Operaciones del noreste


Por espacio de cinco meses fue sostenida la lucha revolucionaria en esta forma. Las tropas constitucionalistas operaban dispersas y sin coordinaci�n alguna. Vino al fin a darles unidad el nombramiento hecho a favor del general Pablo Gonz�lez como Jefe de Operaciones del Noreste, expedido en Cuatro Ci�negas, por Venustiano Carranza, en julio de ese a�o. Todos se subordinaron, excepto Lucio Blanco, quien se neg� hacerlo y que operaba en Matamoros.

Pablo Gonz�lez procedi� a aplicar mejores t�cticas, con el prop�sito de apoderarse de Monterrey. Tra�a ya 2 500 hombres, en tres columnas. La primera, a la vanguardia, de Antonio I. Villarreal; la segunda, al mando suyo, e integrada por los cuerpos de Francisco Murgu�a, Alfredo Ricaut, Bruno Neira, Benjam�n Garza y otros; y la tercera, a la retaguardia, al mando de Jes�s Carranza y compuesta por los cuerpos de Francisco S�nchez Herrera, Rafael M�zquiz, Indalecio Rojas, Pedro Trevi�o Orozco, Florencio Morales, V�ctor Villarreal y otros. En esta columna ven�a tambi�n Manuel W. Gonz�lez, quien habr�a de escribir varios libros importantes sobre estos sucesos.

La vanguardia avanz� por el ca��n de Gomas, hasta Mamulique, de donde continu� a Ci�nega de Flores. Nadie recib�a haberes o pago alguno; el alimento era escaso, limit�ndose, a veces, a una lata de sardina con tortilla.

Francisco Vela Gonz�lez, m�dico militar, relata en su Diario... que tra�a algunas mazorcas para su caballo, pero que, no habiendo que comer, �l empez� a comerse una, grano por grano. Abundaba la comida s�lo al llegar a alguna poblaci�n. Era entonces cuando se hac�an comunes los excesos y el saqueo de tiendas y casas de familias acaudaladas o desafectadas a la revoluci�n. Por supuesto que no s�lo las tiendas eran forzadas, tambi�n las cantinas.

Concentradas las tropas de Pablo Gonz�lez en la villa del Carmen, en espera de las otras dos columnas, sostuvieron all� un breve encuentro con las del general Miguel Quiroga. Por la tarde del 20 de octubre, Gonz�lez atac� Salinas Victoria, que estaba defendida por una parte de la brigada de Guillermo Rubio Navarrete, al mando del teniente coronel Ismael Tamez y reforzada por el 29 Batall�n del mayor Luis Hern�ndez.

El combate continu� durante todo el d�a 21. Los trenes federales fueron copados por los jefes carrancistas Francisco Mungu�a y Alfredo Ricaut. Algunas fuerzas del gobierno se replegaron a la sierra de Minas Viejas; otras, las de Tamez, a Monterrey. Estas �ltimas se detuvieron m�s de diecis�is veces en el trayecto, por encontrar el obst�culo de igual n�mero de puentes quemados o dinamitados. Los constitucionalistas los persiguieron combati�ndolos en el Topo Chico, en los aleda�os de la ciudad. Esta acci�n y la de Salinas Victoria valieron a Antonio I. Villarreal el ascenso a general brigadier.


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