El convento de Monterrey


Cuando Montemayor fund� Monterrey (1596) la nueva ciudad qued� comprendida en el curato de Saltillo, entonces a cargo del padre Baldo Cort�s. Este cl�rigo residi� largas temporadas en Monterrey. Estuvo tambi�n aqu� mucho tiempo el padre Cebri�n de Acevedo Ovalle, quien hizo gestiones, en 1600, para que viniesen religiosos de la orden de San Francisco. Poco despu�s "se libr� mandamiento a los oficiales reales de Zacatecas para que diesen limosna a fray Lorenzo Gonz�lez, el viejo, y a fray Mart�n Altamirano", afirma el cronista. El padre Acevedo ha dado origen a interesantes estudios tendientes a establecer su identidad con la del c�lebre fray Cebri�n de la Nada. Fray Lorenzo y fray Mart�n fundaron el convento de Monterrey, en 1602, bajo la advocaci�n de San Andr�s. Se sab�a hasta hace poco que fray Altamirano o Altamira muri� en 1606 a manos de los indios en el bosque de la Pastora, a la falda del cerro de la Silla, donde existe un sencillo monumento conmemorativo; pero ha quedado comprobado que su martirio sucedi� en el lugar llamado tambi�n la Pastora, hacia el r�o de Nadadores, en Coahuila.

Al ser trasladada la ciudad, por la inundaci�n, fue reconstruido el convento que, en 1626, ten�a "Sant�simo, pila, cementerio, torre fuerte y buenas campanas".


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente