CAPÍTULO I
DEL PRIMERO SIGNO LLAMADO CE CIPACTLI,
Y DE LA BUENA FORTUNA QUE TENÍAN
LOS QUE NACÍAN, ASÍ HOMBRES COMO
MUJERES, SI NO LA PERDÍAN POR
SU NEGLIGENCIA, O FLOJURA

1.- AQUÍ comienzan los caracteres de cada día, que contaban por trecenas; eran trece días en cada semana, y hacían un círculo de doscientos sesenta días y después tornaban al principio.

2.— El primer carácter se llama cipactli, que quiere decir un espadarte, que es pez que vive en el mar; y es principio de todos los caracteres, que hacen y cuentan cada día hasta que hacen un círculo de doscientos sesenta días, y comienza la cuenta de los días dando a cada carácter de trece días, que se llama año de los caracteres.

3.— El primer día de los trece es del primer carácter, que se llama cipactli; el segundo, de otro carácter que se llama ácatl que quiere decir caña;1 el tercer día es de otro carácter que se llama calli, que quiere decir casa; el cuarto día es de otro carácter que se llama cuetzapallin, que quiere decir lagartija; el quinto día es de otro carácter que se llama cóatl que quiere decir culebra; el sexto día es de otro carácter que se llama miquiztli, que quiere decir muerte; el séptimo día es de otro carácter que se llama mázatl, que quiere decir ciervo; el octavo día es de otro carácter que se llama tochtli, que quiere decir conejo; el noveno día es de otro carácter que se llama atl que quiere decir agua; el décimo día es de otro carácter, que se llama ozomatli, que quiere decir mona; el undécimo día es de otro carácter que se llama itzcuintli, que quiere decir perro; el duodécimo día es de otro carácter que se llama malinalli, que quiere decir heno; el decimotercero día es de otro carácter que se llama ácatl, que quiere decir caña.

4.— Estos trece días decían que eran bien afortunados, que cualquiera que nacía en cualquiera de los trece días, que si era hijo de principal sería señor o senador, y rico; y si era hijo de baja suerte y de padres pobres, sería valiente y honrado y acatado de todos, y tendría qué comer; y si era hija la que nacía en cualquiera de los trece días sería rica y tendría todo cuanto es menester para su casa, para gastar en comida y bebida, para hacer convite, para bailar y danzar en su casa, y dar comida y bebida a los pobres viejos y huérfanos que no tienen qué comer y beber, y sería todo próspero lo que hiciere por su trabajo para ganar la vida, y no se le perdería cosa ninguna del trabajo, y sería hábil para vender todas las mercaderías y ganar todo cuanto pudiere.

5.—Y más, decían que aunque en naciendo una criatura tuviese carácter bien afortunado, si no hacía penitencia, y si no se castigaba, y si no sufría los castigos que se le hacían y las palabras celosas y ásperas que se le daban, y si era de mala crianza, ni andaba en camino derecho, perdía todo cuanto había merecido por el buen signo en que nació.

6.— El mismo se menospreciaba y se cegaba; aun si era amancebado perdería la buena fortuna que tenía, y así se empobrecería y no tendría qué comer, y beber, y tendría gran trabajo en toda su vida, porque él mismo buscó la mala ventura por su bellaquería, siendo desobediente y soberbio y descuidado, y en ninguna parte hallaría contento, y siempre tendría pobreza y mala ventura y todos le menospreciarían y todos le tendrían en nada, y nadie le tendría por amigo y andaría solo y nadie le querría bien, y en todo lugar le querrían mal y todos le maldecirían y seria odioso a todos y le mirarían con malos ojos, por ser público pecador, y todos le maldecirían por ser soberbio y vagabundo, y por andar perdido y desobediente a lo que se le mandaba y aconsejaba, y porque no curaba de la buena crianza.

7.—Y (de) la criatura que nacía en buen signo decían los padres y madres "nuestra criatura es bien afortunada y tiene buen signo que se llama cipactli"; luego le bautizaban y le daban el nombre del signo llamándole cípac, o le daban otro nombre de los abuelos, etc.; y si les parecía pasaban el bautismo a otro día que fuese de mejor fortuna, dentro del mismo signo.

8.—Y si la criatura que nacía era varón, cuando le bautizaban hacíanle una rodela pequeña con cuatro saetillas, y ataban a ellas el ombligo, y dábanlo todo junto a los hombres soldados para que lo llevasen al lugar de la pelea y allí lo enterraban; y si la criatura que nacía era mujer, cuando la bautizaban le ponían en el lebrillo todas las alhajas de mujer con que hilan y tejen, porque la vida de la mujer es criarse en casa y estar y vivir en ella; el ombligo enterrábanle junto al hogar.

9.—Y esta astrología o nigromancia fue tomada y hubo origen de una mujer que se llamaba Oxomoco, y de un hombre que se llamaba Cipactónal; y los maestros de esta astrología o nigromancia que contaban estos signos, que se llamaban tonalpouhque, pintaban a esta mujer Oxomoco y a este hombre Cipactónal, y los ponían en medio de los libros donde estaban escritos todos los caracteres de cada día, porque decían que eran señores de esta astrología o nigromancia como principales astrólogos, porque la inventaron e hicieron esta cuenta de todos los caracteres.


1 Es error manifiesto, debe ser ehécatl, viento (cfr. Ms. de Md., f. 189 v., ed. P. y Troncoso, p. 280).