Prensa y Literatura

Prensa y Literatura


A lo largo del siglo XIX, y en particular durante su segunda mitad, la prensa tuvo en Aguascalientes un desarrollo muy intenso e interesante. El primer peri�dico que circul� fue El �guila, fundado con el prop�sito de defender la independencia reci�n obtenida. Un prop�sito parecido tuvo El Patriota, semanario fundado y dirigido por Jos� Mar�a Ch�vez en 1847. En sus p�ginas, a la vez que se defend�a la soberan�a estatal, perdida a ra�z del Acta de Reformas a la Constituci�n, se llamaba al pueblo a defender el territorio nacional, invadido por los norteamericanos.

Otro de los primeros peri�dicos que tuvo Aguascalientes fue El Duende, que circul� entre 1851 y 1853, teniendo como prop�sito principal el de promover la causa de la emancipaci�n pol�tica local. Tambi�n circularon por entonces El Tapaboca y El Mentor, dirigidos por Esteban �vila; La Voz de Alianza, gacetilla editada por Jes�s F. L�pez, y La Cotorra, semanario fundado por Agust�n R. Gonz�lez, quien despu�s ser�a popularmente conocido con el nombre de su peri�dico. En las caricaturas de Jos� Guadalupe Posada publicadas en El Jicote en 1871 Gonz�lez aparece invariablemente caracterizado como cotorra.

Los liberales, que ten�an una enorme fe en la importancia de la letra impresa, editaron una gran cantidad de peri�dicos. Entre otros muchos podemos mencionar La Libertad de M�xico, que tiene el indisputable m�rito de haberse mantenido con vida en la �poca de la invasi�n francesa. Antonio Cornejo, su editor, reconoc�a que M�xico viv�a una crisis que pon�a en riesgo su existencia misma, pero cre�a que la libertad era capaz de resta�ar todas las heridas y de restablecer el reinado de la fraternidad, la concordia, la tolerancia y la uni�n.

Otro peri�dico de car�cter liberal fue Don Sim�n, que circul� entre 1867 y 1876 y del cual fue director Esteban �vila. Sus p�ginas fueron la tribuna de los opositores al gobernador G�mez Portugal, lo que le vali� a �vila una estancia en la c�rcel. El Pueblo, por su parte, se dec�a amigo de la "pol�mica razonada, caballerosa y decente", a la que el gobierno, en su opini�n, s�lo respond�a con un sospechoso silencio o con el amarillismo de los pasquines que subvencionaba. En esta misma l�nea se inscribe El Jicote, un semanario del que circularon unos pocos n�meros en 1871, los suficientes para precipitar la ca�da del coronel G�mez Portugal. Lo m�s memorable de este peri�dico son sus caricaturas, firmadas por Jos� Guadalupe Posada, que por entonces ten�a s�lo 18 a�os.

Tard�amente aparecieron peri�dicos en el sentido m�s actual del t�rmino: semanarios que abandonaron las intrigas de palacio para adoptar el car�cter de �rganos de informaci�n. El primero fue El Fandango, fundado por Jes�s F. L�pez en 1887 y que ten�a como divisa una hermosa frase en lat�n: suaviter in modo, fortiter in re, lo que puede traducirse como "suave en el modo y fuerte en el asunto".

Luego aparecieron El Correo del Centro, El Heraldo y El Observador, fundado este �ltimo por Eduardo J. Correa en 1901. Este semanario tuvo, entre otros muchos el m�rito de inaugurar en Aguascalientes el periodismo diario, pues entre el 20 de abril y el 5 de mayo de 1907, con motivo de la Feria de San Marcos, se tir� todos los d�as. Adem�s, en sus p�ginas se publicaron algunas de las primeras composiciones del gran poeta Ram�n L�pez Velarde, al que todos recordamos por su poema "Suave Patria".

A fines del Porfiriato la prensa liberal fue de nueva cuenta el lugar en el que los cr�ticos del sistema se reunieron y discutieron sus ideas. Una menci�n especial merece Temis, que circul� entre agosto de 1910 y marzo de 1911, que se anunciaba como "semanario pol�tico independiente y de caricaturas" y que con sus agudezas, su estilo desenfadado y sus terribles cartones precipit� la ca�da de los jerarcas locales del r�gimen porfirista.

