DIEGO DE LANDA nació en Cifuentes de la Alcarría en 1524. A los 17 años tomó los hábitos de la orden de San Francisco en el convento de San Juan de los Reyes, en Toledo, y en 1549 llegó a la Nueva España con la misión evangelizadora de fray Nicolás de Albate. Llegó a la península de Yucatán para iniciar una vida que, por un lado, significó ascensos en la jerarquía de la orden franciscana (abad del convento de Izamal en 1552, custodio de Yucatán en 1556, abad del Convento Mayor de Mérida en l560 y provincial de Yucatán y Guatemala) y, por el otro, una curiosa dicotomía con respecto a su actuación y posterior filiación yucateca.

Sucede que, desde su llegada, Landa se interesó en todo lo referente a la cultura autóctona de la península, y pronto aprendió la lengua maya a la perfección. Sin embargo, como religioso, su espíritu evangelizador estaba muy lejos del verdadero sentido de su misión. Actuó más guiado por los métodos castrenses con sus excesos que por la bondad espiritual. Esto lo llevó a tener enfrentamientos con el alcaide mayor, con el gobernador Velasco de Gijón y con el defensor de los indios Rodrigo de Vivanco. Según el padre Mariano Cuevas, en esta primera época Landa abusó de "medidas irreflexivas y atroces"; lo que provocó su expulsión de Yucatán en 1562, a la llegada de fray Francisco de Toral como primer obispo de aquellas tierras. Toral, un indigenista al estilo de Sahagún, lo denunció ante la Corona por la destrucción de Maní y por otros abusos.

Exiliado en España, Diego de Landa tuvo un giro significativo en su actitud y en su sentir hacia aquel territorio de sus trabajos. Lejos de México, se puso a escribir la Relación de las Cosas de Yucatán, que fue publicada en 1565 y es producto de la nostalgia y recapacitación que le provocó el distanciamiento. Al morir Francisco de Toral, Diego de Landa volvió a Yucatán en 1573 para asumir en remplazo de aquél el cargo de obispo y, como bien lo ha escrito Luis Nicolau D'Olwer, para "ofrecer como expiación de antiguos excesos, el tesoro de su Relación manuscrita. El obispo fue diferente de lo que había sido el provincial ". Fray Diego de Landa murió en Mérida, Yucatán, el 29 de abril de 1579, no sin antes haber impreso la Doctrina Cristiana en lengua maya y haber enmendodo sus antiguos errores.

FONDO 2000 presenta aquí una selección de la Relación de las cosas de Yucatán que retrata a las personas, paisajes, flores y animales de una tierra que terminó por encantar al obispo Landa. Mucho de lo que sabemos del universo maya se debe a la minuciosa memoria y empeñoso manuscrito de Landa, entre los aspectos más interesantes, la interpretación de los jeroglíficos cronológicos los datos acerca de las circunstancias cotidianas y los rituales.