Villas del centro de la colonia


Por cuanto a las familias avecindadas en las villas del centro, fueron reclutadas, casi en su totalidad, de los pueblos del Nuevo Reino de Le�n. Para el caso de Padilla, sus 39 familias, seg�n testimonio de fray Jos� M�rquez, llegaron de R�o Blanco (Aramberri y Zaragoza) y, algunas, de Linares, el Pil�n y San Antonio de los Llanos. Los apellidos Castillo, Porras y otros son manifiestamente del sur de Nuevo Le�n. A la villa de G�emes fueron llevadas 40 familias de Linares, la Mota (General Ter�n) y el Pil�n, seg�n lo expres� el capit�n Juan El�as Moctezuma. S�lo la familia de Francisco Javier G�mez proced�a de San Miguel el Grande.

Para la villa de Cinco Se�ores de Santander, primitiva capital de la colonia, fray Ruiz Esparza manifest� que llegaron "de Monterrey y de distintos lugares del Nuevo Reino de Le�n". Los apellidos Gonz�lez de Ochoa, Alan�s, Flores, Rodr�guez de Montemayor, Mancha, De la Garza, Caballero, Sald�var y otros, aunque en el padr�n no se expresa, nos sit�an en Cadereyta y en el valle del Huajuco. La villa de Santillana (Abasolo) ten�a, en 1757,15 familias; de �stas, ocho eran originarias de Nuevo Le�n y siete proced�an "de los casamientos que aqu� se han hecho". Asilo declar� el capit�n Tom�s Conde.

En 1750 fue fundada la villa de Soto la Marina, con "cuarenta y ocho o cincuenta familias de las inmediaciones de Monterrey", seg�n expresi�n de Melchor de Trevi�o. Este n�cleo fundador, al decir del mismo declarante, fue el que hab�a salido con destino al r�o Nueces pero que, esperando �rdenes de Escand�n, se situ� temporalmente en la ribera sur del Bravo, donde "formaron sus jacales e iglesia", designando al lugar con el nombre de Nuestra Se�ora del Refugio. �Ser� �ste el antecedente de Matamoros? Muerto all� su capit�n Pedro Gonz�lez de Paredes, decidieron volverse a sus lugares de origen. Melchor de Trevi�o les acompa��, pero fue �l mismo quien les persuadi� de volver hasta Santander, donde qued� la mayor parte; los dem�s pasaron a las m�rgenes del r�o Purificaci�n para fundar Santillana.

Es �ste uno de los ejemplos m�s pat�ticos de los sufrimientos de estas familias en su penoso peregrinar. Hemos visto que muri� su capit�n. Trevi�o agrega que de las 48 familias que eran, "por haber muerto algunas en el camino, s�lo llegaron cuarenta y tres o cuarenta y cuatro". A ello habr�a que a�adir que much�simas familias no recibieron los cien pesos que se les hab�an ofrecido como "ayuda de costas", y que s� les fueron hechas las mercedes de tierras, pero no en forma individual sino en comunidad. El repartimiento se hizo 20 a�os despu�s, en 1769, cuando muchos de los fundadores ya no viv�an.


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