El trasfondo nacional y una licencia ilimitada


Jos� Luis Sol�rzano era gente de Calles. Por encima del presidente en turno privaban "los sabios consejos del Jefe de la Revoluci�n, general Plutarco El�as Calles". Pero el maximato pronto iba a desaparecer. El nuevo presidente era L�zaro C�rdenas. No tard� en mostrarse independiente del tutelaje callista y alent� un acelerado reparto agrario, as� como los movimientos huelgu�sticos y el conato de educaci�n socialista.

Sol�rzano, al igual que Calles, no dej� de lamentar el estado de agitaci�n. La debilidad del callismo se evidenci� despu�s de las declaraciones de su l�der en junio de 1935. No tuvieron eco. Consiguientemente, las presiones de C�rdenas sobre las piezas del callismo fueron r�pidas y eficaces. A Sol�rzano no le qued� m�s que achacar el fracaso de su administraci�n a "obst�culos y problemas m�s de signo meramente pol�tico". Para su culpa hab�a m�s. Amigo como era de la vida nocturna, hab�a antepuesto no raras veces las diversiones a las duras exigencias de su responsabilidad p�blica. El 26 de diciembre de 1935 la legislatura local concedi� a Sol�rzano licencia por seis meses, que luego refrendar�a por tiempo ilimitado. La misma c�mara design� gobernador interino al doctor Eucario L�pez.


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente