Exigencias de la nueva política


LOS OBREGONISTAS EXIG�AN UN CAMBIO RADICAL en los poderes de las entidades. Los gobernadores en muchos casos ser�an nombrados por el presidente o por el Senado. Al frente del Estado de M�xico hab�a quedado el doctor Dar�o L�pez, personaje popular, pero a quien le faltaba una prerrogativa de los vencedores de Agua Prieta: carrera militar. En su lugar entr� un subordinado de Obreg�n, el general Abundio G�mez, guerrerense de origen. Estuvo con car�cter de provisional de agosto de 1920 a febrero de 1921. Tiempo suficiente a fin de entrenarse para un periodo completo.

En el lapso que dur� su mandato provisional, Abundio G�mez apenas pudo iniciar la tarea de restablecer ciertas v�as de comunicaci�n, reabrir algunas escuelas y reorganizar el erario. Uno de los campos donde hubo de darse la unificaci�n pol�tica fue el municipal, cuyo conjunto ofrec�a una heterog�nea variedad: ayuntamientos de 1918, de 1919, carrancistas, obregonistas, aqu� constitucionales, all� formados al arbitrio de alg�n jefe revolucionario. Por lo dem�s, el estado requer�a fortalecer y centralizar su poder, cosa que mal se aven�a con el municipio libre, reclamado por la propia Revoluci�n. Abundio busc� la forma de que el gobierno estatal y no el municipal percibiese impuestos que la Constituci�n hab�a asignado a los ayuntamientos.

En el campo educacional Abundio tuvo m�ltiples carencias: dinero, maestros, escuelas y alumnos. Adem�s se sum� la turbulencia estudiantil, que tambi�n quer�a su revoluci�n "para intervenir en asuntos exclusivos del Ejecutivo, como son los nombramientos y gobierno del plantel". El gobernador aquiet� los disturbios con astucia castrense y con semejante cuidado procedi� a la terminaci�n de huelgas en varias f�bricas. Mientras, los campesinos eran controlados con la promesa de tierras.

S�lo para completar un periodo, Manuel Campos Mena reanud� el orden constitucional, mas se enfrent� con la amenaza de un grupo cuyos miembros, reunidos en Cuautitl�n, se declararon legislatura y designaron gobernador a Samuel Espinoza de los Monteros. En pocos d�as el movimiento abort�. El reparto agrario sigui� raqu�tico: 11 casos fallados desfavorablemente por Obreg�n y apenas siete acordados provisionalmente por el gobernador. Los hacendados mov�an toda su influencia e interpon�an amparos. La situaci�n de los centros fabriles tampoco era halag�e�a. El Oro iba de picada, reduciendo sensiblemente su trabajo.


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