Introducci�n


A LO LARGO de su historia, la sociedad tlaxcalteca se ha caracterizado por mostrar una notable cohesi�n y homogeneidad, debido, entre otras causas, a que tuvo su origen en un grupo ind�gena muy definido, el cual tambi�n integr� la parte medular de su desarrollo posterior. Este n�cleo social reconfigur� y consolid� su diferenciaci�n a ra�z de su constante lucha por sostener su autonom�a frente al se�or�o tenochca y, luego, debido a los privilegios exclusivos que le concediera la Corona espa�ola durante la etapa virreinal. Sobre este fen�meno de identidad hist�rica asimismo influy� el hecho de que los l�mites territoriales de Tlaxcala hayan variado muy poco. Las fronteras de la provincia colonial quedaron condicionadas por los asentamientos prehisp�nicos de la antigua Tlaxcallan, y despu�s se mantuvieron casi igual hasta la d�cada de 1860, cuando se le concedi� al nuevo estado un �rea adicional, pero de poca monta. A pesar de lo reducido de su territorio, la fuerte identidad cultural tlaxcalteca, ya mestizada, lleg� m�s all� de sus fronteras. Como parte del proceso de conquista y colonizaci�n hispana, varios cientos de tlaxcaltecas fueron trasladados a diferentes regiones del norte del pa�s y aun fuera de �l. Muchas peque�as "Tlaxcalas" fueron entonces fundadas en aquellos territorios con el objeto de contribuir a la tarea "civilizadora".

No obstante los diversos cambios de categor�a pol�tica y forma de gobierno que tuvo Tlaxcala a lo largo de su historia —se�or�os a cabildo ind�gena, de �ste a territorio, luego a distrito, otra vez a territorio y por fin a estado soberano—, nunca perdi� su esencia y convicci�n de autonom�a como pueblo, aunque para ello debi� luchar con mucha tenacidad, primero contra el imperialismo mexica, despu�s ante el gobierno colonial, y m�s tarde frente a los reg�menes mon�rquicos y republicanos tanto 12 centrales como federales, sin que faltaran en esta pugna las miras anexionistas de su entidad vecina: Puebla. Esa lucha constante por su soberan�a constituye uno de los hilos conductores de la historia que se narra en esta obra.

Un segundo hilo es la importante posici�n geopol�tica que siempre tuvo Tlaxcala. Su ubicaci�n natural en el eje de comunicaciones que va del puerto de Veracruz a la ciudad de M�xico, y el hecho de estar virtualmente rodeada por Puebla, fueron factores estrat�gicos determinantes durante gran parte de su historia. Los caminos de herradura que la cruzaron desde �pocas tempranas, y m�s tarde las v�as de ferrocarril, la mantuvieron ligada al Golfo y al centro del pa�s, marcando el ritmo de su crecimiento econ�mico, pol�tico y social, y tambi�n la involucraron en importantes acontecimientos de paz y de guerra, de progreso y de crisis.

El tercer hilo conductor de la presente historia igualmente se encuentra vinculado con la geograf�a. �sta ha creado condiciones que permiten dividir a la entidad en por lo menos dos grandes regiones naturales: la del norte y la del centro-sur. Las caracter�sticas que cada una de ellas posee han influido en el desarrollo de sus propios tipos de producci�n, organizaci�n econ�mica, densidad demogr�fica, acceso y explotaci�n de los recursos naturales, estructuras sociales y agrarias, v�as de comunicaci�n y, en una palabra, en sus procesos hist�ricos.

