A Fern�n Blas P�rez, poblador del norte de Nuevo Le�n, le fue muy elogiada su actitud de regalar al gobierno 60 caballos, y se sabe que tambi�n sostuvo, por su cuenta, un peque�o ej�rcito de 20 o m�s hombres. Juan �lvarez de Godoy entr� a la fundaci�n de Cadereyta con cinco espa�oles y setenta y cinco personas m�s, entre indios y negros esclavos. Hernando de Mendiola trajo cuadrilla de carros y m�s de cincuenta personas entre familiares y sirvientes, y pobl� al norte del r�o Pesquer�a, "donde hizo casa opulenta". Sebasti�n de Villegas, fundador de Linares, vivi� siempre con prevenci�n de soldados, pagados por �l, y con m�s de ciento cincuenta caballos, para proteger aquella zona. Antonio L�pez de Villegas entr� a poblar el Real de Santiago de las Sabinas, con trescientos mineros de San Luis Potos�. Los ejemplos podr�an multiplicarse.