Las condiciones del campo


Durante los a�os de la lucha armada se hizo sentir en Zacatecas el reclamo agrario, si bien con desigual profundidad. Aunque el gobierno constitucionalista establecido en Sombrerete decret� la expropiaci�n de algunas grandes propiedades, hasta 1917 no se llev� a cabo ning�n reparto de tierras en el estado. La primera ley agraria local se expidi� en ese a�o como respuesta a la avalancha de solicitudes recibidas por parte de los campesinos, pero fue modificada casi de inmediato para restarle radicalismo y evitar la huida de los empresarios agr�colas y ganaderos a otras regiones del pa�s. El primer reparto formal de tierras ejidales se realiz� en 1918.

Aunque el reparto agrario continu� durante el gobierno de Donato Moreno, la demanda de tierras estaba lejos de ser satisfecha, lo que encontr� una forma peculiar de expresi�n en el conflicto cristero. Como se sabe, el reparto m�s amplio y acelerado habr�a de tener lugar en el decenio siguiente, particularmente tras la expedici�n del C�digo Agrario a fines de 1934. Un balance de sus resultados puede apreciarse en el hecho de que para 1940 hab�a en Zacatecas poco m�s de 600 ejidos en donde trabajaban 65 000 campesinos. Y, sin embargo, en cierto sentido la situaci�n no se hab�a transformado del todo: la mayor parte de la tierra dotada en ejidos era de temporal y de agostadero no laborable, y la falta de recursos t�cnicos y financieros obligaba a los campesinos a cumplir su faena diaria bajo condiciones no del todo distantes de las que prevalecieron en el siglo anterior.

La evoluci�n de la producci�n agr�cola estuvo marcada por la incidencia de factores que la afectaron en forma negativa. A los azotes del clima se sum� en la d�cada de la revoluci�n el abandono de las unidades productivas, provocado tanto por la inseguridad imperante en las zonas rurales como porque muchos peque�os productores optaron por unirse a la revuelta en busca de mejores oportunidades. As�, la producci�n empez� a depender de la explotaci�n de algunas peque�as propiedades y de las grandes haciendas, en ocasiones de propiedad extranjera, que casi nunca fueron agredidas por los revolucionarios. Los factores clim�ticos mantuvieron deprimida la producci�n agr�cola hasta 1917, y ni siquiera el primer reparto formal de tierras realizado en 1918 gener� una recuperaci�n inmediata, pues los beneficiarios de aqu�l carec�an de los fondos necesarios para emprender la explotaci�n.

Aunque al iniciarse la d�cada de 1920 la mayor regularidad en las lluvias propici� una cierta recuperaci�n en la agricultura del estado, el problema fundamental del campo sigui� siendo la falta de los bienes de capital necesarios para un funcionamiento eficiente. Con el fin de aliviar esta situaci�n, el gobierno estatal dict� algunas medidas fiscales en apoyo a los campesinos y continu� con el reparto agrario. En 1923 se form� la Liga de Comunidades Agrarias de Zacatecas, la cual dio voz y combatividad a los campesinos. La reacci�n de los gobiernos de Moreno y Casta�eda en contra de esta y otras asociaciones, as� como el movimiento cristero iniciado en 1926, vinieron a desarticular muchas unidades de producci�n, afectando de nuevo la capacidad productiva de las tierras zacatecanas.

En 1929 el regreso a una relativa tranquilidad permiti� la reanudaci�n del reparto agrario y el inicio de un programa m�s vasto de apoyo al campo que proseguir�a en la d�cada siguiente. Se establecieron colonias agr�colas, se emprendieron obras hidr�ulicas y de infraestructura y se dot� de tierras a los ejidos. Aunque los terrenos habilitados generalmente eran de temporal, estaban orientados al pastoreo y dispon�an de t�cnicas de producci�n rudimentarias, las medidas puestas en pr�ctica contribuyeron a una relativa recuperaci�n del sector. Aument� el rendimiento por hect�rea de los cultivos frutales, pero la siembra de granos para la subsistencia continu� siendo el centro de la producci�n agr�cola estatal. Ello se explica por el hecho de que, de los 19 000 predios que en 1930 hab�a en el estado, poco m�s de 18 000 eran de magnitudes muy peque�as como para que se dedicaran a la agricultura comercial.

Hacia 1940 hab�a en Zacatecas alrededor de 38 000 predios ejidales y no ejidales, de los cuales poco m�s de 600 eran ejidos y el resto cooperativas y peque�a o gran propiedad privada. En ese a�o se cultivaron 380 000 hect�reas: de ellas, unas 200 000 se dedicaron a la siembra de ma�z y 16 000 a la de frijol. Pero estas tierras apenas constitu�an 10% de la superficie total del estado, lo que hace pensar que el principal esfuerzo segu�a orientado al sostenimiento de la explotaci�n ganadera.

Las actividades ganaderas se vieron afectadas por el movimiento armado, por las sequ�as y heladas ocurridas en el periodo 1915-1918 y por las primeras medidas de reparto agrario, que en ocasiones se llevaban a cabo de manera improvisada y sin considerar el deterioro que pod�an causar a una actividad extensiva en tierra. As�, entre 1902 y 1924, la ganader�a zacatecana experiment� un retroceso considerable, sobre todo en el caso del ganado vacuno, caballar y asnal.

A pesar de que durante los a�os veinte continuaron los problemas pol�ticos, la ganader�a acus� un incremento importante en la cr�a de algunas especies como el ganado vacuno y caprino; no sucedi� lo mismo con la cr�a de ovejas, la cual se desplom� en parte por el colapso de la demanda mundial de lana. De manera que durante el decenio de 1920 la estructura de la producci�n ganadera registr� una modificaci�n importante: mientras que a inicios de siglo y despu�s de la lucha armada esta actividad se orientaba a la cr�a de ovejas, cabras y vacas, para 1930 el principal producto del sector era el ganado caprino, seguido del vacuno y el lanar. El repunte de la actividad ganadera debi� continuar en los siguientes a�os como consecuencia de la promulgaci�n de la Ley Ganadera del estado y la formaci�n de la Asociaci�n Ganadera local.


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