CAPÍTULO XVII |
1.-ACABADA LA comida o convite, ya que estaba de partida el que había convidado, si era mercader novel, que era la primera vez que iba a mercadear, cada uno de los viejos le hacía un razonamiento esforzándole para los trabajos en que se había de ver. 2. El primero le decía de esta manera: "Hijo, aquí nos habéis juntado y allegado a todos los que aquí estamos, que somos vuestros padres y mercaderes como vos: es bien que os avisemos y hagamos el oficio de viejos para con vos consolándoos y esforzándoos; 3.y yo el primero, como hijo, os quiero decir mi parecer, pues que ya estáis de partida para lejanas tierras y dejáis a vuestro pueblo, y a vuestros parientes y amigos, y vuestro descanso y reposo, y habéis de ir por largos caminos, por cuestas y valles y despoblados: esforzaos, hijo, no es razón que acabéis vuestra vida aquí, ni que moréis aquí sin que hagáis alguna cosa loable para que ganéis honra, como nosotros vuestros padres lo deseamos, y así con lágrimas pedimos qué sea así y vuestras obras sean conformes a nuestros deseos. 4. Vuestros antepasados en estos trabajos se ejercitaron, en caminos, y en esto ganaron la honra que tuvieron, como la ganan los hombres valientes en la guerra; con estos trabajos alcanzaron de nuestro señor la riqueza que dejaron. 5. Es menester que os esforcéis y tengáis ánimo para sufrir los trabajos que os están aparejados, que son hambre y sed y cansancio, y falta de mantenimientos, habéis de comer el pan duro y los tamales mohosos, y habéis de beber agua turbia y de mal sabor; habéis de llegar a ríos crecidos, que van impetuosos, con avenidas, y que hacen espantable ruido y que no se pueden vadear; por esta causa habréis de estar detenido algunos días, habréis de padecer hambre y sed. 6. Mirad hijo, que no os desmayéis con estas cosas, ni volváis atrás del trabajo comenzado, porque no nos afrentéis a nosotros vuestros padres. Por este camino fueron los viejos antepasados, y pusieron sus vidas muchas veces a riesgo, y por ser animosos vinieron a ser valerosos, honrados, y ricos. 7. Finalmente, pobrecito mancebo, si alguna buenaventura os ha de dar nuestro señor, si nuestro señor os tiene en algo, primero conviene que experimentéis trabajos y pobrezas, y sufráis fatigas intolerables, como se ofrecen a los que andan de pueblo en pueblo, que son grandes cansancios y grandes sudores, y grandes fríos y grandes calores; andaréis lleno de polvo, fatigaros ha el mecapal en la frente; iréis limpiando el sudor de la cara con las manos; aumentarse ha vuestro trabajo, en que seréis compelido a dormir al rincón y detrás de la puerta de casas ajenas, y allí estaréis cabizbajo y avergonzado, y tendréis la barriga pegada a las costillas de hambre, y andaréis de pueblo en pueblo discurriendo; y demás de esto, os afligirá la duda de la venta de vuestras mercaderías, que por ventura no se venderán, y de esto tendréis tristeza y lloro. 8. Antes que alcancéis algún caudal o buenaventura, habéis de ser afligido y trabajado hasta lo último de potencia; y allende de esto muchas veces os será necesario dormir en alguna barranca, en alguna cueva, o debajo (de) alguna lapa, o cabe alguna piedra grande. 9. Si por ventura nuestro señor os matare en alguno de estos lugares no sabemos, y quizá no volveréis más a vuestra tierra. ¿Y quién sabe esto? Por esos caminos conviene que devotamente vayáis llamando a dios y haciendo penitencia, y sirviendo humildemente a los mayores en cosas humildes, como es dar agua a manos y barrer, etcétera. 10. Mirad que no desmayéis, mirad que no volváis atrás de lo comenzado, y mirad que no os acordéis de las cosas que acá dejáis; continuad y perseverad en vuestro camino, en sufrir los trabajos. 11. Por ventura nuestro señor os hará merecedor que volváis con prosperidad, que os veamos vuestros padres y vuestros parientes; mirad que tengáis en lugar de mantenimientos estos avisos, que aquí os damos nosotros, que somos vuestros padres y vuestras madres, para que con ellos os esforcéis y animéis. Hijo muy amado, esforzaos y andad con dios; aquí os enviamos vuestros padres para que hagáis vuestro negocio, apartándoos de vuestros parientes, etcétera". 12. De esta manera los mercaderes viejos a los mancebos que nuevamente iban con otros mercaderes a tierras extrañas, a mercadear, los hablaban y esforzaban, y ponían delante los trabajos y dificultades en que se habían de ver, así en los poblados como en los desiertos, en la prosecución de su oficio de mercadear. |