El cardenismo llegaba a su fin cuando, en 1938, una campa�a pol�tica m�s buscaba demostrar el cambio de los tiempos en Tabasco. El garridismo quedaba atr�s, y el inter�s entonces consist�a en demostrar la adecuaci�n del estado al ritmo de la pol�tica nacional. El Partido Nacional Revolucionario se transform� en Partido de la Revoluci�n Mexicana, y las elecciones para elegir gobernador pusieron de manifiesto la debilidad de esa inserci�n, porque los candidatos no aparecieron definitivamente vinculados al partido oficial, orientado supuestamente a poner fin al pa�s de las regiones y de las iniciativas opuestas al centro. Tres candidatos conocidos por sus trayectorias pol�ticas se disputaron el cargo: el general Ernesto Aguirre Colorado, el licenciado Manuel Bartlet Bautista y Francisco Trujillo Gurr�a. Aparentemente el primero recibi� el apoyo de las organizaciones campesinas y del PRM, mientras Trujillo fue propuesto por el Frente Popular Tabasque�o y por el Centro Orientador pro Tabasco; entre ellos dos se dio la disputa m�s fuerte.
A�n habr� fuertes enfrentamientos, balaceras, heridos y un muerto; al final el PRM sale invicto pero... apoyando a Trujillo y no a Aguirre, como se hab�a cre�do. Despu�s de mucho batallar el partido nacional se impuso sobre los organismos locales dirimiendo sus divisiones internas, causantes de la confusi�n inicial respecto al candidato que enarbolar�a su bandera. Una vez en el poder, Trujillo da el r�quiem al r�gimen de Garrido, seg�n su discurso del 1� de enero de 1940: "Fue m�s obra demag�gica y falsa, que leal y constructiva".
El movimiento agrarista que hab�a sido puntal de su virtual triunfo, oblig� a Trujillo (1939-1942) a volver la vista hacia el campo. Atraves� r�os, selvas y pantanos para conocer las condiciones de vida de los campesinos en sus propias rancher�as; sin embargo, la plaga del chamusco acab� con los platanares y lesion� la de por s� menguada econom�a que recibi�.
Durante las elecciones municipales, el presidente Manuel �vila Camacho era forzado testigo de la desintegraci�n social y pol�tica de la cual Tabasco no se recuperaba, porque los interesados en ocupar las posiciones pol�ticas ofertadas se dirig�an a �l y no al gobernador. El diputado local Francisco Achirica le recordaba su actuaci�n como luchador contra "la tiran�a de Tom�s Garrido" y su participaci�n como presidente del bloque avilacamachista en la legislatura local; su intenci�n era pedirle que interviniera pero le recomendaba que no informara de ello al gobernador Trujillo con el fin de que se le nominara candidato a la presidencia municipal de Villahermosa.
Por su parte, Enrique Ol�n Su�rez, secretario general de la FROC, y Amado Hern�ndez, de la CTM, informaron desde Villahermosa al presidente que Calixto Merino Bastar, el diputado Ulises Gonz�lez Blengio, Hern�n Rabelo Wade, secretario de la Liga de Comunidades Agrarias, Ignacio Llergo y Carlos Gurr�a agitaban y desorientaban a los campesinos y obreros para autopostularse como presidentes municipales del municipio del centro. Pero, adem�s, la Uni�n de Veteranos de la Revoluci�n propon�a tambi�n para ese cargo al general Fernando Aguirre Colorado.
El centralismo pol�tico se perfeccionaba y la figura del Ejecutivo federal se convert�a en la instancia decisoria fundamental, aun para resolver las cuestiones m�s elementales de la vida pol�tica interna. Un hecho adicional que contribuye a reforzar este juicio fue la carta de un padre angustiado dirigida al presidente para pedirle el indulto de su hijo, preso en Tabasco por hab�rsele considerado responsable de la p�rdida de la pistola del general Manuel �vila Camacho cuando �ste pas� por el estado en su gira como candidato presidencial.
