No pocas demandas de la poblaci�n se hicieron o�r cada d�a con m�s fuerza. Las negociaciones particulares no han bastado dada la complejidad social y regional del Estado de M�xico: el atraso econ�mico y social de algunos lugares de la zona, su pobreza extrema o, mejor dicho, la exigencia de niveles m�nimos de bienestar, salud, educaci�n y seguridad han llegado hasta la violencia; esto ha tenido como causa directa un desarrollo desigual entre regiones del estado y aun entre cabeceras de municipio y dem�s poblaciones. A ra�z del tr�gico saldo se ech� a andar un programa de desarrollo para el sur del estado.
Tales desigualdades no son desconocidas, pues por un lado est�n los municipios de la zona metropolitana que han recibido la mayor atenci�n en sus servicios y bienestar; tienen mejores oportunidades para el desarrollo econ�mico; concentran la mayor parte de la poblaci�n y, por a�adidura, pesan m�s en la balanza de la toma de decisiones p�blicas y en la distribuci�n del presupuesto destinado al bienestar social. Su contraparte es una extensa zona del estado que presenta las peores condiciones sociales y econ�micas, as� como bajas posibilidades de desarrollo. Es una fuente m�s de mano de obra barata de las regiones m�s favorecidas.
As�, el Estado de M�xico ingresar� al siglo XXI con m�s retos que soluciones.
