CUAL(ES)QUIER(A)

Una de las categorías gramaticales que sufrió cambios notables en su paso del latín al español fue el pronombre y, en particular, el indefinido. Recuérdese que los indefinidos son pronombres cuya mención "deja sin identificar personas y cosas, bien porque no importa o no conviene o no es posible esta operación". Son muy numerosos y muchos de ellos son plenamente romances, es decir que fueron creados en español y no siempre son evoluciones fonéticas de formas latinas.

En especial es interesante la manera como procedió el español con el pronombre indefinido latino quilibet que en realidad fue calcado semánticamente, pues en latín estaba constituido por el relativo qui y el verbo libet que significa 'agrada, gusta, se quiere'. El romance castellano lo que hizo fue "traducirlo" y formó el pronombre antiguo qui-quier; moderno quien-quiera, cual-quier, cual-quiera.

Este indefinido, dice la gramática, coloca el objeto de su mención, por un acto de inhibición estimativa, en el mismo plano que los demás de su mismo género o especie. La diferencia actual entre cualquier y cualquiera es sólo por la posición que pueden tener con relación al sustantivo. Cualquier sólo va antepuesto: cualquier cosa (no es posible decir una cosa cualquier). Cualquiera puede, en ocasiones, anteponerse. Pospuesto al sustantivo sólo puede usarse cualquiera.

Lo que conviene recordar es que el plural de estos pronombres es cualesquier y cualesquiera, y su uso se limita casi con exclusividad a la lengua escrita. Hay empero el uso vicioso, no poco frecuente, de cualesquier(a) con valor singular ("cualesquier asunto"), que debe evitarse pues no tiene apoyo alguno, ni lógico ni etimológico.

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