DEBE de haber ocho días,
Aminta, que, en tu tejado,
se juntaron a cabildo
grande cantidad de gatos.
Y después que por su orden
en las tejas se sentaron,
puestos en los caballetes
los más viejos y más canos;
los negros a mano izquierda,
a la derecha los blancos,
tras un silencio profundo,
que no se oyó mío ni miao,
a la sombra de un humero,
se puso un gato romano,
tan aguileño de uñas,
cuanto de narices chato.
Quiso hablar; mas replicóle
otro de unos escribanos,
diciendo se le debía,
porque era gato de gatos.
Un gatillo de unos sastres
se le opuso por sus amos,
y fueron Toledo y Burgos
de las cortes de los cacos.
Váyase aguja por pluma,
y por renglones, retazos;
el dedal por el tintero,
las puntadas por los rasgos.
El archigato mandó
que enmudeciesen entrambos,
por ahorrar de mentiras
y de testimonios falsos.
Tras los dos, caridoliente,
por ladrón, desorejado,
un gato de un pupilaje
se quejó de sus trabajos:
"La hambre de cada día
me tiene tan amolado,
que soy punzón en el talle
y sierra en el espinazo.
"Soy penitente en comer
y diciplinante a ratos,
pues, o como con mis uñas,
u de hambre me las masco.
"Y sé deciros por cierto
que debe de haber un año
que, a puros huesos, mis tripas
se introducen en osario."
"¿Qué mucho es eso? aquí dijo
un gatillo negro y manco,
que tras una longaniza
perdió un ojo entre muchachos.
"Desdichado del que vive
por la mano de un letrado,
que me funda el no comer
en los Bártulos y Baldos.
"Pues, de puro engullir letras,
mi estómago es cartapacio,
y a poder de pergaminos
tengo el vientre encuadernado,"
"Hablemos todos replica
un gato zurdo y marcado
con un chirlo por la cara,
sobre cierto asadorazo.
"Un mercader me dio en suerte
la violencia de mis astros;
que es más grato que yo proprio,
pues vive de dar gatazos.
"Y por la vara en que mide,
ha venido a trepar tanto,
que se ha subido a las nubes,
para que lo lleve el diablo,
"Mejor gatea que yo,
y regatea por ambos;
a lo ajeno dice mío,
que es el mi de nuestro canto.
"En cuanto a comer, bien como;
mas cuéstame cara y caro,
pues de las varas que hurta,
a mí me da el diezmo en palos.
"Sin ser bellota ni encina,
mi cuerpo está vareado;
y sin ser gato de algalia,
azotes me tienen flaco."
Doliéronse todos de él,
y el triste quedó llorando;
cuando un gato gentilhombre,
de buena presencia y manos,
suspirando a su manera,
dijo tras sollozos largos:
"Yo soy un gato de bien,
aunque soy bien desgraciado.
"A puro barrer sartenes
he perdido los mostachos:
que la hambre de mi casa
me fuerza a andar mendigando.
"En cas de un rico avariento,
penitente vida paso;
sábenlo Dios y mis tripas,
y los vecinos que asalto.
"No me da jamás castigo;
sólo tengo ese regalo;
aunque yo sospecho de él,
que, por no dar, no me ha dado.
"Hoy, porque pesqué un mendrugo,
me dijo: 'No hacerte andrajos,
agradécelo a tu cuero,
que para bolsón le guardo',
"Ved si espero buena suerte."
Mas al punto, cabizbajo,
desjarretada una pierna,
boquituerto y ojizaino,
uno de los más prudentes
que jamás lamieron platos,
de los de mejor maúllo,
y más diestro en el araño
"Oíd mis sucesos dijo,
y atended a mis cuidados,
pues, hablando con respeto,
con un pastelero campo.
"Un mes ha que estoy con él,
y hanme dicho no sé cuántos
cómo mis antecesores
han parado en los de a cuatro.
"Quien los comió, por mi cuenta,
se halló, en la de Mazagatos,
el carnero moscovita
de los toros de Guisando;
"y el no venderme muy presto
lo tendrán a gran milagro:
que lo que es gato por liebre,
siempre lo vendió en su trato.
"Pastel hubo que aruñó
al que le estaba mascando,
y carne que oyendo '¡Zape!'
saltó cubierta de caldo."
Atajóle las razones
otro, a quien dio cierto braco
tantos bocados un día,
que le dejó medio calvo.
Éste vino con muletas;
que, por rascar cierto ganso
dio en manos de un despensero,
y dieron en él sus manos.
Llegó con un tocador,
oliendo a ingüente y ruibarbo,
y dijo, chillando triste,
y hablando un poco delgado:
"Tened compasión, señores,
de mis turbulentos casos,
pues ha permitido el cielo
que sirviese a un boticario.
"Bebí ayer, que fui goloso,
no sé qué purga o brebajo,
y tuve, sin ser posada,
más cámaras que Palacio.
"Tampoco yo me sustento,
como otros, de lo que cazo,
porque con recetas mata
los ratones cuatro a cuatro.
"Poco ayudan, en efeto,
a mi buche estos gazapos;
pero en casa hay más ayudas,
buenas para los hartazgos,"
No bien acabó sus lloros,
cuando un gato afrisonado,
que hace la santa vida
en un refitorio santo,
con seis dedos de tozuelo,
más cola que un arcediano,
les dijo aquestas razones,
condolido de escucharlos:
"Después que yo dejé el mundo,
y entre bienaventurados
vivo haciendo penitencia,
tengo paz y duermo harto.
"Ya conocéis, nuestra vida
cuán cortos tiene los plazos:
que vivos nos comen perros,
y difuntos los cristianos.
"Que tres pies de un muladar
nos suelen venir muy anchos,
y que de esta vida pobre,
aun el cuero no llevamos.
"Cuál nos encierra con trampas,
cuál gusta vernos en lazo;
cuál nos abrasa en cohetes,
sin hacer a nadie agravio.
"Y lo que aún más nos ayuda
a que nos maten temprano
es el parecer conejos
en estando desollados.
"Busquemos, si hay, otro mundo,
porque en éste, ¿qué alcanzamos?
Son gatos cuantos le viven
en sus oficios y cargos.
"El sastre y el zapatero,
ya cosiendo o remendando,
el uno es gato de cuero
y el otro de seda o paño.
"Con un alguacil estuve
antes que tomara estado
y al nombre de 'gato mío'
solía responder mi amo.
"El juez es gato real,
cual si fuera papagayo;
no hay mujer que no lo sea
en materia del agarro.
"Imitadme todos juntos,
pues que ya os imitan tantos;
meteos, cual yo, en religión
y viviréis prebendados.
"Cobrá amor al refitorio,
y cumplid el noviciado,
que se os lucirá en el pelo,
pues le luce a vuestro hermano.
"Póngase remedio en todo",
dijo; mas, sin sospecharlo,
traído de cierto olor,
dio con la junta un alano.
Todos a huir se pusieron
con el nuevo sobresalto,
y en diferentes gateras
se escondieron espantados.
Lamentando iban del mundo
los peligros y embarazos:
que aun de las tejas arriba
no pueden hallar descanso.
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