Dos candidatos y un gobernante

Dos candidatos y un gobernante


PARA PRINCIPIOS DE 1973 no hab�a m�s que dos candidatos para sustituir a Carlos Sansores: los licenciados Carlos P�rez C�mara y Rafael Rodr�guez Barrera, pero al cambiar el escenario nacional y pasar Sansores a la C�mara de Diputados, se design� interino a Carlos P�rez C�mara. Rafael Rodr�guez Barrera, que se hab�a destacado como diputado federal, inici� su campa�a para cubrir el periodo de 1973 a 1979. Ocup� la tribuna cameral con constancia, de tal manera que cuando lleg� a Campeche a los 36 a�os era un pol�tico con experiencia, como se advierte cuando se�al� en un discurso que la tarea del gobernante persigue siempre el conocimiento de las aspiraciones de su pueblo, y que para conocer la esencia de la ciudadan�a es necesario proyectarse limpiamente ante la opini�n colectiva, mostrando voluntad no s�lo de atender al pueblo, sino precisamente de convivir con �l, alentar el optimismo atacando la desesperanza, compartir los �xitos obtenidos, mantener un ambiente de verdad.

Sostuvo durante su campa�a electoral prop�sitos de unidad y, a ejemplo de la campa�a electoral de Luis Echeverr�a en 1971, el Chel —sobrenombre afectivo que significa g�ero— recorri� durante los primeros ocho d�as de su campa�a, a principios de 1973, 634 kil�metros en el municipio de Campeche por rutas de pavimento, terracer�a, brecha o l�nea ferrea. En otras visitas, como la del municipio de Calkiní, viaj� por el mar litoral, y en el municipio de Palizada y el Carmen por v�a fluvial y caminos de vereda o herradura. Si Ortiz �vila remodel� poblaciones y Sansores P�rez se ocup� en particular del campo, Rodr�guez Barrera, aparte de dedicarse a ambos, puso atenci�n en las colonias, aquellos centros de poblaci�n que hab�an comenzado a fundarse en el sexenio de Ortiz �vila y que ya para entonces hab�an crecido en poblaci�n y necesidades de servicios. As�, dijo el 7 de agosto de 1979 que nuestra democracia no era espectacular porque las obras que se hab�an entregado al pueblo eran modestas, pero todas hab�an cumplido un objetivo y una intenci�n: eran �tiles y satisfac�an necesidades que ya no pod�an seguir aplaz�ndose.


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