El costo por el paso de un tiempo hist�rico a otro fue dif�cil de pagar, y a�n en 1946, en plena coyuntura entre el avilacamachismo y el alemanismo, la transici�n interna y el reacomodo de fuerzas continuaba. Ya en 1945 personas y organizaciones hab�an manifestado apoyos indiscriminados a la candidatura del licenciado, "dadas virtudes constituyen su recia personalidad como revolucionario distinguido", seg�n dec�a el Comit� Estatal pro Lic. Miguel Alem�n para la presidencia de la Rep�blica. Pero tambi�n se hab�an creado comit�s municipales, y los comit�s regionales hab�an expresado su adhesi�n.
El Centro Revolucionario Tabasque�o se constituy� en el articulador de las operaciones de todos los municipios y conoci� las presiones contra campesinos amenazados de "romperle la cabeza" si no aceptaban firmar otros apoyos. Los miembros de este grupo fueron hostilizados y encarcelados, aparentemente ante la complacencia de las autoridades que, por alguna raz�n, se identificaban m�s con la candidatura presidencial de Ezequiel Padilla.
Esa candidatura ten�a desde luego simpatizantes, porque alguien denunci� que en Tenosique hab�a varias casas de juego, "donde el pueblo pierde miles de pesos", regenteadas por funcionarios del PRM que encontraban en la corrupci�n una forma de sobrevivencia. En este caso se involucraba una "casa de asignaci�n" y se dec�a incluso que un teniente de infanter�a cobraba ocho pesos diarios a la tesorer�a para que los soldados dieran garant�as a las autoridades, como lo hac�a igualmente por los servicios de otros militares comisionados en las obras de construcci�n del Ferrocarril del Sureste.
Pero aun en las elecciones de 1946 los partidos nacionales no tuvieron tanta presencia, aunque el mismo Miguel Alem�n hab�a tocado ya al estado en su campa�a con el membrete, a�n deslucido, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Tres grupos diferentes se disputaron el cargo apoyando a Federico Jim�nez Paoli, a Gonzalo Mart�nez Escobar y a Francisco J. Santamar�a. Otros intentaron sus registros, sin mucho �xito, como Manuel Jaidar, del Partido Democr�tico Mexicano, y Porfirio Jim�nez Calleja, por el Partido Democr�tico Tabasque�o, a quienes se les neg� el registro por estar fuera de tiempo.
Tanto Mart�nez Escobar como Jim�nez Paoli tuvieron que luchar contra la ya poderosa maquinaria que apoy� a Santamar�a, suministrada por las autoridades estatales, que desplegaron todos sus recursos disponibles; por ejemplo, ordenaron a los presidentes municipales impedir que los partidarios de Jim�nez Paoli realizaran actos proselitistas, y hasta fue asesinado un integrante del Partido Popular Tabasque�o, que postul� a Mart�nez Escobar, y dos partidarios de Jim�nez Paoli. Pero la explicaci�n del secretario de Gobierno sobre los hechos fue contundente, pues asegur� que los "finados" se encontraban bebiendo grandes cantidades de aguardiente en una fiesta y polemizaron con los partidarios de otros candidatos, a ra�z de lo cual los �nimos se "caldearon", con los resultados conocidos.
Aparentemente, las fuerzas de los candidatos contendientes eran similares, porque contaron con las adhesiones de varias organizaciones estatales y federales, lo cual pon�a en evidencia los desacuerdos existentes sobre la orientaci�n que deb�a seguir el estado. Incluso se mencion� que Ignacio Garc�a T�llez, el secretario del Trabajo, apoyaba la candidatura de Mart�nez Escobar, porque los empleados de su Secretar�a hac�an labores de proselitismo.
Por su parte, los ejidatarios y peque�os propietarios adheridos a la Confederaci�n de Uniones de Productores de Pl�tano, perteneciente a la Confederaci�n Nacional Campesina (CNC), realizaron una fuerte denuncia contra Jim�nez Paoli, quien ya se dec�a "candidato del gobierno de �sta entidad por instrucciones de la Presidencia y del PRI". Seg�n ellos, se les hab�an hecho descuentos exagerados, hasta de 50%, por la exportaci�n de cargamentos, adem�s, les exigieron que prestaran sus camiones, y aunque se negaron, los veh�culos fueron tomados arbitrariamente, y todo porque Pablo Prats, presidente de la Confederaci�n Platanera, encabezaba la direcci�n de esa campa�a.
