La consolidaci�n del r�gimen


En 1886 Trinidad Garc�a de la Cadena decidi� volver de su exilio en la ciudad de M�xico para arreglar algunos negocios en su estado natal, y fue acusado de intento de sedici�n. A los 68 a�os, cansado y enfermo, perseguido por las fuerzas dependientes de Ar�chiga y por las del gobernador de Zacatecas, el general Garc�a de la Cadena vag� por el estado acompa�ado de unos cuantos ayudantes hasta ser aprehendido en San Tiburcio (municipio de Mazapil) por una peque�a fuerza militar al mando del joven soldado Juli�n Villegas. Los presos fueron conducidos a la hacienda de Gru�idora y de all� a la estaci�n Gonz�lez, en donde la llegada del jefe pol�tico de Zacatecas, Aten�genes Llamas, impidi� que tomaran el tren hacia la capital del estado.

Seg�n el testimonio de Villegas, �l se neg� a entregar los prisioneros al reci�n llegado. Ello provoc� que Llamas le diera un mensaje y asegurara "en lo p�blico y verbalmente" tener orden del mism�simo presidente de la Rep�blica y del gobernador de Zacatecas de que los prisioneros le fueran entregados, orden que Villegas no tuvo m�s remedio que acatar. En la madrugada del 1� de noviembre de 1886, y luego de intentar infructuosamente aplicar la ley fuga a los prisioneros, Aten�genes Llamas asesin� a don Trinidad Garc�a de la Cadena, obedeciendo probablemente las �rdenes de las autoridades del estado y, seg�n se sospech� durante mucho tiempo, de los altos mandos de la Rep�blica.

Al a�o siguiente el Congreso federal aprob� la reelecci�n sucesiva del presidente y los gobernadores. La consolidaci�n del r�gimen porfirista en Zacatecas, iniciada con el asesinato del �ltimo de los disidentes en el estado, culmin� en 1888, cuando Jes�s Ar�chiga ascendi� a la gubernatura para no abandonarla durante los siguientes doce a�os.

Jes�s Ar�chiga era m�s militar que pol�tico y, en consecuencia, era partidario del orden y la autoridad. En el plano electoral, el gobernador control� la designaci�n de los candidatos en todos los niveles, en estrecha alianza con el poder central. Tanto los jefes pol�ticos como otros funcionarios electos permanec�an varios periodos en sus cargos o en otros de importancia similar y con frecuencia pertenec�an a la aristocracia ganadera, minera o terrateniente del estado. Su administraci�n fue poco brillante, y adquiri� fama de corrupta y represora. De esta forma, el gobernador cre� un grupo de aduladores a su alrededor e intent� reforzar su posici�n a trav�s de la alianza con otros militares del pa�s, pero fuera de su estrecho c�rculo no dud� en aplicar la fuerza como medio para mantener la paz. En parte debido a la fragilidad de sus alianzas dentro y fuera del estado, a partir de cierto momento Ar�chiga dej� de ser �til al sistema y debi� abandonar el poder. Fue as� que en las elecciones de 1900 Genaro G. Garc�a obtuvo el triunfo en la contienda por la gubernatura de la entidad.

Durante la primera d�cada de este siglo ya no fue posible lograr la continuidad del gobierno de Zacatecas mediante la permanencia de un solo hombre al frente del Ejecutivo estatal. Genaro Garc�a renunci� por "motivos personales" al iniciarse 1904, y el abogado Eduardo Pankhurst lo reemplaz�, primero en el interinato, y posteriormente como gobernador constitucional. En consonancia con lo que suced�a en el nivel nacional, ambos funcionarios aplicaron en Zacatecas el lema de "poca pol�tica y mucha administraci�n". Emprendieron el saneamiento de las finanzas p�blicas y procuraron mantener el orden social a trav�s del incremento de los cuerpos de vigilancia militar y del control sobre los procesos electorales. Eduardo Pankhurst falleci� a mediados de 1908, antes de concluir su mandato, y debi� ser sustituido por Francisco de Paula Z�rate, quien se encontraba en la gubernatura cuando se desencadenaron los hechos que conducir�an al estallido de la Revoluci�n.

Podr�a afirmarse que el declive del r�gimen porfirista en Zacatecas se inici� en los primeros a�os del presente siglo, cuando algunos mineros, empleados administrativos y peque�os propietarios se sumaron a la causa de los clubes liberales que surg�an en otras partes del pa�s formando asociaciones en Pinos, Nochistl�n, Nieves y Zacatecas. Quiz� como consecuencia de esto, a partir de 1901 el estado experiment� una especie de efervescencia pol�tica a la que las autoridades respondieron con una mayor represi�n, que se agudiz� durante la gubernatura de Francisco de Paula Z�rate.

En su campa�a por el interior del pa�s, Francisco I. Madero se detuvo en la ciudad de Zacatecas, en donde se le prohibi� que pronunciara discurso alguno. Meses despu�s fue aprehendido en Monterrey, lo que le impidi� cumplir su prop�sito de regresar a Zacatecas. La aprehensi�n de Madero se debi� a una denuncia que en su contra hizo un tal Juan Orc�. El delator recibi� como premio la diputaci�n federal por el distrito de Juchipila que conforme a derecho hubiera debido ocupar un ilustre maderista: Jos� Guadalupe Gonz�lez. Con el correr de los a�os las cosas cambiar�an tanto como para que quien fuera v�ctima de esta usurpaci�n se convirtiera en gobernador del estado. Del diputado Juan Orc�, la historia no guarda memoria.


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