Los prolegómenos


EL PARA�SO DE LA OLIGARQU�A TERRACISTA comenz� a resquebrajarse a partir de 1907. En este a�o una crisis sacudi� a la econom�a norteamericana y afect� con gran fuerza al norte de M�xico, cada vez m�s integrado a los vaivenes de la econom�a de aquel pa�s. Muchas de las exportaciones ganaderas y mineras ten�an como destino los Estados Unidos. La contracci�n de la demanda de productos y la baja de precios oblig� a cerrar las industrias, a disminuir salarios y a despedir trabajadores, como ocurri� con algunas empresas mineras y forestales. Los bancos dejaron de prestar dinero. Cientos de mexicanos tuvieron que regresar de los Estados Unidos ante el cierre de empresas allende el Bravo.

Los a�os de 1908 y 1909 agravaron las dificultades. Sequ�as y heladas hicieron disminuir las cosechas chihuahuenses. La escasez y la carest�a de los alimentos fueron de la mano: para octubre de 1909 el hectolitro de ma�z hab�a subido de 3.50 a 7 pesos, el de frijol de 6 a 15 pesos, mientras que los salarios se redujeron a un peso y hasta 75 centavos. Esta baja salarial contrastaba con el periodo de alza de los salarios ocurrida hasta 1900, producida por la escasez de mano de obra y la diversidad de opciones de empleo (minas, ferrocarriles, industrias, aserraderos). La situaci�n en el campo era grave y la secuela de algunas medidas gubernamentales contribu�a a esa gravedad. Con base en una ley de 1905 los ayuntamientos recibieron facultades para vender los terrenos municipales. En muchos lugares los adinerados se hicieron de las mejores tierras. Por otro lado, el abuso y la prepotencia de los poderosos, en contubernio con las autoridades, irritaron a la clase media urbana. As� ocurri� en el caso del robo al Banco Minero en 1908. En este incidente, que algunos calificaban de autorrobo, la justicia se esmer� en castigar duramente a tres empleados. El Correo de Chihuahua tom� partido por los empleados y fustig� acremente a los banqueros, como parte de una tendencia crecientemente cr�tica del peri�dico respecto al grupo terracista.

Por otro lado, opositores al r�gimen porfiriano trabajaban intensamente desde San Luis Missouri, es decir, la misma poblaci�n de donde proven�an las primeras caravanas de comerciantes norteamericanos en 1821. Los hermanos Flores Mag�n se hab�an refugiado en los Estados Unidos despu�s de sufrir los acosos de la polic�a porfiriana. No era la primera vez que opositores al gobierno mexicano se refugiaban y actuaban en los Estados Unidos. Por lo menos en 1892, en coincidencia con el Sitio de Tom�chic, Catarino Garza, periodista de Tamaulipas tambi�n hab�a intentado organizar un amplio movimiento pol�tico-militar contra D�az. Los Flores Mag�n, Ricardo y Enrique, Antonio I. Villarreal y otros hab�an emitido el programa y manifiesto del Partido Liberal de junio de 1906 y ya hab�an reanudado la publicaci�n del peri�dico Regeneraci�n, en el que sosten�an su posici�n antiporfirista. En el manifiesto se pronunciaban por demandas que m�s tarde ser�an retomadas por otros grupos: jornada de ocho horas y reglamentaci�n de derechos laborales, restituci�n de ejidos y distribuci�n de tierras ociosas, oposici�n a la reelecci�n consecutiva del presidente, desaparici�n de las jefaturas pol�ticas y varias demandas de car�cter anticlerical. Pronto los magonistas pasar�an de las ideas y la agitaci�n pol�tica a las armas. En octubre de 1906 un grupo intent� apoderarse de Ciudad Ju�rez y m�s tarde, en junio de 1908, de Palomas, en este �ltimo caso como parte de un plan militar que inclu�a la toma de plazas de Coahuila. En Chihuahua este grupo ten�a simpatizantes, sobre todo en la frontera y en algunos centros mineros del noroeste del estado. Los grupos radicales anarquistas norteamericanos de la Western Federation of Miners intercambiaban informaci�n e ideas en ambos lados de la frontera. El gobernador Creel no ocult� su preocupaci�n por las actividades de este grupo pol�tico y se esmer� en espiarlos.

En diciembre de 1908, una vez que Porfirio D�az hab�a declarado al periodista Creelman que M�xico ya estaba preparado para la democracia, Francisco I. Madero, un rico terrateniente de La Laguna, se lanz� a la lucha electoral. En mayo de 1909, Madero y otros formaron el Centro Antirreeleccionista de M�xico. Entre la clase media y algunos grupos olig�rquicos, el mensaje maderista pareci� ganar fuerza. A principios de junio de 1910, ya como candidato del Partido Antirreeleccionista, Madero fue recluido en la c�rcel de San Luis Potos�. Las elecciones, en las que se impuso la f�rmula oficial Porfirio D�az-Ram�n Corral, se realizaron con Madero en la c�rcel; los maderistas reunieron gran cantidad de testimonios del fraude electoral y exigieron la anulaci�n de los comicios. La respuesta negativa del Congreso de la Uni�n exacerb� los �nimos. Las armas se perfilaron entonces como la �nica opci�n. En esas circunstancias se proclam� el Plan de San Luis, con fecha de 5 de octubre, una vez que Madero hab�a huido de la c�rcel y del pa�s. El sufragio efectivo y la no reelecci�n ya eran la consigna clave del maderismo. El plan llamaba a tomar las armas el 20 de noviembre, de las seis de la tarde en adelante.

