Una nueva Constituci�n liberal se estren� en M�xico en 1857. Inspirada en ella, se promulg� la Constituci�n estatal del mismo a�o que retom� los principios federales de la de 1824 pero otorg� facultades m�s amplias al poder Legislativo, prohibi� que los eclesi�sticos fueran diputados e introdujo cambios a los fueros y privilegios de las corporaciones religiosas.
Para la consolidaci�n de un Estado moderno y el progreso econ�mico, los liberales consideraron condici�n ineludible la confiscaci�n de los bienes del clero y de toda corporaci�n con el fin de poner en movimiento la propiedad, y promulgaron la Ley Lerdo (1856) sobre desamortizaci�n de bienes eclesi�sticos y civiles, y la Ley de nacionalizaci�n de los bienes del clero (1859). Sobre la misma materia, en Zacatecas se promulgaron varias leyes entre 1856 y 1860; las m�s sobresalientes fueron las de confiscaci�n y venta de los bienes eclesi�sticos que provoc� el rechazo conservador.
Gonz�lez Ortega impuls� el cumplimiento de las leyes nacionales y estatales que tuvieron como meta original la creaci�n de peque�os propietarios. Sin embargo, contrario a su prop�sito, estaban propiciando a�n m�s el enriquecimiento de los grandes propietarios, independientemente de su credo pol�tico liberal o conservador.
Las leyes liberales provocaron conspiraciones del clero en contra del gobierno estatal. La Ley de nacionalizaci�n fue particularmente repudiada, y como respuesta al gobierno el clero abandon� la capital y, para soliviantar a los feligreses, suspendi� el culto. El gobierno replic� con el decreto que establec�a que los conventos abandonados se integraran a las propiedades del Estado.
Paralelamente ocurr�an acontecimientos de repercusi�n nacional. A fines de 1857 apareci� el Plan de Tacubaya, oponi�ndose a la Constituci�n que motiv� la erecci�n en diputaci�n permanente del Congreso estatal, integrada por Jos� Mar�a Castro, Francisco Parra y Gonz�lez Ortega, la concesi�n de facultades extraordinarias al Ejecutivo y el respaldo a Benito Ju�rez, quien como presidente de la Suprema Corte de Justicia, a la renuncia de Ignacio Comonfort, correspond�a asumir la presidencia de la Rep�blica. Por su parte, los conservadores, dirigidos por Vicente Hoyos y Fernando Velasco, se adhirieron al plan sin lograr el control militar de la entidad.
Entre los liberales zacatecanos hubo fricciones permanentes; el cambio sucesivo de hasta cinco gobernadores adeptos al liberalismo durante 1858 demuestra el clima de inestabilidad. A Gonz�lez Ortega correspondi� el m�rito de mantener un alto grado de cohesi�n entre las facciones liberales durante los a�os de la guerra de Reforma, hecho que permiti� a Zacatecas contribuir decisivamente, con hombres y recursos, al triunfo de la causa liberal. El mismo general se convirti� en el h�roe de la batalla de Calpulalpan, luego de la cual se reinstal� el gobierno constitucional en la ciudad de M�xico.