Emil Haury sostiene que en la etapa final del formativo o precl�sico hubo una notable migraci�n desde el norte de Michoac�n, Guanajuato, Aguascalientes y sur de Zacatecas, hasta el noroeste de lo que nosotros llamamos la Gran Mesoam�rica, que ayud� a conformar la fase pionera de la cultura hohokam, alrededor del a�o 100 de nuestra era.
El caso de Altavista es particular: aparte de sus v�nculos con los valles centrales, el Baj�o y el callej�n de culturas situado en la ruta que conduce al noroeste de la Gran Mesoam�rica, debi� obtener adem�s productos de la costa, probablemente a trav�s del r�o San Pedro. Ello significa que pudo estar en contacto con una amplia zona de Sinaloa y el centro-norte de Nayarit, como parecen indicar los materiales provenientes de Sinaloa encontrados en los sitios de Schroeder y Molino, cerca de Durango, y reportados por Kelley. Las ideas provenientes del centro de M�xico, en caso de haber existido, y su posible reelaboraci�n por lo que Kelley llama la cultura Chalchihuites, sumadas a sus propias ideas, debieron producir efecto en las manifestaciones culturales de Nayarit, situaci�n que origin� una cultura diferente a la de las tumbas de tiro, que en Sinaloa podr�a situarse en el Chametla temprano, alrededor de los a�os 300-400 de nuestra era, y que culmin� en el poscl�sico con la tradici�n Aztatl�n. As�, la tradici�n de las tumbas de tiro se ver�a limitada al norte y sur por culturas locales derivadas de la influencia de Chup�cuaro y, tal vez, de Teotihuacan.
Llegamos as� a una de las partes m�s oscuras y a la vez m�s interesantes del pasado prehisp�nico: la tradici�n de las tumbas de tiro en Zacatecas, de la que existen muestras en El Teul (registradas por Otto Schondube) y en La Florida, municipio de Valpara�so (registradas por Ricardo Jaramillo).
El principal territorio de desarrollo de esta tradici�n cultural, ya manifestada en El Ope�o alrededor del a�o 1500 antes de nuestra era, fue la parte costera sur-central y el altiplano sur de Nayarit, el altiplano central de Jalisco y el altiplano de Colima (mapa 9). En las excavaciones encontradas, generalmente en tepetate, se depositaban muchas ofrendas, lamentablemente desaparecidas por el vand�lico saqueo de que han sido objeto. Se llaman tumbas de tiro porque se accede a ellas a trav�s de un tiro vertical que mide de 2 a 16 metros, que conduce a una o m�s b�vedas mortuorias. El suelo puede estar empedrado y hay informes de restos de pinturas hoy desaparecidos.
La regi�n en que se han registrado m�s tumbas de tiro es la de Magdalena-Tequila-Etzatl�n, en Jalisco, donde Phil C. Weigand sit�a el centro de la tradici�n Teuchitl�n, cuyo desarrollo es posterior, pero en apariencia perteneciente a los mismos grupos humanos que conformaron la cultura de las tumbas de tiro, abarcando una cronolog�a de 300 antes de nuestra era a 300 de nuestra era. De aqu� se deduce que las aut�nticas tumbas de tiro en Jalisco y Zacatecas corresponden al precl�sico tard�o y al cl�sico temprano, y que la tradici�n Teuchitl�n caracterizada por un singular patr�n arquitect�nico circular, por las tumbas de tiro o por tumbas excavadas y asociadas a dicha arquitectura abarca del a�o 200 al 700 de nuestra era, lo que permite identificarla como un desarrollo cultural vecino y contempor�neo a alguna fase de la cultura de Tuitl�n.
En Zacatecas se registraron tumbas de tiro en El Teul (sobre lo que no existen
estudios publicados) y en San Jos� del Vergel y La Florida, en Valpara�so, donde
Ricardo Jaramillo estudi� las tumbas, lo que dejaron los saqueadores, la l�tica
y el patr�n de asentamiento del sitio. Elabor� adem�s una cronolog�a, que situaba
el lugar entre los a�os 100 y 1200 de nuestra era, es decir, entre el precl�sico
y el fin del poscl�sico temprano.
Para varios investigadores, como J. Charles Kelley y Leonardo L�pez Luj�n, la zona de las tumbas de tiro y los patrones de construcci�n circulares forman parte de la regi�n llamada Bola�os Juchipila, de la cultura Chalchihuites. Estos autores reconocen que los asentamientos ubicados en las cuencas de los r�os Bola�os y Juchipila difieren de otros sitios de esa cultura y presentan fuertes nexos con el Occidente.
Por nuestra parte, creemos que estamos ante otra zona de confluencia de culturas o tradiciones culturales diversas que muestran influencias de las zonas aleda�as, sobre todo en el caso de la cuenca del r�o Mezquitic-Bola�os, cuyos v�nculos apuntan con m�s fuerza a la tradici�n de las tumbas de tiro o tradici�n Teuchitl�n en sus l�mites occidentales, que hacia la zona de sus l�mites norte�os y orientales. Trabajos m�s profundos permitir�n delimitar y precisar las relaciones de esta importante regi�n prehisp�nica.
Finalmente mencionaremos los asentamientos de grupos sedentarios que ir�an de la frontera entre Chihuahua y Durango a los alrededores norte�os de la actual ciudad de Durango.
Para el grupo de investigadores encabezado por Kelley, en esta regi�n, conocida como Loma San Gabriel, se desarroll� una cultura submesoamericana fronteriza, perteneciente a la tradici�n del desierto, que del a�o 100 al 1200 de nuestra era recibi� gran influencia de la cultura Chalchihuites, la cual, al declinar en la regi�n de Loma San Gabriel, fue sustituida por ra�ces culturales anteriores y por v�nculos antiguos y tradicionales con la cultura Mogoll�n. Esta cultura se desarroll� en lo que aqu� hemos llamado la regi�n norponiente de la Gran Mesoam�rica. Para el grupo de Marie-Areti Hers, en cambio, la regi�n de Loma San Gabriel es una variante m�s de lo que conoce como cultura "Chalchihuites", que no equivale a lo que el grupo de Kelley entiende por cultura "Chalchihuites".
Debido a que una misma palabra se ha aplicado a diferentes conceptos y a que existen dos formas de entender nuestro pasado prehisp�nico, cabe reflexionar acerca del saber actual sobre los agricultores prehisp�nicos de Zacatecas. A ello se dedica el siguiente apartado.