7. Los reslutados econ�micos

7. Los resultados econ�micos


Los verdaderos cambios ocurren en 1928 con la llegada del ferrocarril, despu�s de 1933 con el reparto agrario y luego de 1945 con la construcci�n de carreteras por todos lados, lo que significa una verdadera revoluci�n para la econom�a y para la vida cotidiana de los habitantes. Uno ya no se mueve a la velocidad del peat�n o del caballo, sino a la del tren o del cami�n. Todo cambiar� despu�s de 1945.

�Cu�l fue la relaci�n entre el hombre y la tierra con el reparto agrario? En v�speras de la revoluci�n de 1910 se trabajaban 115 000 hect�reas y en 1926 esta cifra se manten�a m�s o menos igual. Los agr�nomos advirtieron entonces que exist�an otras 270 000 hect�reas sin cultivo susceptibles de aprovecharse, de las cuales la mitad pod�an trabajarse sin necesidad de realizar ninguna obra costosa. �Por qu� se desaprovechaba esa riqueza natural? Falta de v�as de comunicaci�n, falta de hombres (entre 1910 y 1930 la poblaci�n no aumenta) y control del latifundio sobre estas inmensidades. Hab�a una sola hacienda, la de los Sauces, en la que se cultivaba toda la tierra de labor. En las dem�s fincas importantes permanecieron ociosas apreciables extensiones de tierras de buena calidad.

El reparto agrario signific� un cambio social considerable, la desaparici�n del grupito poderoso de los hacendados (es tambi�n una revoluci�n pol�tica) y la aparici�n del grupo numeroso de los ejidatarios, los campesinos que recibieron una parcela. Pero no trajo consigo un progreso econ�mico inmediato. Poco a poco las superficies cultivadas aumentaron, pero no por el reparto agrario, sino por el aumento de la poblaci�n que, interrumpido de 1910 a 1930, se reanud� despu�s.

168 000 habitantes en 1930 (65% en el campo).

216 000 habitantes en 1940 (65% en el campo).

La densidad demogr�fica sube de seis habitantes por km� a ocho en 1940, y a 10.6 en 1950. Eso significa m�s bocas y m�s brazos. Hay que cultivar m�s y se puede cultivar m�s, sin cambios t�cnicos. �stos vendr�n despu�s de 1950.

En los primeros a�os que siguieron al reparto se pudo notar una baja normal de la producci�n, debida a la violencia del cambio, pero volvi� r�pidamente a su nivel anterior y lo super� en el ma�z, cultivo vital para el sustento de la poblaci�n.

De 1910 a 1940 se produce, a�o tras a�o, m�s o menos la misma cantidad (entre 50 000 y 60 000 toneladas).

Tabla de relaci�n de 1943 a 1948, que indica el crecimiento de la producci�n, despu�s de que hubo una baja normal por el cambio que hubo en densidad demogr�fica; pero a partir de 1945, se trabajaban 150 000 hect�reas. Para 1950 ya hab�a 225 000 hect�reas trabajadas.

Obviamente empieza en 1945 una nueva etapa. Las superficies de labor corresponden a la alza productiva: 150 000 hect�reas trabajadas en 1930 (un poco m�s que en 1910).

En 1950 hab�a 225 000 hect�reas trabajadas, pero se aprovechaban muy poco m�s de las dos terceras partes. Es cuando por primera vez suben los rendimientos, es decir, cada hect�rea rinde m�s. Empieza la revoluci�n t�cnica. Pero tanto en 1910 como en 1930, tanto en 1950 como en 1980, se pod�a escribir: "Se afirma en nosotros la idea de que alg�n d�a el futuro econ�mico de M�xico no descanse solamente como ahora en las industrias del subsuelo, siempre aleatorias, sino tambi�n en la inteligente explotaci�n de la tierra, que ha sido en todas partes y en todos los tiempos la base del bienestar e independencia de los pueblos" (1927).

Efectivamente la agricultura sigui� siendo la primera actividad del estado, ya que no hubo entre 1910 y 1950 crecimiento industrial en Nayarit, m�s bien decadencia paulatina. La situaci�n de las f�bricas textiles mejor� un tiempo, cuando la segunda Guerra Mundial signific� un aumento enorme de los pedidos estadounidenses: hab�a que vestir a millones de soldados. Durante esos a�os (1941-1945) la f�brica de Bellavista trabaj� tres turnos de ocho horas, o sea todo el d�a. Sus 1 200 obreros elaboraron 129 kil�metros por semana de manta, mezclilla, dril y lona.

Pero debemos recordar que de 1910 a 1945 no cambi� fundamentalmente la situaci�n econ�mica. Tepic se qued� como ciudad provinciana, aislada, tranquila. Creci� algo el n�mero de sus habitantes, pero la vida segu�a como en el siglo XIX.


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