Despu�s de llegar al poder, Adolfo Bonilla trat� de crear su propia maquinaria pol�tica con el PRAT, como antes lo hab�a hecho Mendoza, pero esos intentos fueron obstruidos por la vigorosa oposici�n interna de los socialistas que a�n quedaban, y por la creciente fuerza centralizadora del PNR. Bonilla tampoco tuvo �xito en sus esfuerzos por controlar al comit� ejecutivo estatal del PNR, pues este partido estuvo casi siempre dominado por sus enemigos.
Al igual que otros gobernadores de la �poca cardenista, Bonilla trat� de controlar a las organizaciones campesinas. En Tlaxcala, �stas hab�an tenido sus bases originales en los partidos pol�ticos maderista y constitucionalista. Despu�s, con la erecci�n de muchos comit�s agrarios entre 1917 y 1920 se intent� formar una liga estatal, pero la iniciativa fracas� ante la resistencia del poderoso PLC de Tlaxcala y su grupo en el poder. M�s tarde, los comit�s agrarios rebeldes del sur del estado se aliaron a la Confederaci�n Social Domingo Arenas de Puebla o a la radical Liga de Comunidades Agrarias de Puebla, mientras que muchos de los comit�s gobiernistas fueron afiliados al PLC o a la CROM. La Liga Nacional Campesina, en auge con el presidente Calles y sus sucesores, entr� a Tlaxcala cuando el gobernador Mendoza lo consider� oportuno, y se estableci� como instrumento pol�tico en contra de los hacendados del norte de la entidad; aun as�, los ejidos y comit�s agrarios siguieron siendo controlados por el partido mencionado. El problema relacionado con el control surgi� de nuevo cuando el PRAT intent� movilizar a los campesinos en su lucha por desalojar a los socialistas en 1932.
El nuevo C�digo Agrario permiti� a los peones acasillados beneficiarse con la reforma agraria, y en la campa�a presidencial para la candidatura de L�zaro C�rdenas, en 1934, cientos de peones tlaxcaltecas fueron sistem�ticamente informados de sus derechos y organizados en sindicatos o comit�s agrarios. En los primeros dos a�os de su gobierno, Bonilla recibi� m�s de cien solicitudes de tierras, en gran parte procedentes de los distintos del norte. Al igual que Apango en tiempos de Obreg�n, Bonilla y los suyos no s�lo trataron de sacar partido a la nueva legislaci�n y a la pol�tica agrarista del nuevo presidente C�rdenas, sino que intentaron monopolizar las organizaciones agrarias.
Bonilla, quien no era considerado un verdadero agrarista, a pesar de su origen campesino, hizo todo lo posible por controlar a los comit�s agrarios, a los comisariados ejidales y a los sindicatos campesinos del estado. Estas intenciones lo enfrentaron con Graciano S�nchez, jefe de la Confederaci�n Campesina Mexicana (CCM), fundada por �l un mes despu�s de que Bonilla cre� (mayo de 1935) la Confederaci�n de Campesinos y Agraristas de Tlaxcala. Ambas organizaciones pugnaron por incorporar en sus filas a los comisariados ejidales, comit�s agrarios y sindicatos, con la diferencia de que la agrupaci�n bonillista contaba con el apoyo de los diputados locales y los presidentes municipales.
El conflicto entre el presidente C�rdenas y el general Calles debilit� la posici�n del callista Bonilla. A su vez, la mayor�a de los diputados locales, con apoyo del comit� ejecutivo del PNR local, se declar� cardenista. Tras el exilio de Calles, los cardenistas y los socialistas tlaxcaltecas intentaron derrocar al gobernador a un a�o de que concluyera su mandato. No lo lograron, pero Bonilla ya no influy� en la selecci�n del candidato que habr�a de sucederlo. El asunto qued� enteramente en manos del PNR local. Isidro Candia, un ex diputado bonillista que se hab�a puesto de parte del bloque cardenista en 1935, obtuvo el apoyo del PNR, fue elegido e inici� su mandato en 1937.
