de que el pa�s encontrara, por fin, la senda de la convivencia civilizada y del progreso.
Pronunciamientos de car�cter conservador se publicaron en todo el pa�s, de tal manera que a nadie le sorprendi� el decreto del 19 de diciembre, que creaba una Junta de Notables, la cual constituir�a para la naci�n la esperanza de un nuevo orden, el aseguramiento de sus derechos y la promesa de una mayor prosperidad para sus departamentos. Dicha reuni�n adopt� finalmente el nombre de Junta Nacional Legislativa y empez� a sesionar el 6 de enero de 1843. Las Bases Org�nicas que redact� fueron sancionadas por el presidente Santa Anna el 12 de junio y no implicaban la negaci�n del proyecto preparado por el Constituyente, aunque sin duda supon�an el atemperamiento de su esp�ritu reformista.