En el �ltimo cuarto del siglo XX
el estado de Sinaloa vive interesantes fen�menos demogr�ficos, como el crecimiento de su poblaci�n con una tasa superior al promedio nacional, aunque los habitantes tienden a concentrarse en los municipios de Culiac�n, Mazatl�n, Ahome, Guasave, Salvador Alvarado y Navolato y los municipios de la sierra se despueblan. Se trata, adem�s, de una poblaci�n joven, pues 65% es menor de 25 a�os,
Tambi�n alberga nuestro estado a una numerosa poblaci�n migratoria que, en las etapas del ciclo agr�cola que requieren abundante mano de obra, proviene de los estados de Oaxaca, Durango, Michoac�n, Zacatecas, Guanajuato, Jalisco y del mismo Sinaloa, como ya dijimos al tratar de las tierras altas. Estos trabajadores emigran junto con sus familias y se trasladan de una a otra comarca, seg�n la oferta de trabajo. Por lo general viven en precarias condiciones de habitaci�n, salubridad, alimentaci�n y vestido. Entre 1977 y 1983, principalmente en el valle de Culiac�n, los trabajadores migratorios se organizaron, formaron sindicatos y presionaron a los patrones para que les pagaran salarios justos y las prestaciones que marca la ley laboral. Aunque sufren a�n muchas penurias, han logrado mejorar sustancialmente sus condiciones de vida en los campos sinaloenses.
Al ritmo acelerado con que crece la poblaci�n del estado tambi�n ha crecido el sistema educativo, tanto el federal, como el estatal y el privado. A pesar de los muchos esfuerzos por incrementar la educaci�n b�sica, todav�a quedan ni�os sinaloenses sin acceso a las aulas, sobre todo en la regi�n serrana y en las comunidades alejadas de los centros urbanos. La educaci�n superior contin�a encabezada por la Universidad Aut�noma de Sinaloa, instituci�n que sufri� una grave crisis entre 1972 y 1977, pero que ya recuperada influye en la formaci�n de los profesionistas del estado, adem�s de impulsar una intensa vida cultural. El sector de la educaci�n superior ha crecido, tambi�n, con instituciones federales y de la iniciativa privada.
Los principales problemas de salud p�blica que se han presentado en el periodo posterior a 1940 son el sarampi�n, que causaba estragos en la poblaci�n infantil, la lepra y el paludismo. Las intensas campa�as de vacunaci�n y de difusi�n de h�bitos higi�nicos han logrado controlar la incidencia del sarampi�n, de la poliomielitis, de la viruela y de algunas fiebres intestinales. En 1956 se llev� a cabo una vigorosa campa�a antipal�dica que logr� detener la propagaci�n de este mal, pero no erradicarlo. En 1985 se identific� el primer caso de sida en Sinaloa, y desde entonces la enfermedad se ha extendido.
Los servicios m�dicos del sector salud y la medicina privada han logrado notables avances en Sinaloa. La medicina social se practica en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el ISSSTE,
la Secretar�a de Salud, el DIF,
el gobierno del estado y las secretar�as de Marina y de la Defensa Nacional. Sinaloa cuenta con grandes hospitales en Culiac�n, Mazatl�n y Los Mochis, adem�s de numerosas cl�nicas rurales y urbanas. Las mayores carencias en materia de salud se localizan en las tierras altas, pero poco a poco se progresa en la soluci�n de este problema. En t�rminos generales, podemos decir que de cada 100 sinaloenses, 64 est�n protegidos por los servicios m�dicos del sector social.
En el aspecto pol�tico la sociedad sinaloense ha avanzado hacia la estabilidad, bajo el control del partido oficial. El �ltimo hecho violento en la sucesi�n gubernamental fue la muerte del coronel Rodolfo T. Loaiza, el 21 de febrero de 1944, a 10 meses de concluir su gesti�n. Este asesinato, como tantos otros cr�menes pol�ticos, qued� sin una investigaci�n convincente. El general Pablo Mac�as Valenzuela gobern� del 1� de enero de 1945 al 31 de diciembre de 1950, cuando el periodo se ampli� a seis a�os. El humanista Enrique P�rez Arce fue electo para los a�os 1951-1956, pero renunci� en febrero de 1953 y el doctor Roberto Aguilar Pico concluy� el sexenio. A partir de entonces los periodos gubernamentales se han sucedido sin alteraci�n. Actualmente, la toma de posesi�n se efect�a el 1� de enero y concluye el 31 de diciembre.
