La ocupaci�n de la cervecer�a, donde los atacantes dieron buena cuenta de casi un centenar de cajas de cerveza y de los licores que hab�an saqueado en cantinas y bodegas de diversos rumbos de la ciudad, ocasion� la embriaguez de la mayor parte de la tropa. Los soldados daban "alaridos norte�os, herencia de los fieros comanches", seg�n el relato de Consuelo Pe�a de Villarreal, y, beodos, combat�an sirviendo �nicamente de blanco al enemigo. Esta circunstancia, adem�s de la llegada del refuerzo de Ricardo Pe�a, quien entr� por Hidalgo y baj� por Ju�rez hasta 5 de Mayo; el hecho de que el general federal Eduardo Ocaranza hab�a llegado hasta la estaci�n Uni�n; y de que nunca fueron recibidos por los atacantes los esperados refuerzos de Matamoros por la insubordinaci�n de Lucio Blanco, originaron la inevitable retirada de los constitucionalistas.
Esa misma tarde relata en su Diario el m�dico nuevoleon�s Francisco Vela Gonz�lez, desde cerca de mi improvisado hospital, estuve viendo pasar a un buen n�mero de nuestros soldados que, montados en ancas, tra�an atravesados en sus sillas los cuerpos ya sin vida de algunos de sus compa�eros, cuyos brazos y piernas iban campaneando macabramente al paso de los caballos, para ir a sepultarlos en el pante�n del pueblo [de San Nicol�s]. �Cu�ndo me iba yo a imaginar que uno de aquellos cuerpos ex�nimes era el de mi propio padre [el teniente L�zaro Vela Hinojosa]!
A su salida, en Apodaca, se les unieron las fuerzas de Ces�reo Castro, en las cuales ven�an como oficiales Fortunato Zuazua, Alejo G. Gonz�lez y otros. Pablo Gonz�lez recibi� all� el ascenso a general de Brigada. M�s tarde, en los Aldamas, se les incorporaron varios miles de hombres al mando del general Jes�s D�vila S�nchez. Eran de la gente de Lucio Blanco, quien tard�amente hab�a decidido marchar a Sonora, entregando sus fuerzas al coronel Andr�s Saucedo. Su actitud "eg�latra y obstinada", como la califican varios autores, propici� la toma de la plaza de Torre�n y retras� la ca�da de Huerta.
Separado del grueso de la tropa, Ces�reo Castro combati� el 28 de abril en Cadereyta y atac� el 30 la plaza de Montemorelos, defendida por Febronio Salazar. El ataque a esta �ltima ciudad fue hecho por Fortunato Zuazua, mientras que Alejo G. Gonz�lez se lanzaba sobre la estaci�n. Miguel Garza y Crisp�n Trevi�o asaltaron el puente. All� muri� Garza, legendario revolucionario apodado "Miguel�n", por su corpulencia. A la salida de Montemorelos hubo otro encuentro con Ricardo Pe�a, muriendo all� Celedonio Villarreal, uno de los iniciadores del movimiento, en 1910.
El general Pablo Gonz�lez continu� su marcha para internarse en Tamaulipas.