Educación pública

Educación pública


Las reformas educativas promovidas por los gobiernos entre 1920 y 1940 pretendieron, entre otras cosas, llevar la educaci�n a toda la poblaci�n. Adem�s pretend�an vincular la nueva escuela con las reformas sociales y econ�micas gubernamentales, aunque los proyectos educativos implantados durante ese periodo no llegaron a cumplirse tal como se esperaba.

Durante el segundo periodo gubernamental de Alberto Fuentes D�vila, en 1914, el profesor David Berlanga, que era secretario de gobierno, puso un inter�s especial en la actividad escolar. Entre otras medidas, dict� una nueva ley sobre instrucci�n primaria, se cre� la Direcci�n General de Educaci�n que impuls� las inspecciones escolares, la educaci�n media y el servicio de bibliotecas, adem�s de mejorar la situaci�n del magisterio y regular las limitaciones al clero en materia educativa. Berlanga dec�a que la educaci�n era una "religi�n de la patria" y que deb�a ser dirigida e impartida por los gobiernos revolucionarios, en virtud de que "los ni�os pertenecen al Estado y debe por lo tanto el Estado encargarse de la educaci�n de ellos". La realizaci�n de todas estas medidas fue casi nula por la situaci�n de guerra en el pa�s.

En 1921, con la creaci�n de la Secretar�a de Educaci�n P�blica (SEP), se impuls� la tendencia a federalizar la educaci�n. El gobierno estatal acept� la reforma y ese mismo a�o Jos� Vasconcelos visit� Aguascalientes y mostr� su inter�s por elevar a los trabajadores, casi analfabetos, a niveles culturales superiores y dej� una dotaci�n de libros para la creaci�n de bibliotecas p�blicas en los municipios. La influencia de la SEP hizo posible la creaci�n de una veintena de escuelas rurales. A partir de esta propuesta los maestros federales en Aguascalientes comenzaron a vincularse con las comunidades y a contribuir a la soluci�n de sus problemas.

En diciembre de 1934 entr� en vigor la reforma del art�culo tercero, que daba a la educaci�n oficial un car�cter socialista. El gobierno de Osornio impuls� la reforma considerando que la nueva educaci�n retomaba principios revolucionarios como la "elevaci�n integral para obreros y campesinos" a partir de una "conciencia de clase", que deb�a ser apoyada por un magisterio comprometido no s�lo con las tareas de la escuela sino tambi�n de la comunidad.

Por su funci�n estrat�gica de liderazgo y trato con la gente, el maestro fue considerado emisario de las reformas sociales. La actividad social del magisterio fue impulsada en los a�os veinte con la creaci�n de escuelas rurales. Los profesores rurales federales de Aguascalientes crearon ligas femeniles, realizaron tareas de higiene y salud, talleres artesanales, campa�as antialcoh�licas, etc�tera. Su labor era tambi�n pol�tica, pues se planteaba la conveniencia de incorporarse a la soluci�n de la problem�tica del oprimido, en el marco de la lucha de clases.

El 8 de enero de 1935, con el apoyo gubernamental y ante el boicot de padres de familia y profesores que se opon�an a la educaci�n socialista, se cre� el Bloque Socialista de Maestros Revolucionarios de Aguascalientes.

Por su parte, el magisterio federal se organiz� en la Federaci�n Magisterial Aguascalentense (FMA) y en bloques en el interior del estado. La FMA tuvo como uno de sus representantes al profesor Jos� de Jes�s Aguilera Palomino. En febrero de 1937 se cre� la Federaci�n Mexicana de Trabajadores de la Ense�anza (FMTE), y los maestros del estado y la federaci�n crearon el Frente �nico Magisterial Aguascalentense (FUMA). El FUMA se adhiri� a la FMTE y cambi� su nombre por el de Sindicato �nico Magisterial Aguascalentense (SUMA), bajo un lema radical: "Por la educaci�n al servicio del pueblo y por una sociedad sin clases".

En 1938 se cre� el Sindicato de Trabajadores de la Ense�anza de la Rep�blica Mexicana (STERM), formando los maestros del estado la Secci�n Uno.

Reiniciada la reforma agraria con C�rdenas, el gobierno tambi�n apoy� a las comunidades para que tuvieran cooperativas, servicios de salud, caminos, etc. Quienes encabezaban estas actividades eran por lo general los maestros rurales, mismos que hab�an participado en la creaci�n de la Liga de Comunidades Agrarias (LCA). La relaci�n entre maestros y agraristas era estrecha. En mayo de 1935, en la comunidad de Viudas de Oriente se llev� a cabo una convenci�n de maestros y campesinos, en la que Edmundo G�mez Orozco se�al� que el prop�sito de la reuni�n era elevar el nivel de vida cultural y econ�mico de los campesinos del estado.

Tambi�n para Lamberto Moreno, director de educaci�n federal en el estado, la cercan�a entre la escuela y el campo era importante. Consideraba que un aspecto central de la acci�n educativa era "la soluci�n de los problemas econ�micos del proletariado campesino". As� se establec�a una tr�ada de poder entre autoridades gubernamentales, profesores y campesinos con claras l�neas de interdependencia. La LCA, por ejemplo, en reiteradas ocasiones manifest� su aprobaci�n a la educaci�n socialista y, por su parte, muchos profesores aguascalentenses ayudaban a organizar a los campesinos y tramitar documentos para la dotaci�n de tierras.

La tarea del profesor era tambi�n apoyar de manera integral la reforma agraria. Para el inspector Faustino Villalobos, la labor social de las escuelas tend�a a proporcionar a los campesinos medios para una vida mejor, sugiri�ndoles la conveniencia de mejorar sus tierras mediante la utilizaci�n de abonos, as� como la rotaci�n de cultivos para obtener mayores rendimientos.


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