Indios y rancheros

Indios y rancheros


�Qu� pasaba mientras tanto con los antiguos pueblos de indios? El de San Marcos ya no exist�a, pues se hab�a convertido en uno de los barrios de la ciudad de Aguascalientes. En Jes�s Mar�a y en San Jos� de Gracia, que lograron conservar sus tierras, la vida de los indios segu�a girando, lo mismo que siempre, alrededor de sus fiestas tradicionales y de sus parcelas, de las que obten�an lo necesario para sobrevivir. Para ellos no hubo modernizaci�n ni progreso. El tren lo ve�an de lejos, como una especie de aparici�n milagrosa, y las �nicas m�quinas que conoc�an eran las que ve�an trabajar en las tierras de los hacendados vecinos.

Los peque�os propietarios o rancheros, por su parte, se fortalecieron y ganaron una presencia que no conoc�an. El desmembramiento de algunas grandes haciendas, la venta del llano del Tecu�n y la incorporaci�n masiva de tierras al cultivo fueron fen�menos que alentaron su crecimiento y consolidaci�n. Esto fue particularmente notorio en Calvillo, municipio en el que el n�mero de ranchos se multiplic� de manera asombrosa: 13 en 1772, 60 en 1837 y 619 en 1906. Se trataba desde luego de propiedades muy peque�as, que con frecuencia no median ni siquiera una hect�rea, pero que alentaban en sus due�os el desarrollo de sentimientos muy s�lidos de arraigo. La clase social que formaban los rancheros, gracias a la infatigable laboriosidad que le era caracter�stica, fue vista por muchos analistas como la depositaria de las mejores virtudes del pa�s.


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