La "revoluci�n" en Sinaloa


Hemos llamado la "revoluci�n" en Sinaloa al periodo de 31 a�os de 1909 a 1940; t�rmino que va de acuerdo con el significado que da el diccionario: "cambio violento en las instituciones de una naci�n". Para la sociedad sinaloense, este periodo fue una �poca de cambios violentos, profundos y regeneradores, aunque tambi�n de notables continuidades, unas deliberadas y otras no, pero impuestas por la inercia del tiempo. En este apartado nos proponemos hacer algunas reflexiones a prop�sito de los hechos revolucionarios que expusimos en el cap�tulo.

En el �mbito de lo pol�tico se dieron las transformaciones m�s evidentes y violentas, y es aqu� donde los historiadores han preferido fijar su atenci�n; sin embargo, en cuesti�n de violencia contra el pueblo el r�gimen de Ca�edo hab�a sido despiadado, y el periodo revolucionario trajo cambios en las instituciones, si no en su nombre, s� en su concepci�n y manera de ejercerlas. La elite pol�tica sinaloense cambi� de los terratenientes porfirianos a los victoriosos militares de alta graduaci�n, y las novedades llegaron por medios militares, es decir, con gran violencia, pero no contra los antiguos detentadores del poder —en su mayor�a salieron ilesos— si no en contra de los militares surgidos de la misma lucha. De Sinaloa salieron militares de primera magnitud que actuaron a la vera de los jefes sonorenses, quienes ocuparon la primera plana; pero a la hora de la lucha pol�tica, �ngel Flores fue opositor de Calles y Francisco Serrano disput� a Obreg�n la presidencia, y ambos pagaron con la vida su osad�a. Hubo m�s violencia militar en la rebeli�n zapatista de 1912, en Mocorito, y en la de los indios mayos del R�o Fuerte en 1915, movimientos que buscaban la transformaci�n social, que fueron aplastados por los mismos revolucionarios triunfantes. Pero con todo y sus limitaciones, los cambios pol�ticos en Sinaloa abrieron la posibilidad de una mayor integraci�n de nuestro estado al conjunto de la naci�n mexicana.

En el aspecto econ�mico, resalta la continuidad entre la era de Ca�edo y la etapa revolucionaria. En efecto, la agricultura intensiva en los valles costeros, mecanizada y de corte capitalista, conserv� el primer lugar entre las actividades econ�micas del estado; no se descuidaron las dem�s ramas de la econom�a, como el comercio y la miner�a, pero la agricultura fue la m�s importante. En el periodo revolucionario se acentu� el cultivo de productos para la exportaci�n, y se increment� tambi�n la relaci�n con la econom�a estadunidense, pues hacia all� se enviaba las hortalizas sinaloenses y de all� se importaban insumos y capitales para la agricultura. El desarrollo de la agroindustria, del comercio y del cr�dito se mantuvieron en la misma l�nea que en el periodo anterior. Los sinaloenses optaron por seguir este camino ya abierto y que promet�a avances dadas las grandes reservas de tierras y aguas a�n no explotadas.

En el campo de lo social, el periodo revolucionario trajo un cambio muy importante que se consolid� durante la presidencia de L�zaro C�rdenas, la reforma agraria, que tambi�n trajo violencia institucional para vencer las resistencias de los detentadores de latifundios. Antes de la reforma cardenista, en Sinaloa coexist�an los poderosos propietarios de latifundios y los peque�os propietarios agr�colas, al parecer sin grandes conflictos entre ellos. Al llegar la reforma agraria pr�cticamente desapareci� el latifundio, cuyas tierras sirvieron para dotar a los ejidos colectivos y para crear empresas agr�colas de propiedad privada. La reforma agraria no se encaminaba a suprimir la propiedad privada de la tierra; por el contrario, la foment�, pero no acumulada en latifundios sino distribuida en peque�as propiedades.

Esto que hemos dicho sobre la econom�a y la sociedad de Sinaloa se refiere a la regi�n de las tierras bajas de nuestro estado, es decir, la franja de valles costeros que recibi� el impulso progresista de fines del siglo anterior, porque la zona serrana del estado, las tierras altas, continu� igual que antes. Para los sinaloenses de la sierra la revoluci�n no trajo cambios prometedores de progreso, y pasada la etapa de la lucha armada, en la que sirvieron como soldados para todos los bandos en conflicto, volvieron a la misma realidad. Tierra pobre, apta para el cultivo de temporal y la cr�a de escaso ganado; ciertas oportunidades —aunque no muchas— de ocuparse en las empresas mineras o como gambusinos, o bien en el trabajo temporal de la agricultura de los valles. Para la sierra sinaloense no hubo revoluci�n.


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