La virtual integraci�n de la econom�a tlaxcalteca al �mbito de Puebla provoc� que, durante el periodo colonial y el siglo XIX, muchos de sus grandes hacendados, industriales y comerciantes formaran parte de la oligarqu�a poblana. Mientras que la �lite, por sus intereses econ�micos y familiares miraban hacia afuera, una emergente capa media formada por propietarios medios y bur�cratas, mostraba una creciente conciencia del ser tlaxcalteca. Este conocimiento de s� mismos y de su propia realidad se manifest� tambi�n en el torbellino revolucionario de principios de siglo, cuando el movimiento de Tlaxcala no encontr� un f�cil, claro ni permanente acomodo entre los diferentes grupos sublevados. D�cadas m�s tarde, la unificaci�n hacia el poder central tuvo que ser impuesta desde arriba y desde afuera.

El proceso de industrializaci�n y urbanizaci�n acelerada de la segunda mitad de la presente centuria, por un lado ofreci� a la entidad una alternativa viable para su desarrollo toda vez que la producci�n agr�cola ya resultaba insuficiente para ello; pero por otro, en su cara menos positiva, vino a modificar numerosas costumbres y tradiciones populares, algunas ya perdidas irremediablemente. Es necesario, e incluso vital, conocer el propio pasado, no s�lo para desentra�ar los or�genes y la evoluci�n de la identidad regional, sino tambi�n para entender la compleja realidad presente y para tener m�s y mejores elementos con los cuales proponer los cambios positivos y convenientes que se requieran en el futuro pr�ximo.

La presente historia del estado de Tlaxcala es, sobre todo, una obra de divulgaci�n destinada a estudiantes, profesores y p�blico en general, m�s que a especialistas o acad�micos. Por ese motivo su narrativa es sencilla, su estructura principal es cronol�gica y el texto prescinde de un aparato cr�tico que recargar�a las p�ginas de anotaciones; lo cual no significa que no est� basada en investigaciones serias, vastas y actualizadas. Abarca todos los periodos hist�ricos de la entidad, pero de manera sint�tica, destacando s�lo aquellos acontecimientos, fechas y personajes que han sido considerados m�s relevantes —de ah� su nombre de "breve"—, con objeto de que el lector tenga en un tiempo relativamente corto, una visi�n general del proceso hist�rico de la entidad.

Al mismo tiempo que ofrece algunos datos e interpretaciones novedosas, tambi�n procura recoger la valiosa informaci�n que otros estudiosos del tema han publicado con anterioridad en diversas obras. Entre ellas cabe destacar, por su amplitud y seriedad cient�fica, los 16 tomos de la colecci�n Tlaxcala, una historia compartida, y los 4 vol�menes titulados Historia y sociedad en Tlaxcala, estos �ltimos contienen los numerosos trabajos presentados en cinco simposios internacionales de investigaciones sociohist�ricas sobre Tlaxcala realizados entre 1985 y 1990.

Al final del libro se presenta una bibliograf�a comentada que, adem�s de dar cuenta de las fuentes en las cuales se basa esta obra, facilita la b�squeda de informaci�n adicional para aquellas personas que deseen profundizar algunos temas aqu� expuestos de manera general. Tambi�n se incluye una cronolog�a b�sica para ubicar con rapidez algunos hechos notables de la historia tlaxcalteca y que pueden ser fechados con cierta precisi�n; sin embargo, la explicaci�n del contexto en que ocurrieron, as� como la comprensi�n de los procesos de larga duraci�n, s�lo pueden encontrarse dentro de la obra misma.

Como responsable de la obra me permit� invitar al doctor Raymond Buve, un tlaxcalteca de coraz�n y por adopci�n, a que nos proporcionara sus conocimientos en aquellos temas de los que es especialista. Por ese motivo, a �l debo una parte sustancial de los contenidos referidos a los siglos XIX y XX y de la bibliograf�a comentada. Sin embargo, lo libero de la responsabilidad sobre la versi�n definitiva que qued� a mi cargo.

Por �ltimo, deseo agradecer al Fideicomiso Historia de las Am�ricas, al Colegio de M�xico y al Fondo de Cultura Econ�mica la invitaci�n que me hicieron para participar en esta Serie de Breves Historias de los Estados de la Rep�blica Mexicana.

Ricardo Rend�n Garcini


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