Guerra de Reforma


La Constituci�n general de 1857 y la local del mismo a�o fueron el fruto de esta �poca turbulenta. El bando inconforme sigui� en actividad hostil. En Monterrey, la Constituci�n local fue llevada a la catedral para su bendici�n, en solemne Te Deum o acci�n de gracias. El obispo, Francisco de P. Verea, prohibi� no solamente los sacramentos a quienes la hubiesen jurado sino hasta la entrada al templo a los funcionarios del gobierno.

El gobernador Vidaurri, con una actitud radical no vista en otra parte del pa�s, arrest� al prelado y lo desterr� de Nuevo Le�n. El obispo cruz� la plaza y sali� del estado con otras dignidades de la Iglesia. Tambi�n aplic� aqu� con rigor la Ley Lerdo, de 25 de junio de 1856, relativa a la desamortizaci�n de los bienes del clero.

En menos de un mes fueron intervenidas casi todas las fincas eclesi�sticas, muchas de las cuales quedaron m�s tarde en manos de conocidos jefes liberales, en premio a su participaci�n en la lucha.

El golpe de Estado de Comonfort, en Tacubaya, agrav� la situaci�n. Ju�rez sali� por Manzanillo a Veracruz. Todo parec�a perderse. Nuevo Le�n se mantuvo a la defensiva. Vidaurri se convirti� en el l�der pol�tico y militar m�s importante. Juan Zuazua march� al interior y derrot� a Miram�n en Ahualulco en 1858.


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