JUAN BAUTISTA MORALES nació en la ciudad de Guanajuato en 1788. Fue alumno del único maestro de latín, don Francisco Diosdado, que había en su ciudad natal. Desde temprana edad se distinguió, alcanzando el premio de retórica. Pasó a la ciudad de México en 1809, donde se inscribió en el Colegio de San Ildefonso, realizando estudios de jurisprudencia.

Luchó por el Plan de Iguala, pero como muchos otros de su generación, sintió que el triunfo y coronación de Agustín de Iturbide representaban una traición a los ideales independentistas. Por oponerse al efímero imperio de Iturbide, Morales fue encarcelado en el antiguo Palacio de la Inquisición. En 1824 participó en el Congreso Constituyente, defendió los principios federalistas e inició una fructífera y abundante labor periodística. En 1837 fue nombrado magistrado de la Suprema Corte de Justicia y en 1850 presidente de la misma. Murió el 29 de julio de 1856, y en las páginas del periódico El Siglo XIX se le homenajeó con el siguiente párrafo:

Este hombre, que como profesor hubiera hecho su fortuna en cualquier país, que como escritor pudo traficar con su pluma; que como magistrado pudo acumular tesoros en épocas de corrupción, vivió siempre pobre, pero contento; en la miseria, pero gozando de la tranquilidad de una conciencia sin mancha.

De su vasta labor como periodista combativo, FONDO 2000 presenta aquí una selección de su obra más conocida. El gallo pitagórico es uno de los mejores ejemplos de literatura política y crónica satírica que se hayan publicado en México. La mordacidad y elocuencia de este texto fue un verdadero bastión opositor a las tiranías y corruptelas del régimen de Antonio López de Santa Anna. Sobra subrayar que las personalísimas opiniones de Morales corresponden exclusivamente al momento histórico que le tocó vivir. Como bien ha escrito Carlos Monsiváis, "la actitud de don Juan Bautista Morales es la del escritor y ciudadano que se empecina en la defensa de los derechos sociales, en el triunfo de la autenticidad civil en la democratización de los privilegios del conocimiento. A tal punto creyó en sus ideales que, en un medio hostil al pensamiento, los convirtió en sus métodos de acción".