Colima liberal


DOLOROSA FUE LA EXPERIENCIA de la soberan�a. Aqu�lla se dio en propiedad cuando la Rep�blica viv�a su agon�a, cuando dos a�ejos proyectos de naci�n —el federalista y el centralista, o liberales y conservadores— dejaron a un lado la discusi�n civil y se enzarzaron en guerra fratricida. En Colima se dieron estas corrientes, lucharon entre s� tales proyectos, pero lo amargo del conflicto, la sangre del general Manuel �lvarez, no cegaron a la sociedad.

La llegada del general Jos� Silverio N��ez a Colima el 7 de septiembre de 1857 signific� mucho m�s que un simple poner orden en una entidad federativa. Tres meses despu�s, ante la proclamaci�n del Plan de Tacubaya por F�lix Zuloaga, N��ez declar� que Colima se manten�a fiel a los principios liberales y, por tanto, rechazaba el recientemente proclamado plan conservador. Apenas estrenado el a�o de 1858, N��ez sali� de Colima por instrucciones del general Anastasio Parrodi —quien luego se pasar�a al bando conservador—, dejando por gobernador sustituto a Ricardo Palacio. La principal tarea que �ste tuvo que acometer, fue organizar las compa��as de seguridad y aplicar medidas contra cualquier brote conspirador.

La lejan�a y marginaci�n tradicionales de Colima y las garant�as que aquel estado de la Federaci�n pod�a ofrecer decidieron a las debil�simas y raqu�ticas instituciones republicanas a buscar en �l cobijo. De Guadalajara se traslad� Benito Ju�rez y su comitiva a la ciudad de Colima, a donde llegaron el 27 de marzo. Al d�a siguiente, tomando las instalaciones del gobierno local como residencia oficial del poder Ejecutivo, empez� a dictar acuerdos de importancia: la designaci�n de Santos Degollado, ministro de la Guerra y general en jefe del Ej�rcito Federal y de Pedro Ogaz�n, gobernador de Jalisco. Por instrucciones de Ju�rez, Melchor Ocampo, a la saz�n encargado de las relaciones exteriores, envi� al gobierno de Estados Unidos una comunicaci�n en la que puntualizaba las bases de la autodeterminaci�n y el principio de no intervenci�n en los asuntos internos de las naciones.

El 5 de abril, el propio Ocampo se dirig�a a todos los gobernadores del pa�s inform�ndoles de la imperiosa necesidad del gobierno federal de salir del territorio mexicano, medida de sobrevivencia y garant�a de continuidad del �nico gobierno leg�timo mexicano Mientras que se hiciera del conocimiento p�blico el punto a donde se dirig�a el presidente Ju�rez, se le confer�an a Santos Degollado facultades extraordinarias en asuntos de hacienda y guerra. El 11 de abril, Benito Ju�rez se embarcaba en Manzanillo y la guerra de Reforma instalaba sus cuarteles en un escenario hasta entonces pr�cticamente desconocido en anteriores conflagraciones civiles: las tierras colindantes entre Jalisco y Colima.

En efecto, a poco de salir Ju�rez por Manzanillo, Santos Degollado abandonaba la plaza de Colima para trasladarse a Guadalajara. All�, al saber que Miguel Miram�n al frente del ej�rcito conservador se dirig�a a la capital tapat�a, levant� el sitio de Guadalajara y se repleg� a la barranca de Beltr�n, cerca de Atenquique. Miram�n lleg� a Guadalajara el 23 de junio y el 26 persigui� a las fuerzas de Degollado. El 2 de julio, en la barranca de Beltr�n, cada quien de un lado, los ej�rcitos se midieron. Ocho horas dur� la refriega. Durante ocho horas la muerte cobr� su tributo. Ambos bandos cantaron victoria.


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