El Nuevo Reino de Le�n, en lo administrativo, depend�a del virreinato de M�xico y de la Real Audiencia de la misma ciudad. En lo espiritual, del obispado de Guadalajara. La enorme distancia a la capital y la falta de comunicaci�n hac�an que la administraci�n fuese lenta y que los asuntos graves recibieran atenci�n cuando ya no era necesaria.
Hubo el prop�sito de crear para las provincias del norte otro virreinato. El oidor Juan Picado Pacheco lo propuso en 1719, pero la idea no fue realizada entonces. Muchos a�os m�s tarde, en 1776, a propuesta del visitador Jos� de G�lvez, fue creado un sistema administrativo para las que se llamaron Provincias Internas. �stas comprendieron: Sonora, Sinaloa, las Californias, la Nueva Vizcaya, Coahuila, Nuevo Le�n, Tamaulipas, Texas y Nuevo M�xico. La sede del comandante general (el primero fue don Teodoro de Croix) estuvo en Arizpe, Sonora. La medida no dio buen resultado, hubo necesidad, en 1787, de dividirlas en dos grupos, y, para distinguirlas, fueron llamadas de Oriente y de Occidente. Coahuila, Nuevo Le�n, Tamaulipas y Texas formaron las de Oriente, y, al ser establecido el sistema de intendencias, en 1786, quedaron incorporadas en la de San Luis Potos�. Con este nuevo modo de gobierno desaparecieron las alcald�as mayores. En las poblaciones hubo a partir de entonces tenientes y jueces subdelegados.