Por otro lado, tambi�n perturbaron la calma las noticias que llegaban del proyecto de Constituci�n General, premonitorias de la tormenta que se desatar�a despu�s de su promulgaci�n, el 5 de febrero de 1857, al disponerse que fuese jurada por todos los empleados gubernamentales so pena de cese. La libertad de cultos y varias leyes que precisaban las tarifas cobradas por los servicios religiosos, adem�s del establecimiento de un registro civil, motivaron mayormente el enojo de los conservadores. Entre abril y septiembre hubo varios motines en Lagos, Mascota y la misma Guadalajara, si bien todos pudieron ser sofocados con rapidez.
Pero en otras partes los brotes de rebeld�a tuvieron m�s �xito. Tal fue el caso en la ciudad de M�xico, donde encabez� la rebeli�n el propio presidente de la Rep�blica, Ignacio Comonfort, el 17 de diciembre de 1857. Se enarbol� el Plan de Tacubaya en desconocimiento de la reciente Constituci�n y en favor de la concesi�n de amplias facultades al presidente para reorganizar el pa�s.
Las reacciones frente a dicho pronunciamiento fueron inmediatas; el Congreso y gobierno de Jalisco, as� como el Ayuntamiento de Guadalajara, reprobaron airada y abiertamente a Comonfort y se manifestaron en favor del orden constitucional.
El apoyo principal de Comonfort fue el general F�lix Zuloaga hasta enero de
1858, cuando �ste desplaz� a aqu�l y se hizo proclamar presidente de la Rep�blica.
Antes de partir, Comonfort logr� que se liberara al vicepresidente Benito Ju�rez,
quien hab�a sido encarcelado al proclamarse el Plan de Tacubaya.