En el fondo los problemas eran porque se identificaba a los candidatos Jim�nez Paoli y Mart�nez Escobar con el Centro Revolucionario Tabasque�o, considerado de filiaci�n padillista, pues apoy� la nominaci�n de Ezequiel Padilla para la presidencia del pa�s. Por su parte, Santamar�a no resultaba tan popular debido a sus antecedentes anticat�licos; es decir, hab�a sido garridista.
Las elecciones se realizaron el 18 de abril, y ese mismo d�a el licenciado Santamar�a anunci� su triunfo con 95% de los votos. Hubo des�rdenes protagonizados por los escobaristas, e incluso un asesinato que el candidato pri�sta atribuy� a los jimenistas, adem�s de que varias personas pararon en la c�rcel. Pese a todo, el gobernador No� de la Flor Casanova (1943-1946) inform� que las elecciones se hab�an realizado pac�ficamente y el pueblo respondi� con una calma digna.
Como gobernador, a Francisco J. Santamar�a (1947-1952) le toc� inaugurar una obra tan deseada como esperada para la integraci�n de Tabasco a la naci�n: el Ferrocarril del Sureste, que part�a desde la estaci�n Allende en Veracruz y, luego de atravesar el territorio tabasque�o por su costado de tierra dentro, llegaba hasta Campeche. Todav�a hubo que esperar diez a�os, hasta 1956, para que la carretera del Golfo uniera a Villahermosa con el resto de la Rep�blica, despu�s de sortear r�os y pantanos con modernos puentes, cuando era gobernador Miguel Orrico de los Llanos (1953-1955) y Tabasco se hab�a integrado definitivamente, en lo pol�tico y en lo territorial, a M�xico.
En los primeros d�as de abril de 1958 esa integraci�n mostraba el camino recorrido y la eficacia alcanzada. Cientos de telegramas comenzaron a llegar al despacho del presidente de la Rep�blica, licenciado Adolfo Ruiz Cortines, para manifestar su apoyo a la candidatura priísta del licenciado Carlos A. Madrazo para gobernador de Tabasco. Las f�rmulas, de tan perfectas, eran repetitivas por la insistencia sobre el camino recorrido institucionalmente:
Sin embargo, no pod�an faltar las voces disonantes. Salvador Camelo Soler hab�a advertido a los compa�eros de "[...] mi Partido Revolucionario Institucional [...] La pr�xima elecci�n no ser� ni debe ser contienda de ismos pasados y presentes". Es evidente que ya sab�a que Madrazo, ex l�der juvenil de los Camisas Rojas y, por tanto, connotado garridista, estaba entre los m�s fuertes aspirantes a la gubernatura. Un grupo de tabasque�os se manifestaron m�s o menos en el mismo sentido al pedir al presidente "que desista de cumplir su capricho" al gobernador, quien desea "heredarle el dominio de Tabasco al ex presidiario, ex asesino de Coyoac�n". Y preguntaban al presidente: "�Que no lee usted los peri�dicos o no le informa su jefe de prensa?" Don Constantino Mart�nez de Escobar era probablemente el candidato de ese grupo, porque hab�a tenido varias adhesiones firmadas ante el presidente de la Rep�blica. Asimismo, se dijo que cerca de 3 000 personas se reunieron en el parque Ju�rez con el fin de manifestarse en contra de Madrazo.
