Sinaloa contra el Imperio, 1862-1867


En la regi�n central del pa�s, donde la Guerra de Reforma hab�a sido m�s intensa, los liberales lograron vencer a los conservadores en diciembre de 1860, pero sin aniquilarlos. El gobierno de Benito Ju�rez volvi� a M�xico en muy precarias condiciones econ�micas y de seguridad p�blica, porque numerosas guerrillas conservadoras permanec�an activas en el pa�s. Una de las medidas dispuestas por el presidente Ju�rez para enfrentar el problema financiero fue la suspensi�n del pago de la deuda externa mientras se estabilizaba la econom�a nacional, lo que origin� la intervenci�n de los gobiernos espa�ol, ingl�s y franc�s para cobrar los adeudos que M�xico ten�a con ellos. Los representantes de Inglaterra y Espa�a aceptaron un arreglo diplom�tico, mientras que las fuerzas francesas iniciaron la invasi�n del pa�s en abril de 1862. Este problema incidi� sobre los conflictos pol�ticos a�n no resueltos, lo que caus� mayor escisi�n entre los mexicanos, pues la mayor parte de los conservadores se uni� a los franceses y los liberales enarbolaron la bandera del nacionalismo en defensa de la independencia del pa�s. De nuevo, el gobierno de Ju�rez fue expulsado de la capital, donde los franceses y algunos mexicanos impusieron al emperador Maximiliano en julio de 1863. El conflicto pol�tico nacional se radicaliz�, la guerra se extendi� a casi todo el territorio nacional y adquiri� un grado de violencia y rencor entre los contendientes como no se hab�a visto en confrontaciones anteriores. Termin� en 1867, con el retiro de los franceses y el aniquilamiento de la fuerza militar de los conservadores.

Cuando Pl�cido Vega dej� la gubernatura de Sinaloa, design� al sonorense Jes�s Garc�a Morales jefe de armas y, por tanto, gobernador, pues Sinaloa se encontraba en estado de sitio. Pero los militares sinaloenses no aceptaron a Garc�a Morales. Antonio Rosales se rebel� en mayo de 1863, pero no logr� derrocar al sonorense. En septiembre de 1864 se levant� en armas el ex gobernador Francisco de la Vega en favor del Imperio —seg�n dijeron sus enemigos—, pero tambi�n fue vencido y fusilado en El Fuerte. En el mes de octubre se insubordin� el coronel Ram�n Corona, quien, tras enconada batalla, oblig� a Garc�a Morales a volver a Sonora y dej� como gobernador al coronel Antonio Rosales. Estas luchas entre los jefes sinaloenses ocurrieron cuando ya los franceses ocupaban el centro y el norte del pa�s y amenazaban con invadir Sinaloa.

La primera incursi�n francesa en nuestro estado ocurri� en marzo de 1864, cuando un nav�o de los invasores se present� frente a las costas de Mazatl�n y dispar� contra la ciudad para despu�s retirarse. Posteriormente, el 13 de noviembre, lleg� a Mazatl�n el grueso de la escuadra francesa del Pac�fico para bloquear el puerto al mismo tiempo que Lozada lanzaba sus fuerzas contra el sur del estado. El gobernador Rosales, quien ese d�a se encontraba en Mazatl�n, decidi� desamparar la plaza por falta de elementos para defenderla, mientras desembarcaban los soldados franceses e izaban su bandera en la ciudad indefensa. Los jefes republicanos se reunieron en El Quelite y acordaron resistir a los invasores por medio de guerrillas, porque carec�an de elementos de guerra para enfrentar a los franceses y a Lozada a la vez, as� que dispersaron sus fuerzas y empezaron a hostigar al enemigo mediante golpes sorpresivos.

Con la intenci�n de tomar Culiac�n, sali� por mar una expedici�n francesa que desembarc� en Acierta, desde donde su comandante invit� al gobernador Antonio Rosales para que se uniera al Imperio. Rosales sali� de Culiac�n al frente de 400 soldados sinaloenses y enfrent� a los invasores en el pueblo de San Pedro, al poniente de Culiac�n, donde los derrot� por completo; captur� a los oficiales y les arrebat� el armamento. La victoria de San Pedro, el 22 de diciembre de 1864, acrecent� la moral de los republicanos y fue —y sigue siendo— para los sinaloenses, el s�mbolo de la victoria contra los invasores.

