Toluca y los cuatros vientos


Villada enalteci� la capital del estado, acondicionando el palacio de gobierno, el judicial y la finca de la exposici�n, concluyendo el municipal, levantando el legislativo, ampliando y hermoseando el Instituto Cient�fico y Literario, construyendo o reconstruyendo el Hospital, la Normal para Profesores, la Correccional, la Casa de Maternidad, el Asilo del Mendigo, la Escuela de Artes y Oficios para Varones, el Departamento de Ingenier�a, las Oficinas de Salubridad, el T�voli para Obreros y la Gota de Leche, am�n de jardines, calles y monumentos, entre los que destaca el erigido a Crist�bal Col�n. Junto con todo ello emboved� el r�o Verdiguel y sac� las zah�rdas del centro. Toluca pudo entonces renombrarse la Bella, ostentando un sello inconfundible al que se iban plegando las mansiones particulares y las nuevas construcciones religiosas, como San Jos� el Ranchito. As� conoci� Toluca Guti�rrez N�jera, cuya brillante pluma la elogi� de esta manera:

En el �mbito general del estado se hab�a de seguir la pauta edificando de nuevo no pocas sedes de ayuntamientos, arreglando otras y levantando numerosas escuelas, as� como construyendo calles, caminos, puentes, acueductos, jardines con quiosco, hospitales, c�rceles, bibliotecas, instalaciones el�ctricas, v�as telegr�ficas, ba�os, rastros, panteones, etc. Todo lo cual se muestra con pormenor en las famosas Memorias de cada cuatrienio. Adem�s, el gobierno federal, con el apoyo del encabezado por Villada, llev� a cabo la magna obra del desag�e del valle de M�xico, realizada en parte del Estado de M�xico.

Larga ser�a la lista pormenorizada. La historia quedar�a gravemente mutilada si, atendiendo s�lo a las injusticias del porfiriato, nos olvid�semos que es el tiempo del liberalismo triunfante y establecido, que no s�lo aport� ideas y principios, instituciones jur�dicas y educativas, sino tambi�n obra visible y tangible, hecha con el esfuerzo de un pueblo gobernado con mano firme, sabia y honrada.


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