La huella de los sexenios

La huella de los sexenios


H�ctor P�rez Mart�nez fue el �ltimo en gobernar cuatro a�os; las reformas constitucionales ampliaron el tiempo de gobierno dos a�os m�s. La sucesi�n se vino encima y, alguno por no estar en condiciones pol�ticas para el cargo, otro —el maestro Alberto Trueba Urbina— por enfrentar la oposici�n del gobernador y uno m�s con m�ritos y simpat�a —Pedro Guerrero Mart�nez—, pero al que no favorec�a ser primo hermano del gobernador, nadie parec�a adecuado para el puesto. P�rez Mart�nez se alej� de Campeche, dejando su huella de cambio y esfuerzo y la sepultura del grupo adversario. Hizo pol�tica institucional como funcionario en la Secretar�a de Gobernaci�n, de la que fue titular en 1946 y de cuya �poca se cuenta la siguiente an�cdota: en una reuni�n con diplom�ticos, la esposa de un embajador le dijo estar sorprendida por su nombramiento, ya que como escritor esperaban verlo en la Secretaría de Educaci�n, P�rez Mart�nez respondi� que seguramente el presidente Alem�n sab�a que era hombre de letras, pero hab�a confiado m�s en sus ma�as.

Como ninguno de los candidatos dejaba satisfecho a quienes pod�an decidir, el presidente Manuel �vila Camacho record� a un joven funcionario que, cuando visit� la entidad en jornadas electorales, despert� su simpat�a y confianza. Resolvi� que ser�a el adecuado para inaugurar el primer sexenio en Campeche y se hizo candidato al joven de 34 a�os Eduardo J. Lavalle Urbina (1943-1949), de profesi�n abogado y entonces procurador general de Justicia. Con tales antecedentes, fue un gobernante proclive a expedir ordenamientos para fijar las actividades de la administraci�n, tales como leyes org�nicas, de expropiaci�n, protecci�n a la industria y a la inversi�n de capitales. Se recuerdan los trabajos emprendidos para el abastecimiento de agua potable y alcantarillado en la capital. Fue un sexenio sin disturbios, guiado por el car�cter conciliador y afable y la agilidad mental que siempre distingui� al licenciado Lavalle Urbina, quien recurr�a a las bromas sin abusar de su simpat�a. Puso atenci�n a las tareas editoriales y patrocin� el primer Diccionario biogr�fico, hist�rico y geogr�fico, de Juan de Dios P�rez Galaz, as� como la Cronolog�a maya, de Ra�l Pav�n Abreu. Alent� la segunda �poca del Reproductor Campechano, que dirigi� Rafael Perera Castellot, y patrocin� la edici�n de los poemas del hombre inspirado en el suave vuelo de las garzas: Manuel Garc�a Jurado.

El periodista espa�ol Juan Rejano, emigrado a M�xico, visit� Campeche en septiembre de 1943 y public� una imagen apacible pero que comenzaba a se�alar una mejor situaci�n que la de los a�os veinte y treinta. Le record� las poblaciones de Espa�a, como Toledo, M�laga o C�diz. Las fachadas de las casas, algunas pintadas con azules p�lidos, despertaron su nostalgia por C�rdoba. Calific� a la ciudad como poseedora de un aire entre andaluz y castellano:

Le sucedi� en el gobierno el licenciado Manuel J. L�pez Hern�ndez (1949-1955), candidato del reci�n organizado Partido Revolucionario Institucional. Su obra consisti� fundamentalmente en celebrar algunos empr�stitos para fomentar el cultivo del ma�z; expidi� una ley para la protecci�n de los monumentos hist�ricos, favoreci� con exenci�n de impuestos a la Compa��a Industrial Maderera, foment� el cultivo del arroz, proyect� obras para el abastecimiento de agua potable en ciudad de El Carmen y dict� medidas de protecci�n para la industria ap�cola en Hecelchak�n y en la capital de la entidad. En la parte educativa, impuls� la ley que estableci� la secundaria de Calkin�, la Normal de Profesores en el Carmen, la secundaria de Champot�n y la Ley Org�nica del Instituto Campechano.

Por otra parte, cre� el Comit� Estatal de Caminos Vecinales. En servicios sociales, inici� la construcci�n en la capital de casas para trabajadores al servicio del estado, form� la Comisi�n del Henequ�n, as� como la Direcci�n Estatal de Turismo. La explotaci�n maderera fue desmedida y los bosques casi desaparecieron.


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