Los soldados de Nuevo L�on


El constante ejercicio de las armas llegaba a darles vasta experiencia en el conocimiento de la tierra y de las costumbres de los indios. "Los soldados del Nuevo Reino de Le�n —dice el cronista Chapa— no saben volver la espalda al riesgo." Y el licenciado Barbadillo, en carta al virrey, en 1712, dice refiri�ndose a los servicios de Juan Guerra Ca�amar: "Sus acciones no tienen m�s desgracia que no haber sucedido en Flandes".

Muchos eran los vecinos que hab�an asistido a 30 o m�s jornadas "en servicio de ambas majestades" (Dios y el rey) y que hab�an consagrado 20, 30 y hasta 50 a�os de su vida a la milicia.

Este g�nero de actividad, con los escasos per�odos de paz, habr�a de proyectarse —repetimos— hasta gran parte del siglo XIX, y explica muchas de las actitudes del soldado norte�o en las grandes luchas nacionales, desde la Independencia hasta la Revoluci�n.


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