Prólogo |
En este libro que el lector tiene abierto
ante los ojos he querido hacer una historia de la lengua española;
contar, a mi manera, el acontecer de un fenómeno que a mí
me interesa mucho. Al escribirlo, he pensado en lectores interesados
asimismo en el tema. Con ellos he estado dialogando en mi interior,
y a ellos me dirijo. Para ellos escribo estos párrafos preliminares,
que son una simple y llana invitación a que sigan leyendo. Pueden
creerme si les digo que no va a costarles trabajo la lectura. No voy
a ponerme pesado ni a portarme exigente con ellos. Lo único que
les pido, lo único que presupongo, es un poco de interés
por eso que a mí, según he confesado, me interesa mucho:
la historia de la lengua española, la historia de "nuestra
lengua", como la llamo a menudo en el curso del libro. Pues, en
efecto, además de concebir lectores interesados en el tema, les
he atribuido como razón central de su interés la más
simple de todas, la más límpida, la menos tortuosa; he
imaginado que el español es su lengua materna. Aparte de tales
o cuales razones complementarias, la razón central de mi propio
interés es ésa. El español es la lengua en que
fui criado, la de mi familia y mi pueblo, la de los muchos libros y
revistas que leí en mi infancia (yo me hice lector a los cuatro
años). El español es una lengua que me
gusta. Y ese gusto, exactamente ése, es el que he supuesto en
mis imaginarios lectores. Pero si alguno de ellos, careciendo de esa
razón, se interesa en la historia del español por ser,
digamos, uno de los idiomas importantes del mundo, le pido por favor
que no se sienta excluido. También a él me dirijo. Proceda
de donde proceda, un poco de interés, un poco de curiosidad es
suficiente.[...]* * En la presente selección se marcan con puntos suspensivos entre corchetes los párrafos suprimidos. [E.] |