El candidato era un personaje maduro en la vida pol�tica, y su actuaci�n conocida de varios a�os atr�s. Siempre atrajo la atenci�n, provocando cr�ticas y dando de qu� hablar. Como diputado federal, en 1944 tuvo que solicitar licencia para prescindir de su fuero constitucional, que dificultaba la investigaci�n sobre un supuesto tr�fico de permisos para los braceros. En un documento intitulado "Mi traici�n a la Patria", dado a conocer en 1946, desminti� su participaci�n en ese il�cito que, seg�n el mismo Madrazo, podr�a aclararse "[...] cuando el tiempo serene las pasiones y la historia realice el balance de los hombres y los hechos". Y agregaba que "[...] la terrible corrupci�n imperante que no tiene paralelo con ninguna otra de nuestra historia" podr�a aclararse cuando dejen de estar ocultos "los verdaderos traficantes en altos puestos del r�gimen". Aprovech� la oportunidad para combatir abiertamente lo que consider� el "abyecto" control pol�tico de la C�mara de Diputados.
La actitud cr�tica de Carlos Madrazo pudo expresarse nuevamente diez a�os m�s tarde cuando, como representante del gobierno de Tabasco en el Distrito Federal, denunci� en Villahermosa, ante el presidente de la Rep�blica, los estragos de la mortandad infantil convertida en una "feria de la muerte" por la falta de soluci�n a problemas que el estado acarreaba desde siglos atr�s.
Ya en la gira del licenciado Adolfo L�pez Mateos como candidato del PRI a la presidencia de la Rep�blica, el 12 de diciembre de 1957 Madrazo habl� de los beneficios de "[...] la pol�tica en su sentido moderno de planeaci�n econ�mica" y de las bondades de un r�gimen cuando pueden resolverse las necesidades colectivas.
Quiz� adelantado a su propia campa�a para la gubernatura, Madrazo dio a conocer sus puntos de vista sobre el futuro de la producci�n en Tabasco, organizada con los insumos del estado mediante una econom�a dirigida. Consideraba entonces que:
Contando con el petr�leo y gas en abundancia y con energ�a el�ctrica futura al realizarse durante el pr�ximo sexenio las obras de la Cuenca del Grijalva que se iniciar�an con las presas de Mal Paso y de la Angostura, tendremos energ�a suficiente para crear una industria de horizonte incre�ble.
De manera m�s expl�cita, y en su car�cter de candidato a gobernador, el 20 de abril de 1958 Madrazo daba con una f�rmula precisa para definir una de las cuestiones b�sicas de la regi�n: el problema de Tabasco, dec�a, no era agrario, sino agr�cola. Pero tambi�n aludiendo a la explotaci�n de los ricos mantos petroleros y a los desajustes socioecon�micos que desde entonces se manifestaban, pens� conscientemente en el futuro y, como buen estadista, atin� con mucho a lo que vendr�a despu�s.
Como era de esperarse, en las elecciones del 6 de julio, Carlos Madrazo fue declarado triunfador, y el d�a 23 el Congreso estatal lo consider� gobernador constitucional de Tabasco para el periodo comprendido entre el 1 de enero de 1959 y el 31 de diciembre de 1964.
En su toma de posesi�n, de acuerdo con Enrique Gonz�lez Pedrero y Julieta Campos en Las voces de la naturaleza, esboz� lo que ser�a su programa de gobierno y su concepci�n del estado:
La riqueza de Tabasco se halla al alcance de la mano del hombre. Desde hace centurias el habitante de esta zona camina sobre ella sin que pueda disfrutarla. Y en pleno siglo XX la paradoja contin�a en el destino de este pueblo. No es culpa de nadie en lo particular; sino de una mec�nica hist�rica que ya principi� a ser rectificada [...]
Dicho gobierno dej� una profunda huella con la introducci�n de varias reformas
administrativas y, sobre todo, por su insistencia en desarrollar las comunicaciones.
Numerosos caminos y puentes se construyeron para hacer realidad el sue�o de
unir la regi�n con el resto del pa�s, como hab�a sido el deseo de generaciones
de tabasque�os. Madrazo no termin� su periodo porque en el �ltimo a�o de su
gesti�n, como para sellar ese v�nculo que se estrechaba entre Tabasco y la Federaci�n,
Gustavo D�az Ordaz lo design� presidente del PRI nacional.