Durante el periodo que nos ocupa, 1700-1767, las provincias del noroeste tuvieron notables cambios demogr�ficos, tanto en el sector ind�gena como en el no ind�gena, seg�n se aprecia en los datos de los cuadros V.1 y V.2.
Los datos de la poblaci�n ind�gena son muy interesantes porque indican que se detuvo la ca�da demogr�fica que afect� a los indios a partir de 1531. Efectivamente, en la primera mitad del siglo XVIII
la poblaci�n alcanz� su m�nimo nivel e inici� una fase de recuperaci�n, si bien lenta, con el consiguiente aumento en la disponibilidad de trabajadores, sobre todo en la provincia de Sinaloa.
UADRO V.2.
Poblaci�n no ind�gena en las provincias
de Sinaloa, Culiac�n, Copala, Maloya y El Rosario Tambi�n se observa que la poblaci�n de colonos creci� con ritmo acelerado en la provincia de Sinaloa, y con menor intensidad en las �reas de Culiac�n, Copala, Maloya y El Rosario, lo que muestra que las provincias del norte continuaron atrayendo colonos de otras regiones del virreinato, con seguridad porque ofrec�an buenas perspectivas econ�micas.
Hacia el a�o de 1760, en las provincias de Copala, Maloya y El Rosario la poblaci�n no ind�gena superaba a la ind�gena en proporci�n de tres a uno. Se trataba, pues, de un �rea predominantemente mestiza donde la cultura ind�gena perd�a influencia, en comparaci�n con las provincias de Culiac�n y Sinaloa. En la provincia de Culiac�n, la composici�n de la poblaci�n era 54% no ind�gena y 46% ind�gena. En la de Sinaloa, continuaba el predominio de la poblaci�n ind�gena (57%) sobre la otra (43%). En las cifras de los cuadros tambi�n puede observarse que la tendencia demogr�fica se inclinaba al predominio de la poblaci�n no ind�gena sobre la ind�gena, situaci�n que permanece hasta el presente.