Impulso modernizador

Impulso modernizador


ATRONANDO EL CIELO CAMPECHANO con su velocidad superior a la del sonido, el jet lear dibuj� una estela en el cielo por encima de la ciudad amurallada; de la nave descendi� el coronel Jos� Ortiz �vila (1961-1967) para iniciar otro parteaguas en el siglo XX, ya que sacudi� a la entidad del marasmo en el que estaba inmersa. El coronel, que hab�a sido diputado federal, apareci� en las p�ginas de los peri�dicos cuando en una sesi�n ret� a duelo de pistola a un legislador del Partido Acci�n Nacional, quien tuvo que ser rescatado por su farnilia del recinto legislativo de Donceles. El problema con el doctor Trueba Urbina tambi�n marc� su llegada.

Los avances de su gobierno permitieron conocer una nueva cara del estado, una que no gust� a todos. Entre los cambios realizados citemos los de las comunicaciones terrestres; los sistemas el�ctricos que beneficiaban a Campeche y a El Carmen se extendieron a otras poblaciones para sumar una red de conducci�n de 836.8 kil�metros y 1098.5 kil�metros de distribuci�n. De tres sistemas de agua potable, en el sexenio se alcanzaron 96, y el riego tambi�n consigui� importantes logros. En materia de poblaci�n los adelantos no fueron r�pidos ni frecuentes, si se considera que en 1900 se estim� en 86 542 habitantes, casi los mismos que en 1860. La poblaci�n lleg� en 1966 a los 218 565 habitantes, que principalmente se ubicaban en las grandes ciudades de la costa. La industria forestal de la �poca aprovechaba fundamentalmente caoba, cedro, guayac�n, jab�n, chac�, granadillo, jebe, pich, pulct�, ciricote, chechem, machiche, boj�n, maculis y zapote, y a�n en 1966 el chicle produjo, en 29 ejidos y una cooperativa, m�s de 495 319 kilos.

Cuando termin� su periodo, el gobernador Ortiz �vila se�ala que en materia de obras se construyeron m�s de 3 000, con una inversi�n superior a los 660 millones de pesos. La flota pesquera la aument� de 256 embarcaciones a 492, m�s 45 que se encontraban en fase terminal, lo cual hizo que se duplicara la captura de especies marinas.

En materia agraria, en el lapso de 1917 a 1961 los campesinos se vieron beneficiados con una superficie de m�s de un mill�n de hect�reas. En el gobierno del coronel Ortiz �vila se hizo un reparto superior a los 2.5 millones de hect�reas, con lo que se favoreci� a poco m�s de 30 000 campesinos en "el mayor reparto de tierras en la historia de la entidad". Retom� el viejo problema de la colonizaci�n, que hab�a fracasado en el siglo XIX; organiz� la llegada de 10 000 campesinos de otros estados, sin tierras disponibles, y empez� a establecer colonias en la regi�n de los r�os, las cuales comenzaron a prosperar. Reconoci� que el chicle y la explotaci�n maderera dejaron de ser fuente de importantes recursos y prefiri� estimular los plant�os de henequ�n y sisalana, 110 000 mecates que elevaron la econom�a de la regi�n del Camino Real. El henequ�n se distribuy� principalmente en terrenos de las poblaciones de Tenabo, Pomuch, Concepci�n, Sahcabch�n, Calkin�, Nunkim, Tancuch�, B�cal, Pocboc, Hecelchaka, adem�s de viveros; los plant�os de sisalana en Castamay, Nilch�, Tikimul, Cayal, Suctuc, Ich-Ek, entre otros.

Estimul� tambi�n la apicultura y la convirti� en un producto de exportaci�n, principalmente para Alemania. La industria ap�cola resurgi� como resultado de una nueva estrategia, ya que anteriormente los productores depend�an de las maniobras especulativas de los exportadores de Yucat�n, lo cual hac�a variar la calidad del producto y, en consecuencia, causaba un derrumbe en el precio internacional. As�, se organiz� la Uni�n de Apicultores para eliminar intermediarios y organizar en forma racional la producci�n y el mercado. Se encontr� que, t�cnicamente, todo el estado era adecuado para la apicultura; sin embargo, la calidad y el color de la miel variaban seg�n las flores del lugar. Las principales regiones ap�colas fueron Esc�rcega, Champot�n, Camino Real y Los Chenes. En 1966 trabajaban 2 000 apicultores que produjeron ocho millones de kilos con un valor de 12 millones de pesos. Se inaugur� una planta beneficiadora llamada Miel de Abeja de Campeche, S.A.

Ortiz �vila fund� la Universidad del Carmen y la Universidad del Sudeste, con un buen conjunto de edificios para albergar Preparatoria, Comercio, Ingenier�a y T�cnicas Especializadas, Medicina, Odontolog�a y Enfermer�a, en calidad de escuelas, y como facultad, la de Derecho, aparte de oficinas administrativas y biblioteca.

Al inicio de su gobierno dispon�a de un presupuesto poco mayor a los cuatro millones de pesos. Al t�rmino, se hab�a elevado a m�s de 116 millones, Aqu� se pod�a aplicar la l�gica que pregonaba el gobernador de Tabasco, Carlos A. Madrazo: "entre m�s obras realice o ejecute un gobierno estatal o municipal, mayor ser� el beneficio para la poblaci�n y mayor el presupuesto que aportar� la Federaci�n".

Ortiz �vila afirm� durante su sexenio que nada hizo de mala fe, y que si cometi� errores nunca fueron motivados por la maldad, el rencor o el abuso; adem�s, dijo, nunca descendi� a la diatriba, ni flagel� a nadie, y mucho menos a quienes, "equivocados al interpretar nuestra conducta, se consideraron nuestros adversarios". Construy� el edificio de los poderes con helipuerto y fuentes, alumbrado, avenidas y parques: dio una fisonom�a a veces demasiado moderna a una ciudad que dorm�a, junto al mar, so�ando en el paso de los a�os.

La ciudad fue distinguida con las innovaciones del arquitecto Joaqu�n �lvarez Ord�nez, pero utiliz� un estilo que rompi� el espacio de la historia y la costumbre. Una autora moderna lo ha sabido decir:

Dispers� por todas las poblaciones fuentes, monumentos y avenidas, de las que pueden se�alarse por su singularidad la fuente del camar�n en ciudad de El Carmen, la plaza Moch Cuoh, en Campeche —hoy desaparecida— y la plaza Noh Bee en Hecelchak�n. Entreg� el gobierno, se cal� los anteojos verdeoscuros que us� el C�sar americano Douglas MacArtur y que puso de moda en Campeche, donde era caracteristico verlo con ellos, hered� la costumbre a quien pudiera adquirirlos, subi� al jet lear dio una vuelta a�rea por la ciudad y se alej� hacia otros rumbos dejando la inquietud de que acaso, en el futuro, se bautice alguna calle: a la memoria de los lentes Ray Ban.


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