El predominio del partido oficial ha sido evidente en el ambiente pol�tico de Sinaloa, pues s�lo hasta 1985 present� una competencia electoral la oposici�n, representada por el Partido Acci�n Nacional. El PAN
ha ganado fuerza electoral sobre todo en los municipios de Culiac�n, Mazatl�n y Ahome, que son los m�s poblados del estado, as� que en el futuro pr�ximo se espera una competencia m�s re�ida entre estos partidos pol�ticos.
Durante el gobierno de Francisco Labastida Ochoa se trabaj� intensamente para aumentar la capacidad portuaria de Topolobampo; las obras se inauguraron el d�a 1� de junio de 1992. Este proyecto fue concebido en el marco de la Cuenca del Pac�fico, que es un vasto programa comercial destinado a relacionar las naciones ribere�as e insulares del Oc�ano Pac�fico, entre las que se encuentran econom�as muy poderosas como los Estados Unidos, Jap�n, Canad�, Corea, China, Taiwan y otras, de modo que en conjunto forman un mercado de 21 800 millones de consumidores. En este contexto, Topolobampo fue concebido como un puerto capaz de recibir y dar salida a las mercanc�as de una gran regi�n formada por el sur de Sonora, norte de Sinaloa, Chihuahua y centro-sur de los Estados Unidos, algo as� como lo que Albert Kimsey Owen imagin� en 1872. A�n est� por verse si Topolobampo desempe�ar� este papel en la Cuenca del Pac�fico, pero lo que no puede dudarse es que Sinaloa debe aprovechar mejor sus recursos mar�timos. El mar es parte integrante de Sinaloa y este recurso debe aprovecharlo de la mejor manera.
La �ltima reflexi�n sobre esta historia de Sinaloa es que muchos de sus hechos principales tambi�n aparecen en la mayor parte de las historias de los diferentes estados que forman nuestra Rep�blica, en especial en los m�s cercanos, como Sonora y las Californias. En efecto, en todas estas historias encontramos un pasado ind�gena cuyo principio se pierde en la noche de los tiempos; despu�s, los espa�oles sometieron, por medio de una conquista violenta, a las sociedades aut�ctonas. En estas historias hay un periodo colonial que impuso una religi�n, una lengua, una forma de gobierno y un sistema de organizaci�n econ�mica y social. Durante tres siglos de dominaci�n las diversas regiones recibieron las profundas repercusiones de la cultura espa�ola, que permaneci� aun despu�s de que se extinguieran los lazos pol�ticos y econ�micos que las ligaban a la metr�poli. Las regiones, ya independientes, hicieron un pacto para federarse y constituir una sola naci�n, que poco a poco se ha ido logrando luego de dos siglos de convivencia. Todas estas regiones libraron la guerra contra los franceses, que tanta destrucci�n caus� pero que impuls� la formaci�n de una conciencia nacionalista, que se consolid� con la Revoluci�n de 1910 al crear lazos fuertes y duraderos.
Es muy importante considerar que este pasado con procesos hist�ricos comunes es compatible con las distintas circunstancias regionales: la manera como los sinaloenses vivieron estos hechos no fue la misma de los jaliscienses o tabasque�os, pero la diversidad no rompi� el sustrato cultural com�n a todas las sociedades locales que hoy nos reconocemos como mexicanas. Tenemos un pasado com�n aunque lo hayamos vivido en diferentes formas; tenemos la conciencia de ser mexicanos junto con la conciencia de ser sinaloenses, jaliscienses o poblanos: no hay oposici�n sino complemento de ambas conciencias. Las historias de los estados mexicanos nos ayudan a entender c�mo formamos una sola naci�n conservando nuestras peculiaridades regionales; nos ense�an c�mo se ha formado lo que tenemos en com�n y cu�les son las peculiaridades de nuestras regiones.