ORIGEN Y FORMACIÓN EN ESPAÑA

Sebastián Ramírez de Fuenleal había nacido en Villaescusa de Haro, en las cercanías de Belmonte, actual provincia de Cuenca, hacia 1490. Emparentado con distinguidas familias, como la de los Ramírez de Arellano, fue sobrino del célebre don Diego Ramírez de Fuenleal, deán y provisor de Granada después de su conquista por los Reyes Católicos y, luego, obispo de Málaga en 1499, embajador en Francia e Inglaterra y asimismo presidente de la Audiencia de Valladolid, por nombramiento de Carlos V.

A esta ciudad vino el joven Sebastián hacia 1506 con el fin de cursar estudios superiores. "En el Colegio de Santa Cruz —como lo refiere Bartholomé Bennassar en su obra sobre Valladolid en el Siglo de Oro—, se impartía una formación privilegiada... Y sólo se recibían entonces veintidós estudiantes..."2 Sebastián hubo de someterse a las pruebas de rigor y, precisamente por sus méritos y capacidad, alcanzó el tan deseado ingreso. Una noticia, que hemos encontrado en papeles inéditos que se conservan hasta hoy en Villaescusa de Haro, nos permite conocer que "fue preferido por sus méritos a don Fernando Valdés, arzobispo que fue después de Sevilla..."3 Y, según la misma fuente, sabemos que el 19 de junio de 1506 tomó la beca de colegial en este nobilísimo Mayor de Santa Cruz.

Varios años permaneció aquí hasta que, probablemente hacia 1514 o 1515, obtuvo en la Universidad de Valladolid el grado de licenciado de ambas borlas, o sea, en derecho canónico y civil. Su estancia en Valladolid, como estudiante dedicado y distinguido, le permitió adentrarse en el ambiente profundamente humanista del renacimineto español. Y es probable que, habiendo cursado también teología, recibiera por esa época las órdenes sacerdotales.

Por otros testimonios consta que en 1516 se trasladó a Sevilla, donde ocupó un puesto en el tribunal de la Inquisición. Desgraciadamente carecemos de noticias acerca de su modo de proceder en ese encargo. Cabe al menos suponer, y quisiéramos poder comprobarlo documentalmente, que don Sebastián, que tan comprensivo se mostró luego respecto del mundo indígena en Santo Domingo y en la Nueva España, debió obrar en Sevilla con parecido criterio de humanista. En otras palabras, nos atrevemos a pensar que allí, donde con tanto rigor había actuado el Santo Oficio, supo él responder con prudencia y benignidad ante el sufrimiento de los que, por diferentes modos de pensar, se veían envueltos en lamentables juicios.

Otra suerte de iniciación en asuntos administrativos y de gobierno la tuvo en 1522 cuando fue nombrado oidor en la Chancillería de Granada. Casi seis años permaneció en esa ciudad, lapso durante el cual pudo conocer cabalmente las formas de organización y los problemas propios de esa importante audiencia pues no llegaba aún a los cuarenta años, don Sebastián gozaba ya entonces de fama de varón prudente, verdadero letrado, a quien podía confiarse cualquier cosa.

 

 

2 Bartholomé Bennassar, Valladolid au Siècle d ' Or, École Prattique des Hautes Études, París, 1967, p. 360.

3 Fray León García Carreño, Compendio histórico de Villaescusa de Haro, obra inédita que se conserva en la biblioteca particular del señor don Francisco Hermosillo, alcalde de la ciudad de Villaescusa en 1968.