Los conservadores, por su parte, no se valieron de la prensa para defender sus posiciones y difundir su doctrina sino en fecha tard�a. Su primer peri�dico fue El Campe�n de la Fe, quincenario fundado en 1883 por Ces�reo Gonz�lez. Despu�s vendr�a El Soldado de la Fe, que bajo la direcci�n de Salvador Correa hizo su aparici�n en julio de 1890. Mucho m�s longevo e importante fue El Cat�lico, un semanario que bajo la direcci�n de Francisco Alvarado Romo se mantuvo con vida entre 1895 y 1906. En su lugar apareci� La Voz de Aguascalientes, que conservaba la orientaci�n cat�lica pero que entraba m�s de lleno en el dif�cil terreno de la informaci�n.

La prensa de car�cter literario tuvo tambi�n en el Aguascalientes de esta �poca buenos exponentes. En 1850 Jos� Mar�a Ch�vez fund� La Imitaci�n, un peque�o tabloide "de literatura, bellas artes y letras". Dirigido sobre todo a los artesanos, gremio del cual Ch�vez formaba parte, ten�a como prop�sito educar al pueblo y mostrarle los avances de la civilizaci�n. Aparecer�an despu�s El Crep�sculo Literario, La juventud, El B�caro y muchos otros.

El Instructor, un peri�dico fundado por Jes�s D�az de Le�n, intent� con cierto �xito el encuentro de la literatura y la difusi�n cient�fica. De car�cter mensual, circul� ininterrumpidamente entre 1884 y 1907, lo que lo convierte en el peri�dico independiente m�s longevo de la �poca. Se anunciaba como peri�dico "consagrado a la difusi�n de las ciencias f�sicas y naturales, de la ling��stica, la filolog�a y la literatura cl�sica". Su prop�sito era el de colocarse a la altura del esp�ritu de la �poca y llevar hasta los hogares y las escuelas "las bases de una instrucci�n adecuada a cada secci�n social". Adem�s, aspiraba a "educar al ni�o, ilustrar a la mujer, fomentar el amor al estudio y a la virtud, popularizar las ciencias y dar a conocer sus aplicaciones m�s importantes y recientes en las artes y la industria".

Jes�s D�az de Le�n, el infatigable editor de El Instructor merece unas l�neas aparte. Realiz� sus estudios de medicina en Guadalajara, form� parte del grupo de maestros que en 1878 fund� el Liceo de Ni�as y poco despu�s se integr�, tambi�n como catedr�tico, al Instituto de Ciencias. Fue miembro del Congreso local, en el que promovi� la expedici�n de diversas leyes relacionadas con el fomento de la instrucci�n p�blica. Edit� una gran cantidad de libros y op�sculos sobre los m�s variados temas, distingui�ndose su edici�n heptaling�e del Cantar de los Cantares. Este y algunos otros trabajos sobre la filosof�a y la historia jud�as le dieron fama como "el hebra�sta m�s distinguido de M�xico".

El recuento de las publicaciones literarias debe terminar con La Bohemia y La Provincia, dos revistas dirigidas por Eduardo J. Correa que circularon a principios de siglo. Su principal m�rito estriba en el hecho de que en sus p�ginas el p�blico local pudo leer por primera vez los escritos de Enrique Gonz�lez Mart�nez, Edgar Allan Poe, Wolfgang Goethe y otros muchos autores muy importantes. Poco despu�s, en 1907, se publicaron unos cuantos n�meros de la revista Bohemio, en la que participaron Enrique Fern�ndez Ledesma, Pedro de Alba, Manuel M. Ponce y Ram�n L�pez Velarde, personajes que con el paso del tiempo se consolidar�an como figuras protag�nicas de la cultura nacional. Era una revista de estudiantes, a la que L�pez Velarde ir�nicamente se refiri� despu�s como el "pedestal de nuestra fama".


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