A mediados de 1935 el n�mero de escuelas dentro del Estado de M�xico era el siguiente: 386 rurales, 230 elementales, 37 primarias superiores, 29 primarias nocturnas, cinco de p�rvulos, una de reos, tres secundarias, una vocacional, una preparatoria, una de taquigraf�a y contadur�a, una Normal mixta, una de enfermer�a y obstetricia, una industrial y una escuela hogar.
El sostenimiento de todo el sistema escolar siempre fue una de las erogaciones m�s fuertes del erario p�blico. El atraso y los recortes en el pago propiciaron un final amargo a Filiberto G�mez. A pesar de ello y de las promesas, Sol�rzano no aprendi� la lecci�n y dej� que se acumularan n�meros rojos.
Aplaz� pagos a maestros. Estall� entonces la huelga magisterial de junio de 1935. Intervino la Secretar�a de Educaci�n P�blica. Y s�lo con un pr�stamo de la Federaci�n se pudo sortear el escollo. Sin embargo, el desatino pol�tico hab�a sido grande.
La ruptura con el gomismo hab�a llevado a una serie de ajustes. Por tal motivo, volvieron los enfrentamientos y aun los choques sangrientos, como en Chimalhuac�n. Adem�s, la segunda mitad de 1934 estuvo marcada por el merodeo de "gente facinerosa", que incursionaba en terrenos de Texcaltitl�n, Tonatico, Amanalco, Almoloya de Alquisiras; Calimaya, Tenango del Valle, Toluca, Huixquilucan, Cuautitl�n, Jiquipilco y Villa del Carb�n. Al parecer, trat�base de la "segunda" y desesperada Cristiada, prontamente reprimida. Antes y despu�s del rescoldo cristero las Defensas Rurales continuaron sus abusos.
La agitaci�n campesina se agudiz� en 1935. En Capulhuac se registr� un ataque de 200 hombres. En San Andr�s Cuexcontitl�n se suscit� un zafarrancho por el corte de �rboles y en Tepetlixpa estall� un mot�n. En fin, el agro se convulsionaba con la invasi�n de fincas r�sticas. Numerosos campesinos cansados de aguardar la entrega de tierras, tomaban por su cuenta, "sin esperar la tramitaci�n legal", los montes, las tierras y aguas que a su entender se les deb�an dar.
