Cat�licos de partido


El 1 de agosto, con la renuncia del maderista Guti�rrez Allende, De la Barra nombr� como gobernador provisional a un partidario suyo, Alberto Robles Gil, plenamente identificado con el reci�n creado partido Cat�lico. Este partido se sum� al abrumador triunfo electoral de Madero para ser presidente, mas no gan� su candidato a la vicepresidencia, Francisco Le�n de la Barra, sino el tabasque�o Jos� Mar�a Pino Su�rez.

Al asumir Madero el mando, el gobierno de Jalisco convoc� a elecciones municipales para el 5 de noviembre de 1911. El Partido Cat�lico obtuvo una gran mayor�a de ayuntamientos, triunfo que refrend� en marzo de 1912, cuando llen� el Congreso local con afiliados. Con tal ventaja, se dio a la tarea de modificar la Ley de Instrucci�n P�blica para dar validez a los estudios particulares sin necesidad de incorporarse a los oficiales. Por otro lado, el arzobispo Jos� de Jes�s Ortiz falleci� en junio de 1912 y fue inhumado en el interior de la catedral sin que se presentase impedimento alguno. Adem�s, en el mismo mes Madero prohij� que la mitad de los diputados federales por Jalisco fuesen comulgantes con el PCN.

En los comicios para gobernador, celebrados en noviembre de 1912, result� electo Jos� L�pez Portillo y Rojas, gracias a que su programa coincid�a con el Partido Cat�lico. Tom� posesi�n de su cargo el 23 de octubre de 1912, con facultades extraordinarias y con el �nimo de pacificar la entidad a como diera lugar. En consecuencia, consigui� armas a bajo precio para terratenientes y comerciantes y promovi� que �stos formaran sus propias guardias. Pero tuvo poco �xito en su empresa. La agitaci�n m�s bien aumentaba por causa de la misma represi�n y porque los cambios promovidos por Madero eran demasiado tibios para circunstancias tan apremiantes. As�, en diciembre de 1912, Huejuquilla fue asaltada por una partida de orozquistas y Cocula fue tomada por simpatizantes de F�lix D�az. Guadalajara, a su vez, se convirti� en escenario de una gran huelga de ferrocarrileros.

La transici�n a la democracia hab�a sembrado el temor entre los grupos olig�rquicos, quienes se sumaron a la campa�a orquestada por el embajador de Estados Unidos en contra del gobierno establecido. Su culminaci�n fue el golpe de Estado que acab� entronizando al general Victoriano Huerta en la presidencia en febrero de 1913, tras el asesinato del presidente Madero y del vicepresidente Pino Su�rez. En Jalisco, s�lo algunas peque�as muestras de inconformidad produjeron tales acontecimientos, mientras que no faltaron militantes del Partido Cat�lico que apoyaron ostentosamente a los golpistas.

Pero en otras latitudes la asonada huertista provoc� un mayor encono. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, proclam� el Plan de Guadalupe, que desconoc�a la usurpaci�n y anunciaba la conformaci�n del Ej�rcito Constitucionalista, del que se proclam� su primer jefe.

Lo que s� despert� gran inter�s en Guadalajara fue el arribo del nuevo arzobispo Francisco Orozco y Jim�nez, a quien se dio una espectacular bienvenida el 9 de febrero de 1913. El prelado proced�a de Chiapas, donde hab�a tenido muchos problemas a causa de su belicosidad. Su llegada acrecent� la soberbia del Partido Cat�lico y el desacato a las leyes del culto vigentes. En enero de 1914, a pesar de la prohibici�n expresa del propio gobernador L�pez Portillo, se llev� a cabo una fastuosa marcha religiosa encabezada por el sacerdote. El mandatario lo acus� de desacato a la autoridad civil, ech�ndose encima al Congreso local y a todo el Partido Cat�lico Nacional. Finalmente, L�pez Portillo fue llamado al gabinete de Huerta y dej� al general Jos� Mar�a Mier como encargado del poder ejecutivo, lo que increment� a�n m�s la influencia de Orozco y Jim�nez.


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