El colegio jesuita


NO FUE NUEVO LE�N en sus or�genes el medio m�s propicio para las disciplinas de la cultura. Sin el recurso de la miner�a, no hubo aqu� el florecimiento econ�mico y cultural de otras provincias del interior de la Nueva Espa�a. La ganader�a, como ya lo comentamos, tuvo extraordinaria prosperidad en el siglo XVIII, pero fue en m�nima escala lo que favoreci� a la regi�n. El producto de las pieles, la lana y el sebo, entre otros, quedaba en M�xico, en Quer�taro o en los dem�s lugares de donde proced�an las haciendas. Por otra parte, �sta era tierra de frontera. Se viv�a en constante lucha contra el indio y contra la naturaleza, y hab�a que pensar, m�s que en el libro, en el arcabuz y en el arado. El reinero, como se llamaba al nuevoleon�s, ten�a que ser soldado o labriego desde su adolescencia. La pobreza era extrema. No hab�a escuelas. Apenas si adquir�a el ni�o los conocimientos m�s elementales. Com�nmente eran los religiosos franciscanos los que, convirtiendo en aulas sus modest�simas celdas conventuales, ense�aban las primeras letras, aritm�tica y nociones de m�sica.


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