Para apoderarse del noroeste, los mandos franceses enviaron desde Durango una poderosa secci�n de su ej�rcito que, conducido por el general Armando A. de Castagny, penetr� en Sinaloa el d�a 1o. de enero de 1865 y derrot� a Ram�n Corona en el paso llamado Espinazo del Diablo. El jefe franc�s orden� el fusilamiento de todos los prisioneros, incluyendo a un joven de 13 a�os que, desarmado, serv�a al coronel Corona como escribiente. Este incidente provoc� que se desataran las represalias, lo que dio a esta guerra un car�cter de extrema crueldad. Castagny se instal� en Mazatl�n y estableci� la corte marcial, que condenaba a muerte a cualquier mexicano sospechoso de hostilizar a los franceses. Los enfrentamientos entre invasores y republicanos fueron constantes y muy sangrientos; en ocasiones los sinaloenses sufr�an derrotas, mas lograron su prop�sito de no permitir que los franceses dominaran el estado, pues s�lo el sur lleg� a estar bajo su control. Los guerrilleros sinaloenses luchaban con las armas y municiones arrebatadas a franceses y lozadistas, porque carec�an de abastecimiento exterior.

Como parte de su estrategia militar, el comandante franc�s orden� aterrorizar a la poblaci�n civil que ofreciera cualquier ayuda a los guerrilleros republicanos, y as� mand� incendiar pueblos, arrasar campos y ganados en los lugares donde hubiera guerrilleros. En la conciencia colectiva de los sinaloenses queda el aterrador recuerdo de lo ocurrido la noche del 11 al 12 de febrero de 1865, cuando franceses y lozadistas entraron en Concordia y, casa por casa, registraron la poblaci�n para robar, asesinar hombres, violar mujeres e incendiar lo que quedaba; muchos pobladores se refugiaron en el templo y en la casa de un comerciante espa�ol, pero los franceses les prendieron fuego y dispararon sobre los que hu�an de las llamas. Y lo mismo hicieron en La Noria, Castillo, Villa Uni�n, Malpica, Aguacaliente, El Zopilote, Tamarindo y otros pueblos de las cercan�as de Mazatl�n.

A pesar de la intensa guerra contra los invasores, subsist�an las discordias en el campo republicano; los principales jefes eran enemigos y se hostilizaban mutuamente. Por medio de un oficial subalterno, Ram�n Corona provoc� un cuartelazo contra el gobernador Antonio Rosales, lo depuso y nombr� en su lugar al general Domingo Rub� (20 de mayo de 1865), un militar �ntegro pero sumiso ante Corona. Antonio Rosales abandon� Sinaloa y fue a Sonora para seguir la lucha contra los franceses. Fue sorprendido en �lamos, derrotado y muerto por los soldados del imperialista Jos� Mar�a Almada, el 24 de septiembre de 1865.





Mapa de Sinaloa en 1862-1867 que  marca los lugares de la  Guerra de Intervenci�n de los gobiernos: espa�ol, ingl�s y franc�s para cobrar los adeudos que M�xico ten�a con ellos; pues el presidente Benito Ju�rez, para enfrentar el problema financiero, suspendi� el pago de la deuda externa mientras se estabilizaba la econom�a nacional.
1.- El Fuerte

8.- Espinazo del Diablo

2.- Ocoroni 9.- El Quelite
3.- Culiac�n 10.- Villa Uni�n
4.- Batalla de San Pedro 11.- La Noria
5.- Altata 12.- Aguacaliente
6.- Mazatl�n 13.- Malpica
7.- Concordia

14.- El Zopilote





MAPA IX.2 Sinaloa 1862-1867. Lugares relacionados con la Guerra de Intervenci�n.