En Chihuahua el llamado maderista tuvo eco. El dirigente principal era un hombre de 46 a�os, Abraham Gonz�lez, un antiguo empleado de los oligarcas chihuahuenses. Originario de la ciudad de Guerrero, Gonz�lez hab�a estudiado en la ciudad de M�xico y en la Universidad de Indiana. R�pidamente gan� prestigio como l�der del club maderista "Benito Ju�rez". Nadie en Chihuahua cuestionaba su liderazgo. As� lo reconoc�an individuos como Pascual Orozco, un ex arriero protestante de 28 a�os, originario del mismo rumbo de Gonz�lez, y Francisco Villa, un duranguense que hab�a sido mediero, comerciante y abigeo y que por ello era perseguido por la justicia del gobierno terracista. Pocos d�as antes del 20 de noviembre, en Cuchillo Parado, una peque�a poblaci�n de la jurisdicci�n de Coyame, un grupo encabezado por Toribio Ortega se alz� en armas. En este caso los agravios de los vecinos ten�an que ver con los abusos de la poderosa familia Mu�oz y de los caciques de la cabecera municipal.

Despu�s del d�a 20, Chihuahua fue uno de los estados en donde m�s partidas rebeldes se levantaron en armas. El historiador Ponce de Le�n se apresur� a mostrar su lealtad al r�gimen terracista: calific� de "ilusos" y de "malhechores" a los rebeldes. Pero las razones para el levantamiento eran m�s complejas. Una de ellas era que la clase media urbana y rural, desarrollada en buena parte bajo el calor de la prosperidad porfiriana, reclamaba mayores espacios de participaci�n pol�tica y econ�mica. Otra era que en Chihuahua, por la cercan�a de la frontera y por la diversidad de ramas econ�micas, hab�a crecido un sector de trabajadores con gran movilidad laboral y geogr�fica. Era gente con poco arraigo a sus respectivos terru�os. Este hecho facilit� el reclutamiento y la movilidad de las partidas rebeldes. En muchos casos, hacerse rebelde era una opci�n para ganarse la vida o una forma de saldar viejas deudas personales. El viejo general Terrazas ve�a sorprendido c�mo muchos de sus sirvientes y trabajadores simpatizaban con los rebeldes y descartaba de plano la opci�n de armarlos. Lo cierto es que en Chihuahua el movimiento armado tuvo la ventaja del antiterracismo, un eje aglutinador de grupos de muy diverso origen y condici�n social.

El movimiento armado creci� r�pidamente, sobre todo en el Oeste y noroeste del estado, en el camino de la capital del estado a la Sierra. Las fuerzas federales combatieron con empe�o, pero pronto mostraron sus limitaciones. El r�gimen porfirista nunca se hab�a esmerado por contar con un ej�rcito poderoso, temiendo una eventual asonada militar en su contra. En los primeros meses de 1911 el levantamiento era ya incontenible. En febrero, Madero regres� al pa�s cruzando la frontera en un punto no muy alejado de Ciudad Ju�rez.

En los primeros d�as de mayo de 1911 los rebeldes sitiaron Ciudad Ju�rez, esperando tomar una aduana de gran importancia estrat�gica. El 9 de mayo empezaron las hostilidades, a pesar de las intensas pl�ticas que sosten�an representantes gubernamentales y maderistas. Madero no orden� la toma de Ciudad Ju�rez, pero el d�a 11 �sta ca�a en manos de los rebeldes.

El r�gimen porfiriano se derrumb� con gran rapidez. El 21 se firmaban los acuerdos de Ciudad Ju�rez, que establec�an la renuncia de don Porfirio, el cese de hostilidades y el desarme de los rebeldes. Francisco Le�n de la Barra asumi� la presidencia y convoc� a nuevas elecciones para octubre de ese mismo a�o. El 25 de mayo D�az sal�a del pa�s por Veracruz en el buque Ipiranga con rumbo a Par�s. Se cerraba una �poca de la historia mexicana.

En Chihuahua el gobernador Miguel Ahumada renunci� al cargo, que apenas hab�a asumido en febrero anterior, en un gesto desesperado del r�gimen porfirista para tranquilizar los �nimos. Fue sustituido por Abraham Gonz�lez. No extra�a que una de las principales medidas del nuevo gobernador haya sido la supresi�n de las jefaturas pol�ticas y el retorno del municipio libre, es decir, de los ayuntamientos elegidos directamente por los habitantes de los pueblos; ello muestra la importancia de esa demanda pol�tica. Al mismo tiempo, se elev� a la categor�a de municipios a cuatro poblados que viv�an de hecho en manos de empresas extranjeras: Madera, Naica, Bocoyna y Dolores.


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