En la lucha por la sucesi�n de Bonilla, el licenciado Manuel Santill�n tuvo un papel clave; hijo del administrador de la hacienda La Concepci�n, donde el padre de Isidro Candia sirvi� como caballerango, Manuel era un universitario de brillante carrera pol�tica. Desde aquel tiempo, un lazo clientelista uni� a la familia Candia con los Santill�n. Isidro inici� su carrera pol�tica como comisariado ejidal y agente municipal; luego, con el apoyo de Santill�n fue diputado local. �ste, quien fue secretario de Comercio e Industria en el gabinete del presidente C�rdenas, aprovech� su posici�n y la debilidad de Bonilla (resultado de su posici�n callista en 1935) para lanzar a su protegido: Isidro Candia.
Candia lleg� al poder en medio de un intenso y creciente disgusto de los campesinos, debido a la contradicci�n entre la pol�tica federal cardenista y la pol�tica agrarista del anterior gobernador. De las cien solicitudes de tierras recibidas entre 1933 y 1935, Bonilla resolvi� favorablemente tres; las otras quedaron en estudio o fueron negadas. A pesar de que Bonilla hab�a sido obligado por el presidente C�rdenas a resolver m�s solicitudes agrarias, el derrumbe del sistema de haciendas, no se efectu� sino hasta la gubernatura de Candia. En su primer a�o de gobierno se repartieron m�s de 38 000 hect�reas, y en 1940 unas 70 haciendas del norte ya estaban afectadas. Por fin, despu�s de casi 30 a�os de haberse iniciado la Revoluci�n, los poderosos hacendados pulqueros de la regi�n norte�a padec�an directamente los efectos de la reforma agraria. En muchas de esas fincas se crearon colonias agr�colas que beneficiaron a los antiguos peones y jornaleros que hab�an trabajado en ellas durante generaciones.
Isidro Candia acept� la pol�tica cardenista de unificaci�n obrera y campesina bajo el control del PNR, pero trat� de ejercer su propia influencia en los comit�s ejecutivos estatales de diversas organizaciones. En este sentido, Candia tuvo m�s �xito que Bonilla. Fundar una instancia local de la Confederaci�n de Trabajadores de M�xico (CTM) result� una tarea dif�cil debido a la fuerza que ya ten�a la CROM en las industrias, en el comercio y hasta en los ejidos del centro de Tlaxcala. Candia resolvi� esa situaci�n con un h�bil juego de equilibrios entre una y otra agrupaci�n. La fundaci�n de la liga estatal campesina que iba a formar parte de la Confederaci�n Nacional Campesina (CNC) provoc� entre Candia y Graciano S�nchez una lucha por su control. Cuando �ste logr� que sus partidarios dominaran la liga, Candia les desat� una verdadera guerra con el apoyo de la CTM, de la CROM y del comit� ejecutivo del entonces Partido de la Revoluci�n Mexicana (PRM) local, dominado por los suyos, hasta conseguir el derrocamiento de los partidarios de S�nchez. Lo anterior fue posible gracias a la amistad que Candia ten�a con el entonces gobernador de Puebla, Maximino �vila Camacho, y debido al respaldo federal que recib�a por medio de Santill�n, su mentor pol�tico. Tanto Maximino �vila Camacho como Isidro Candia surgieron de los bloques cardenistas en 1935, contaron con el valioso apoyo de la CROM, manipularon a los dirigentes agraristas e integraron fuerzas rurales para combatir a sus enemigos. Con la elecci�n de Manuel �vila Camacho como presidente de la Rep�blica en 1940, su hermano Maximino consolid� su cacicazgo en Puebla y reforz� su ayuda a Candia. La antigua rivalidad pol�tica entre Tlaxcala y Puebla parec�a quedar en el olvido.