Antonio Rosales hab�a nacido en Juchipila, Zacatecas, en 1822. Estudi� leyes en el seminario de Guadalajara y en esta ciudad se distingui� por su combativo periodismo. Hizo carrera militar en las milicias de Sinaloa y alcanz� el grado de general, que le confiri� Benito Ju�rez por el triunfo de San Pedro. Tambi�n fue pol�tico y ocup� cargos importantes como secretario de Pl�cido Vega y comandante militar y gobernador de Sinaloa, aunque debido a su car�cter violento e impulsivo incurri� en indisciplina militar en varias ocasiones. Con todo y sus debilidades, es Antonio Rosales el h�roe m�s admirado en Sinaloa, en cuyo honor la capital lleva el nombre de Culiac�n Rosales.

Los meses que siguieron a la muerte de Rosales fueron dif�ciles para los guerrilleros republicanos, porque se abri� otro frente de guerra, el armamento escaseaba y el enemigo redoblaba sus esfuerzos. En el norte del estado, los ind�genas se rebelaron contra el gobierno yori en el R�o Sinaloa (octubre de 1865), en Ocoroni (diciembre de 1865) y en El Fuerte (enero de 1866), aunque no se pronunciaron por el Imperio como lo hicieron los yaquis de Sonora. Ram�n Corona, quien en ese momento era comandante militar del estado, envi� al general �ngel Mart�nez para combatir a los indios insurrectos. Mart�nez era tepique�o y, probablemente, tambi�n indio. Comandaba una brigada llamada de "los macheteros", por usar esta arma de combate con la que aterrorizaban al enemigo. Mart�nez venci� a los rebeldes, luego pas� a Sonora y fue el mejor colaborador de Garc�a Morales y de Pesqueira en su lucha contra franceses y mexicanos imperialistas.

A principios de 1866 los mandos franceses ordenaron la ocupaci�n de Sinaloa y los invasores redoblaron sus esfuerzos para romper la resistencia de los republicanos, pero los sinaloenses lucharon para salvar sus familias y propiedades, pues sab�an que a donde llegaban los franceses s�lo quedaban la destrucci�n y la muerte. La �ltima gran batalla se libr� en Villa Uni�n del 19 al 21 de marzo de 1866, cuando los soldados republicanos detuvieron al ej�rcito invasor y lo obligaron a replegarse a Mazatl�n. Otras circunstancias redundaron en favor de los republicanos, como la ruptura de la alianza de Manuel Lozada con los invasores y el retiro de sus fuerzas; pero el hecho m�s importante fue la decisi�n del emperador franc�s de retirar sus tropas de M�xico. En efecto, los problemas internacionales que Francia afrontaba requer�an la presencia en Europa de todos sus militares. En el mes de septiembre los invasores ya preparaban la evacuaci�n de Mazatl�n, que ocurri� el 13 de noviembre de 1866. Los franceses volvieron a sus naves acompa�ados de los mexicanos que hab�an colaborado con el Imperio. As� termin� la guerra de intervenci�n en el estado de Sinaloa.

El ahora general Ram�n Corona, al frente de las tropas sinaloenses, parti� hacia el centro del pa�s para continuar la lucha en contra del Imperio. Estas fuerzas participaron en el sitio y la toma de Quer�taro (15 de marzo de 1867), y fue precisamente el general Corona quien recibi� la espada que rindi� Maximiliano. Ram�n Corona fue una figura central en la lucha contra el Imperio, pero muy controvertida por los contrastes de su personalidad y de su conducta. Como militar fue h�bil, aunque algunos de sus subordinados lo superaron en el arte de la guerra; permit�a a sus tropas excesos despu�s del triunfo, lo que le gan� la enemistad de otros jefes y de la poblaci�n civil. Su ambici�n pol�tica fue muy grande y no sent�a escr�pulos en usar medios indecorosos, como el enga�o y la simulaci�n, para conseguir sus fines; sin embargo, su presencia en nuestro estado fue decisiva para lograr el triunfo contra los invasores. Consigui� la jefatura del ej�rcito de occidente, pero no se interes� por la gubernatura de Sinaloa. Despu�s de su brillante participaci�n en la fase final de la lucha contra el imperio se estableci� en Jalisco, su estado natal, donde lleg� a ser gobernador, y se dispon�a a disputar la presidencia a Porfirio D�az cuando muri� asesinado en Guadalajara, el 11 de noviembre de 1889.


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